La parafimosis en el perro: etiología y tratamiento
Etiología
La parafimosis se describe como la inhabilidad del pene de regresar dentro del prepucio.1
Puede ser congénita o adquirida, resultado de una gran variedad de condiciones:1,2,3
- Coito.
- Trauma (como la fractura del pene).
- Neoplasia.
- Pseudohermafroditismo.
- Hipoplasia prepucial.
- Inversión del orificio prepucial.
- Estenosis del orificio prepucial.
- Hematomas peneanos.
- Balanopostitis crónica.
- Debilidad del músculo retractor del pene.
- Cuerpos extraños que rodeen y constriñan el pene.
- Atrapamiento del pene por un anillo de pelos.
- Priapismo.
- Lesiones neurológicas (como encefalitis o lesiones en discos intervertebrales).4
Sin embargo, el 30% de los casos de parafimosis son idiopáticos.2
Sintomatología
La parafimosis en los perros es una patología frecuente y su manejo es muy importante ya que puede derivar en gangrena y necrosis si el motivo de su aparición no es eliminado.3
La mucosa del pene se suele mostrar eritematosa, seca, inflamada, congestionada, edematosa e isquémica, características que dan origen a dolor, hecho que puede conducir al perro a la automutilación. La cronicidad de la protrusión del pene puede derivar en excoriación y consecuente cornificación de la mucosa, congestión venosa y aumento del edema.1,2 Si sigue persistiendo, la gravedad incrementa notablemente con la trombosis de la vasculatura del pene, ulceración de la mucosa y posterior necrosis.1
Su diagnóstico se basa en la examinación visual de los genitales del perro. En estadios iniciales de parafimosis, el dolor puede ser muy elevado y es recomendable el uso de sedación o anestesia para poder manipular el pene y el prepucio sin provocar mayor malestar. También es importante valorar la extensión de la lesión de la mucosa, la posibilidad de aparición de necrosis y la existencia de compromiso uretral u otras anormalidades urogenitales.1
Tratamiento
El manejo de la parafimosis depende inicialmente de la causa que lo esté provocando.3 La evolución de la enfermedad puede darse en etapas, de forma que el tratamiento también dependerá de la gravedad de cada caso así como de la viabilidad que presente el pene en el momento de examinación.3,5 El objetivo de cualquier tratamiento de parafimosis es reubicar el pene en el prepucio lo antes posible para evitar que los tejidos se vean comprometidos y prevenir también la recurrencia.2
Inicialmente se realiza una delicada limpieza del pene acompañada del desbridamiento del tejido necrótico. Los cuerpos extraños y los anillos de pelo que puedan estar presentes, deberán ser retirados cuidadosamente.1 En los casos en los que el tejido no se vea gravemente comprometido y sea posible, se recomienda recurrir a terapias conservativas como sería la presión digital para introducir el pene en la vaina prepucial.1,4 La aplicación de agentes tópicos como lubricantes o soluciones hiperosmóticas (dextrosa) y el uso de vendajes compresivos fríos favorecen la vasoconstricción del pene y ayudan a reducir el edema y la inflamación, de forma que facilitan su reintroducción. Puede ser necesario agrandar el orificio prepucial mediante una pequeña intervención quirúrgica, conocida como prepuciotomía, para conseguir la recolocación del pene cuando no sea posible manualmente.1,2
Cuando el pene no puede ser reintroducido, o bien regresa a su posición natural pero no es capaz de permanecer dentro del prepucio, existen una gran variedad de intervenciones quirúrgicas que se pueden llevar a cabo.
En los perros que presentan hipoplasia o acortamiento del prepucio, o debilidad del músculo prepucial se recomienda realizar la prepucioplastia para alargar el prepucio o incluso avanzarlo cranealmente.2,6 El avance del prepucio normalmente resulta exitoso cuando la longitud del pene expuesto no supera los 2 cm.
También se puede recurrir a otras técnicas como realizar una pequeña sutura en el orificio prepucial para estrecharlo, en aquellos perros que presenten un orificio demasiado grande, o incluso aplicar técnicas quirúrgicas como la miorrafía del músculo prepucial o la falopexia.2 Esta última técnica, la falopexia, consiste en la creación de una adhesión permanente, mediante una sutura, entre la parte dorsal del cuerpo del pene y la superficie adyacente de la mucosa del prepucio, y evita muchas de las potenciales complicaciones que pueden derivarse de las otras técnicas mencionadas.7
En los casos en que existe neoplasia, un trauma grave, anomalías congénitas o parafimosis crónica, la amputación parcial del pene es una alternativa ampliamente frecuente.1 Cuando se produce necrosis y estrangulación del pene y se compromete el lumen de la uretra, la amputación parcial del pene está indicada como un procedimiento de salvamento.6 Esta opción, a pesar de ser efectiva, es más traumática para los tejidos genitales, necesita de un mayor tiempo quirúrgico y al ser tan drástica tiene poca acogida entre los petparents.7