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    Creatinina alta en perros¿que hacemos?

    Ante una creatinina alta en perros debe investigarse la posible existencia de una disfunción renal y su severidad.

    Introducción

    En la práctica clínica es habitual encontrar una valor de creatinina alta en perros que acuden a consulta. En concreto, un estudio realizado en un hospital de referencia mostró que en el 11,5% de todos los perros en los que se midió la creatinina por algún motivo, su concentración estaba elevada.1 

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    Normalmente, el incremento en la concentración de creatinina se suele asociar con la existencia de una enfermedad renal; sin embargo, ni todos los perros con enfermedad renal tienen la creatinina alta, ni una creatinina alta en perros implica que exista una nefropatía intrínseca.2,3 Para interpretar correctamente el valor de creatinina en un paciente hay que tener cuenta que determinados factores que pueden influir en el resultado obtenido.

    Interpretación de una concentración de creatinina alta en perros

    La creatinina es una molécula pequeña, procedente de la ciclación del fosfato de creatina y la creatina a nivel del músculo esquelético, que se elimina por filtración glomerular, y que en general, no sufre reabsorción ni secreción tubular (salvo cantidades no significativas en perros macho). Estas características hacen que pueda ser usada como marcador indirecto de la tasa de filtración glomerular (TFG), que es el mejor modo de valorar la función renal global, pero que desafortunadamente no puede ser medida en la práctica clínica habitual.2,3  

    A nivel funcional, la creatinina y la TFG tienen una relación curvilínea inversa, de modo que en estadios iniciales de enfermedad renal, un descenso importante en la TFG no se acompaña de un aumento significativo en la concentración de creatinina, mientras que en estadios avanzados, pequeños cambios en la TFG se asocian a importantes incrementos de la concentración creatinina.2-4 De hecho, tradicionalmente se consideraba que una creatinina alta en perros indicaba que ya se había perdido un 75% de la función renal, lo que convertía a la creatinina en un indicador muy poco sensible de la existencia de enfermedad renal.2,5 Sin embargo, actualmente se sabe que esto no es exactamente así, porque los fenómenos compensatorios que se producen en la enfermedad renal hacen que a los 13 meses de haber sufrido una pérdida repentina del 75% de las nefronas funcionales, el descenso en la TFG sea del 35-60%.3 Un estudio reciente en perros no azotémicos ha demostrado que usando un valor de corte 1,36 mg/dL, la creatinina presenta una sensibilidad/especificidad del 80/89% para detectar una reducción en la TFG  40%. 6

    El valor de la creatinina es usado (junto a otros criterios) para establecer la existencia y clasificar la severidad del daño renal agudo (AKI) y de la enfermedad renal crónica (ERC):

    • Por lo que hace referencia al AKI, el valor de corte está en 1,6 mg/dL cuando otros hallazgos soportan el diagnóstico, pero un incremento en la creatinina ≥ 0.3 mg/dL, (aún dentro del rango de referencia) en un periodo de 48 horas, es diagnóstico de AKI grado 1.
    • En cuanto a la ERC, cuando otras evidencias también soportan el diagnóstico de ERC el valor de corte es 1,4 mg/dL.7  

    Aspectos a tener en cuenta en la medición de la creatinina alta en perros

    1. Hay que tener en cuenta que en el perro la concentración de creatinina tiende a ser más elevada en razas grandes y en animales muy musculados (galgos). Algunos animales sanos con esas características pueden tener concentraciones de creatinina de hasta 2 mg/dL.8
    2. Además, hay que tener en cuenta que se han reportado importantes variaciones en los valores de creatinina en función del método analítico y laboratorio donde se realiza el análisis. Para una misma muestra, esta variación puede llegar a ser de hasta 0,57 mg/dl en animales sanos o ligeramente azotémicos, y de hasta 1,32 mg/dl en animales con azotemia severa. Estas diferencias podrían ser incluso mayores cuando se comparan resultados obtenidos con los analizadores bioquímicos usados en las clínicas.3 
    3. Por otra parte, la creatinina suele ser ligeramente más alta (0.05-0.1 mg/dL) en suero que en plasma. Es importante inspeccionar visualmente el suero/plasma antes de la determinación, porque que la hemólisis podría aumentar el valor de la creatinina según el método analítico usado, mientras que la lipemia e ictericia lo podrían disminuir.4-5
    4. También se sabe que la concentración de creatinina aumenta tras la ingestión de determinados alimentos.
    5. Además, como cualquier otro indicador de TFG, la creatinina aumenta con la deshidratación o en pacientes con obstrucción del flujo de orina, aunque no haya una enfermedad renal intrínseca.3

    Teniendo en cuenta todos estos factores, siempre que se pueda, la creatinina debería medirse en un paciente en ayunas, en suero o plasma, pero siempre en el mismo tipo de muestra, y a ser posible en el mismo analizador y con la misma técnica.

    Conclusiones

    Es frecuente que nos encontremos con creatininas altas en perros que acuden a consulta. Aunque instintivamente en estos casos pensaremos en enfermedad renal, antes de emitir un diagnóstico debemos tener en cuenta si concurre alguno de los factores no-renales que influyen en el valor de la creatinina.

    Una vez hecho esto, es importante valorar los resultados de otros parámetros que pueden estar aumentados en pacientes con enfermedad renal: SDMA, densidad de orina, proteinuria, fosfatemia.

    Si los resultados son discrepantes lo más adecuado es repetir la analítica una vez que el paciente esté estable. En pacientes con AKI, y dependiendo de la severidad, es posible que los valores se normalicen en pocas horas/días; o, por el contrario, que en ese mismo periodo de tiempo la azotemia sea sensiblemente más severa.

    Por el contrario, si sospechamos que el perro presenta un ERC azotémica, salvo que ésta fuera leve y pudiera corregirse con la hidratación, la elevación en la concentración de creatinina persistirá una vez hidratado el paciente.

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    Bibliografía
    1. Babyak JM, Weiner DE , Noubary  F, et al. (2017). Prevalence of elevated serum creatinine concentration in dogs presenting to a Veterinary Academic Medical Center (2010-2014). J Vet Intern Med; 31: 1757-1764. 
    2. Heine R, Lefebvre H. assessment of renal function. In: Elliot J, Grauer F (eds). BSVA Manual of Canine and Feline Nephrology and Urology. British Small Animal Association. Gloucester, 2007:117-125.
    3. Hokamp JA, Nabity MB. (2016). Renal biomarkers in domestic species. Vet Clin Pathol; 45: 28-56.
    4. Yerramilli M, Farace G, Quinn J, et al. (2016). Kidney disease and the nexus of chronic kidney disease and acute kidney injury: the role of novel biomarkers as early and accurate diagnostics. Vet Clin North Am Small Anim Pract; 46: 961-993.
    5.  Relford R, Robertson J, Clements C. (2016). Symmetric dimethylarginine: improving the diagnosis and staging of chronic kidney disease in small animals. Vet Clin North Am Small Anim Pract; 46: 941-960.
    6. McKenna M, Pelligand L, Elliott J, et al. (2020). Relationship between serum iohexol clearance, serum SDMA concentration, and serum creatinine concentration in non-azotemic dogs. J Vet Intern Med; 34:186-194
    7.  http://iris-kidney.com/guidelines/index.html. Último acceso, 12/07/2021.
    8. Craig, J. Seguela, Y. Queau, et al. Redefining the reference interval for plasma creatinine in dogs: effect of age, gender, body weight, and breed. J Vet Intern Med, 2006; 20: 740.