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    Uveítis en perro: Manifestaciones oculares y perioculares de Leishmaniosis

    Las lesiones oculares son relativamente frecuentes en la leishmaniosis. Analizamos su prevalencia y características clínicas, en especial la uveítis anterior, una de las afecciones más habituales.

    La leishmaniosis, una enfermedad zoonótica que se encuentra muy extendida en todo el mundo, también es endémica en algunas regiones españolas, como indicó un estudio de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid1.

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    Esta enfermedad, causada por el parásito Leishmania infantum, afecta fundamentalmente a los perros y, aunque en algunos casos el animal solo es portador y no desarrolla síntomas, en otros puede sufrir una infección multiorgánica que represente un riesgo vital.

    Más allá de los síntomas cutáneos: Las lesiones oculares

    Entre los diferentes síntomas de la Leishmaniosis sobresalen las afecciones cutáneas. Las lesiones suelen localizarse alrededor de los ojos o pabellones auriculares, aunque también pueden extenderse a otras partes del cuerpo. Generalmente cursan con alopecia, pero en algunos casos se puede apreciar una dermatitis ulcerativa o exfoliativa.

    La prevalencia de las lesiones oculares en la leishmaniosis canina es relativamente alta, aunque no existen muchos estudios al respecto. Tras analizar 95 casos, una investigación publicada en la revista The Veterinary Quarterly2 reveló una incidencia del 42,1 % de lesiones oculares, aunque otro estudio realizado en la Universidad de Nápoles3 con 150 perros reportó una incidencia menor, del 16 %. Las principales afecciones fueron la queratoconjuntivitis, uveítis y panoftalmitis.

    Otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Barcelona4 evaluó a 105 perros que padecían leishmaniosis ocular o periocular. Estos investigadores descubrieron que la manifestación más habitual es la uveítis anterior, aunque también hallaron signos de blefaritis y queratoconjuntivitis, en estos últimos casos las lesiones corneales tenían la apariencia clínica de una episcleroqueratitis granulomatosa. Los perros presentaron además diferentes lesiones en los párpados, como dermatitis seca con alopecia, ulceración cutánea, blefaredema difuso y la formación de granulomas discretos.

    La uveítis en perros asociada a la leishmaniosis

    La uveítis presenta una forma granulomatosa que se caracteriza por la formación de nódulos, fundamentalmente en la superficie del iris. La córnea está menos afectada, pero hay una importante población de amastigotes. La forma de carácter plástico es difusa y tiene un mayor componente inmunomediado. Existe una gran afectación de la córnea y la cámara anterior, predominando un infiltrado linfoplasmocitario.

    Aunque la forma plástica es más difícil de tratar, si se detecta a tiempo no debe dejar secuelas. Sin embargo, la uveítis en perros asociada a la leishmaniosis es más difícil de tratar y puede evolucionar desfavorablemente. Las complicaciones más graves incluyen desde sinequias hasta desprendimiento de retina, glaucoma, atrofia del iris, ceguera o incluso pérdida del ojo, como señaló un análisis publicado en la revista AVEPA5.

    De hecho, el mencionado estudio realizado en la Universidad de Barcelona comprobó que mientras que el 79 % de los perros con lesiones oculares presentaron mejoría con las terapias antiprotozooaria sistémica y anti-inflamatoria tópica, muchos de los casos con uveítis anterior demandaron una terapia tópica a largo plazo.

    Los antiinflamatorios locales pueden mejorar el cuadro ocular y limitar las complicaciones. En los casos más graves es posible que sea necesario recurrir a los corticoides, pero se deben usar con prudencia debido a la afección parasitaria de base. Más allá del tratamiento, es importante aportar una dieta adecuada que minimice los daños, como ADVANCE VET DIETS Urinary Low Purine, que está específicamente formulada para brindar apoyo nutricional al tratamiento médico de perros con este problema.

    Para facilitar el diagnóstico y tratamiento, cuando se analicen las lesiones oculares inflamatorias del segmento anterior y anexos, es importante tener en cuenta la posibilidad de que el paciente tenga leishmaniosis, sobre todo en las zonas endémicas de la enfermedad.

    Olmedo, C. et. Al. (2018) Evolution and spatial analysis of leishmaniasis cases in a rural area bordering a community outbreak in Madrid: 2001-2017. Rev Esp Salud Publica; 92: e201811084.
    Slappendel, R. J. (1988) Canine Leishmaniosis. A review based on 95 cases in The Netherlands. The Veterinary Quarterly; 10: 1-16.
    Ciaramella, P. et. Al. (1997) A retrospective clinical study of canine leishmaniasis in 150 dogs naturally infected by Leishmania infantum. The Veterinary Record; 141(21): 539-543.
    Peña, M. T.; Roura, X. & Davidson, M. G. (2000) Ocular and periocular manifestations of leishmaniasis in dogs: 105 cases (1993-1998). Vet Ophthalmol; 3(1): 35-41.
    Villagrasa, M.; Cascales, M. J. & Bernaez, S. (2002) Manifestaciones oculares en la leishmaniosis canina. Revisión. Rev. AVEPA; 22 (4): 279-285.

     

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