Granuloma eosinofílico felino: Causas diagnóstico, y tratamiento
Artículo actualizado a 06 de diciembre de 2022
El granuloma eosinofílico felino es una alteración de la piel que suele aparecer en animales jóvenes, menores de 2 años. Afecta fundamentalmente a la cavidad oral, la zona del mentón y los labios, aunque también puede aparecer en la cara posterior de los muslos y entre las almohadillas. De hecho, existen dos formas clínicas: una cutánea y otra oral.
En algunos casos se trata de una condición intermitente y estacional, más común en verano y otoño, probablemente debido a que las lesiones están causadas por una hipersensibilidad a las picaduras de insectos, como indicó un análisis1 de 20 gatos realizado en Nueva Zelanda.
Signos clínicos del granuloma eosinofílico en el gato
El granuloma eosinofílico felino es una lesión inflamatoria de carácter granulomatoso que suele acompañarse de un proceso degenerativo del colágeno. Aunque se trata de una entidad heterogénea desde el punto de vista clínico, presenta un patrón histopatológico similar.2
Como regla general, no suele tratarse de lesiones dolorosas, aunque en algunos casos pueden cursar con prurito. Pueden aparecer lesiones únicas o agrupadas.
- En la forma cutánea se produce una lesión lineal caracterizada por la presencia de pápulas o placa. Suele acompañarse de alopecia y adquiere un color rosáceo o amarillento. Aunque es poco común, también pueden aparecer nódulos o ulceraciones.
- La forma oral cursa con nódulos granulomatosos y de aspecto tumoral que suelen aparecer en la lengua o el paladar blando. En ocasiones puede producirse una falta de pigmentación o adquirir un color amarillento, lo que corresponde con las zonas colagenolíticas. Cuando estas lesiones provocan dolor pueden interferir con la masticación, por lo que terminan causando anorexia. También pueden causar ptialismo y halitosis.
Causas más comunes del granuloma eosinofílico felino
Este tipo de granuloma se caracteriza por un infiltrado de eosinófilos, un tipo de leucocitos proinflamatorios que suelen aparecer como resultado de reacciones alérgicas y parásitos. Su presencia en el foco inflamatorio se debe a la acción quimiotáctica que realizan los parásitos, los microorganismos, los complejos antígeno-anticuerpo y los factores quimiotácticos que liberan los mastocitos. Durante el proceso inflamatorio que tiene lugar en los tejidos, el gránulo del eosinófilo va a liberar una serie de proteínas, entre las que destacan la proteína básica principal y la proteína catiónica, responsables de la lesión colagenolítica que en ocasiones se observa.3 De hecho, en este caso clínico presentado por la Dra. Núñez Grüner,4 se sugiere que se trata más bien de un patrón de reacción mucocutáneo que de una enfermedad propiamente dicha.
Es más común que esa reacción se produzca como resultado de una alergia a la picadura de pulgas y/o mosquitos, aunque también puede deberse a una intolerancia alimentaria, antígenos ambientales o atopia, como indicó un estudio publicado en la revista In Practice.5 Aunque es menos habitual, algunos casos de granuloma eosinofílico felino pueden estar desencadenados por procesos infecciosos o problemas autoinmunes.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en el historial médico del felino, los hallazgos del examen físico, las pruebas de laboratorio, el estudio histopatológico y la respuesta a la terapia.3,6,7
Las pruebas diagnósticas a realizar son:3,6,7
- Evolución tras intentar la eliminación completa de los ectoparásitos.
- Ensayo estricto de exclusión dietética antes de las pruebas de alergia in vitro o in vivo para identificar alérgenos ambientales.
- Frotis por impresión de las lesiones.
- Prueba de alergia intradérmica.
- Diagnóstico dermohistopatológico (que constituye la prueba definitiva).
Para confirmar el diagnóstico y descartar otras causas, se requiere un examen microscópico de los tejidos (citología de un aspirado con aguja o preferiblemente una biopsia). El examen histológico del tejido generalmente mostrará inflamación y ulceración, así como la presencia de una gran cantidad de eosinófilos y áreas multifocales que, a menudo, se presentan rodeadas por un infiltrado granulomatoso. El aspecto histológico es bastante típico, aunque diferenciar entre las diferentes formas puede ser difícil.6
Diagnóstico diferencial
Las lesiones deben diferenciarse de otras enfermedades de la piel como: infecciones fúngicas, bacterianas o virales, tumores de piel u orales, abscesos y otras causas inflamatorias:6,7
- Dermatitis por Herpesvirus
- Virus de la leucemia felina
- Pénfigo foliáceo
- Dermatofitosis
- Demodicosis
- Foliculitis bacteriana
- Carcinoma de células escamosas, adenocarcinoma metastásico y linfosarcoma cutáneo
Tratamiento del granuloma eosinofílico felino
El tratamiento del granuloma eosinofílico en el gato se dirige a eliminar su causa, aunque no siempre es posible detectarla, en cuyo caso será necesario recurrir a una terapia sintomática. El control de las pulgas es el primer paso, ya que cualquier problema cutáneo puede empeorar considerablemente debido a estos parásitos, por lo que está indicada una terapia antiparasitaria.
También se recomienda realizar pruebas de alergia para valorar si es necesario recurrir a la inmunoterapia. Si el problema se debe a una hipersensibilidad alimentaria, es importante elegir una dieta hipoalergénica o gastroenterica como Advance Sensitive, con proteínas de salmón de fácil digestión.
Cuando no se encuentra la causa, o el animal no responde al tratamiento, se prescriben glucocorticoides, un medicamento que los gatos suelen tolerar bastante bien, aunque es preferente administrarlos por vía subcutánea. El más usado es el acetato de metilprednisolona y, en ocasiones, basta una sola inyección. También se puede recurrir a la prednisona, prednisolona o dexametasona.
La mayoría de los gatos responden bien a la monoterapia, pero en algunos casos, cuando se presentan infecciones primarias o secundarias hay que recurrir a los antibióticos. Se suele usar la amoxicilina-ácido clavulánico, trimetoprim-sulfametoxazol y cefadroxilo.
En los casos de atopia se recomienda el uso de antihistamínicos y, si el granuloma cursa de manera crónica o refractaria, se puede recurrir a criocirugía, radioterapia, cirugía o láser, el cual ha demostrado8 su eficacia en el tratamiento de la forma oral.