Valoración radiológica de la cardiomegalia en perros
Introducción
En los pacientes con enfermedad cardiaca es fundamental conocer si existe o no cardiomegalia, así como cuáles son las dimensiones de las distintas cámaras cardíacas. Actualmente se considera que la ecocardiografía es la técnica diagnóstica de elección para este propósito. Sin embargo, la necesidad de remitir el paciente a un cardiólogo especialista hace que, cuanto menos inicialmente, el veterinario generalista evalúe la existencia de cardiomegalia en perros cardiópatas a partir de la realización radiografías torácicas.1,2
Estimación radiológica de la cardiomegalia en perros
Durante mucho tiempo la evaluación radiológica de la existencia de cardiomegalia en perros se hacía de modo subjetivo. En general se consideraba que la silueta cardiaca debía ocupar 2,5-3,5 espacios intercostales en una proyección lateral.3 Sin embargo, la escasa precisión de este método llevó al desarrollo de otros más objetivos.
Índice cardíaco vertebral (ICV)
Actualmente la estimación de la existencia de cardiomegalia global se hace en base al cálculo del índice cardiaco vertebral (ICV) o índice de Buchanan. 3
Para determinar el ICV se miden el eje largo (desde el centro del borde ventral de la carina hasta el ápex) y corto (a nivel el punto más ancho de la silueta cardiaca en el tercio central del corazón, y perpendicular al eje largo) del corazón. Estas medidas se suman y el resultado se indexa con la longitud de las vértebras torácicas, empezando a contar desde el borde craneal de T4.3 Inicialmente se propuso que el rango de referencia en perros sanos era 9.7 ± 0.5 vértebras;3 sin embargo, estudios posteriores mostraron que el valor del ICV se afecta por distintos factores, entre ellos la raza del animal, por lo que actualmente se aconseja usar valores adaptados a la raza o en su defecto considerar como normales valores ≤ 10.7.1,4
Esquema lateral del tórax de un perro para calcular el tamaño cardiaco mediante el índice de Buchanan
Índices para valorar la dilatación del atrio izquierdo
Posteriormente, se han propuesto otros índices que permiten estimar de modo más específico si existe una dilatación del atrio izquierdo. Estos incluyen:
Índice vertebral del atrio izquierdo (IVAI)
Para el cálculo del IVAI, en una radiografía lateral de tórax se traza una línea desde el centro del borde ventral de la carina hasta el límite caudal del atrio izquierdo, donde el atrio cruza con el borde dorsal de la vena cava caudal. La longitud de esa línea se compara con el número de unidades vertebrales a partir del borde craneal de T4. En perros sanos el IVAI debe ser < 2,3 vértebras.5
IVAI modificado (IVAIm)
Para mejorar la precisión diagnóstica del IVAI se ha propuesto una modificación (IVAIm), en la que se traza una segunda línea perpendicular a la primera desde el borde distal del atrio izquierdo, sin incluir el orificio de la vena pulmonar. La suma de estas medidas se indexa con la de las vértebras torácicas a partir del borde craneal de T4.4
Cálculo de la dimensión radiográfica del atrio izquierdo (DRAI)4-6
La DRAI se determina trazando la bisectriz del ángulo formado por los ejes cardíacos del ICV, haciéndola llegar hasta el límite dorsal del atrio izquierdo e indexando su longitud como en los métodos anteriores. Se ha propuesto usar valores de corte de 1,7-1,8 para establecer la existencia una dilatación significativa del atrio izquierdo.6
Utilidad clínica de la estimación radiológica de la cardiomegalia en perros
En perros con enfermedad mixomatosa de la válvula mitral se produce un incremento progresivo del ICV a medida que progresa la enfermedad, siendo dicho incremento mucho más rápido en los 6-12 meses anteriores al desarrollo de insuficiencia cardiaca congestiva.2,7 Por lo tanto, la monitorización rutinaria del ICV resulta útil en el diagnóstico y seguimiento de estos pacientes.
Por otra parte, los índices cardíacos permiten estimar con cierta fiabilidad la existencia de una dilatación del atrio o ventrículo izquierdo compatible con estadio B2, y, por tanto, decidir cuándo estaría indicado iniciar tratamiento médico de la enfermedad:8
- Se ha propuesto que en perros asintomáticos un ICV ≤ 10.8 prácticamente excluye la existencia de cardiomegalia significativa, mientras que un ICV > 11,11 ó 11.72 hace muy probable que el paciente sea un B2.
- En cualquier caso, habría que tener en cuenta que algunas razas tienen valores normales de ICV > 10,8, lo que limita el uso generalizado de este valor de corte.2
- Por otra, valores de IVAI ≥ 2,5, IVAIm ≥ 3.4 y DRAI ≥ 1,7 - 1.8 sugieren la existencia de dilatación atrial compatible con estadio B2.1,2,4
- Estos parámetros han mostrado también su utilidad en perros de raza grande con cardiomiopatía dilatada o valvulopatía mitral.9
Conclusiones
La valoración radiológica de la cardiomegalia en perros cardiópatas es parte fundamental de la evaluación de estos pacientes. En cualquier caso, ello no excluye que, además, estos perros sean evaluados ecocardiográficamente. La ecocardiografía permite valorar la existencia de diversas alteraciones (disfunciones valvulares, cambios en los espesores septales o parietales, defectos anatómicos, alteraciones pericárdicas…) no evaluables radiológicamente. En opinión del autor ambas técnicas deben ser consideradas necesarias, complementarias y no excluyentes en cardiología canina.