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    ¿Qué hacer ante un gato con ojos llorosos?

    Un gato con ojos llorosos en consulta debería inducir sospecha de la existencia de irritación, inflamación y/o dolor ocular, o bien de un problema de drenaje a nivel del sistema lacrimal.  

     

    Introducción

    Es relativamente frecuente que los propietarios de gatos acudan a la consulta indicando que su gato tiene los ojos llorosos. La presencia de epífora se explica normalmente en base a un aumento en la producción de lágrima que no puede ser reabsorbida en su totalidad por el sistema nasolacrimal, o bien como consecuencia de una obstrucción en algún punto de dicho sistema, que es incapaz de gestionar una producción lacrimal normal. En cualquier caso, se trata de un signo clínico muy inespecífico, porque son múltiples las causas que lo pueden ocasionar.1

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    ¿Por qué mi gato tiene los ojos llorosos? Causas

    Ante esta pregunta por parte de un propietario, deberíamos pensar en la posible existencia de:

    • Procesos que causen irritación o inflamación a nivel ocular. Incluyen, entre otras, las siguientes causas: alergias, conformación facial braquicéfala, conjuntivitis, infecciones por Chlamydia felis, infecciones por herpesvirus felino, irritación corneal, ulceración corneal, distiquiasis, entropión, defectos palpebrales, neoplasias palpebrales, cuerpos extraños, glaucoma y uveítis.1  
    • Enfermedades que afectan al sistema nasolacrimal: pueden causar epífora aquellas afecciones que impiden un drenaje adecuado de la lágrima. Dentro esta categoría habría que diferenciar entre:
      • Malformaciones congénitas: como la atresia de los puntos, de los canalículos lacrimales o del conducto naso-lacrimal, presencia de quistes lacrimales, falta de perforación de los puntos u obstrucción secundaria a un entropión congénito.
      • Obstrucciones de carácter adquirido: normalmente son debidas a cuerpos extraños, dacriocistitis, estenosis post-inflamatoria o post-quirúrgica, infiltración o compresión neoplásica, laceraciones traumáticas o fractura de los huesos del cráneo cercana al conducto naso-lacrimal. 1

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    Evaluación diagnóstica del gato con ojos llorosos

    La evaluación inicial de estos pacientes debe incluir un examen oftalmológico usando algún sistema de magnificación y la realización de test de Schirmer, test de fluoresceína y tonometría.

    Test de Schirmer

    Si muestra una producción lacrimal excesiva, probablemente la epífora sea secundaria a irritación o dolor. Por el contrario, una producción de lágrima normal apunta a un problema obstructivo. En caso de sospecha de una deficiencia cualitativa en la producción lagrimal se indica la realización del test de ruptura del film lacrimal.

    Test de Jones (fluoresceína)

    Se usa para evaluar la patencia del conducto lacrimal, en el que se valora el tránsito de una gota de fluoresceína aplicada en el ojo. El tiempo de tránsito reportado como normal es de 2-840 segundos, pero en animales braquicéfalos (en los que la prueba se considera poco fiable) puede tardar hasta 30 minutos.2

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    El test es positivo si se detecta la aparición de fluoresceína a través del ollar ipsilateral o bien si ésta aparece en la porción caudal de la cavidad bucal.

    El test se considera negativo cuando no se detecta la fluoresceína después de un tiempo prudencial. Un resultado negativo en esta prueba sugiere la presencia de una obstrucción mecánica en algún punto del sistema nasolacrimal.

    En estos casos, el siguiente paso es hacer un flushing naso-lacrimal, para lo que probablemente se requiera sedación. Para ello se canaliza uno de los puntos lagrimales, se ocluye el otro y se inyecta solución salina (mejor si contiene fluoresceína). Si no es posible pasar la solución a través de conducto lacrimal probablemente habrá una obstrucción. 

    Para confirmar la sospecha diagnóstica es necesaria la realización de una dacriocistorrinografía.

    Manejo del gato con ojos llorosos

    El tratamiento de estos pacientes es muy variable y dependerá de la causa subyacente.

    • Así, por ejemplo, en casos severos de infecciones por herpesvirus felino o C. felis se indica la administración de antivirales y antibióticos, respectivamente.4
    • Por otra parte, es posible que diversas alteraciones del sistema nasolacrimal requieran tratamiento quirúrgico.1
    • Casos que no sean muy severos y que no sean consecuencia de procesos irritativos o dolorosos para el ojo, pueden manejarse rasurando la zona y manteniendo una limpieza adecuada.

    Conclusiones

    Desde el punto de vista diagnóstico, la presencia de un gato con ojos llorosos representa un desafío para el veterinario clínico, porque son muchas las potenciales etiologías. En este sentido, tratar de establecer en la visita inicial si el problema es de origen irritativo o de drenaje, ayudará a reducir la lista de diferenciales y a seleccionar las pruebas diagnósticas más adecuadas. Por otra parte, es importante considerar la procedencia y hábitat del gato a la hora de valorar otras posibles causas como herpesvirus o infecciones por C. felis.

    Descarga el informe: Dermatitis atópica canina

    Bibliografía
    • Miller PE. (2013). Lacrimal System. En: Maggs DJ, Miller PE, Ofri R (eds). Slatter’s Fundamentals of Veterinary Ophthalmology 5th ed. Elsevier Saunders: 165-183.
    • Binder D, Herring I. (2010). Evaluation of nasolacrimal fluorescein transit time in ophthalmically normal dogs and nonbrachycephalic cats. Am J Vet Res; 71: 570-574.
    • Thomasy SM, Maggs DJ. (2016) A review of antiviral drugs and other compounds with activity against feline herpesvirus type 1. Vet Ophthalmol; 19: 119-130.
    • Dean R, Harley R, Helps C, et al. (2005). Use of quantitative real-time PCR to monitor the response of Chlamydophila felis infection to doxycycline treatment. J Clin Microbiol; 43: 1858-1864.