Sedación en perros: protocolos clínicos
Introducción
En la práctica clínica habitual se dan múltiples situaciones en las que debe procederse a la sedación en perros que acuden a consulta:
- Pacientes que van a ser sometidos a un procedimiento quirúrgico en los que la sedación se emplea como paso previo a la inducción de la anestesia;
- Perros en los que la realización de determinadas técnicas diagnósticas o terapéuticas (p. ej. radiografías, ecografías, colocación/cambio de un vendaje), o incluso un mero examen físico en pacientes no manipulables, hacen necesaria la sedación.
- Cuando la sedación es necesaria como parte del manejo de determinadas enfermedades que provocan dolor en el perro.
Teniendo en cuenta la gran diversidad de condiciones en las que debe recurrirse a la sedación de un perro, ningún fármaco usado de modo individual reunirá los criterios de seguridad y eficacia necesarios para ser considerado de primera elección en todas las situaciones; por lo tanto, en la mayoría de casos se recurrirá a combinaciones de distintos agentes.
Protocolos de sedación en perros
La sedación en perros es un procedimiento seguro, pero no debemos cometer el error de pensar que está exenta de riesgos. Es aconsejable revisar la historia clínica y hacer un examen físico completo antes de administrar cualquier sedante, y, en función de cada caso, puede ser recomendable alguna otra prueba adicional (p. ej. una analítica previa).
Por otra parte, mientras el animal permanece sedado, y hasta su completa recuperación, se aconseja una monitorización adecuada,1 que puede ir desde el simple control de la temperatura y frecuencias cardiaca y respiratoria en perros con riesgo mínimo, a la realización de ECGs, control de la presión arterial y pulsioximetría en pacientes en los que se considere que la sedación entraña un riesgo mayor.
Aunque en ocasiones pueda sedarse un perro empleando un único fármaco, habitualmente se utilizan combinaciones de un derivado fenotiazínico o un agonista α-2 adrenérgico, con un opiáceo, y si se considera necesario un agente anestésico. De este modo se consigue potenciar el efecto buscado, usando dosis más bajas de cada uno de los fármacos comparado con las dosis necesarias cuando se administran por separado, aumentando la seguridad del procedimiento.
Es posible hacer múltiples combinaciones con los distintos agentes de estos grupos farmacológicos (a continuación se presentan algunos ejemplos).2-4 y siempre que sea posible,y aunque los fármacos se administren intramuscularmente, se cateterizará una vena periférica.
Sedación perro joven/adulto sano sin enfermedad preexistente y procedimiento no doloroso o poco doloroso.
- Dexmedetomidina (0,001-0,003 mg/kg ev ó 0,003-0,006 mg/kg im) + butorfanol (0,1-0,3 mg/kg ev ó 0,3-0,5 mg/kg im).
- El butorfanol puede sustituirse por buprenorfina o morfina en caso de procedimientos más dolorosos.
- Si se desea evitar la bradicardia causada por la dexmedetomidina puede usarse acepromacina (0,01-0,03 mg/kg ev ó 0,02-0,05 mg/kg im), pero asumiendo que la acepromacina carece de efecto analgésico.
- Los efectos de la dexmedetomidina pueden revertirse con atipamezol (0,05-0,1 mg/kg im), mientras que los opiáceos se pueden revertir con naloxona (dosis inicial 0,001-0,002 mg/kg ev ó 0,005 mg/kg sbc; hasta 0,01 mg/kg sbc o ev).
Sedación perro geriátrico, con compromiso cardiovascular o disfunción orgánica significativa.
- Butorfanol (0,2-0,3 mg/kg ev) ± midazolam (0,1-0,3 mg/kg ev).
- En función del grado de analgesia deseado, el butorfanol puede sustituirse por fentanilo (0,002-0,005 mg/kg ev) o metadona (0,1-0,2 mg/kg IV).
- Es posible que la utilización de dosis altas de opiáceos produzca bradicardia. Si se considera necesario, administrar atropina (0,01-0,02 mg/kg).
Sedación perro miedoso o agresivo difícilmente manipulable.
- Dexmedetomidina (0,005-0,020 mg/kg im) ± opiáceo (p. ej. butorfanol (0,2-0,5 mg/kg im) ± agente anestésico (p.ej. ketamina (2-5 mg/kg im)
- O bien: midazolam (0,2 mg/kg im) + anestésico (p. ej. alfaxalona (1-3 mg/kg im).
Conclusiones
Existen múltiples protocolos de sedación perros, por lo que el clínico debe seleccionar aquel con el que esté más familiarizado para cada situación concreta. Aunque se trata de procedimientos seguros, es fundamental un examen previo y una monitorización adecuada durante todo el procedimiento hasta que el animal esté completamente recuperado. Además, siempre que sea posible, se cateterizará una vena periférica.
Bibliografía
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