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    Deshidratación en perros: ¿Qué secuelas pueden padecer?

    La deshidratación es un problema relativamente común en los perros que puede tener consecuencias mortales si no se trata a tiempo. Analizamos cómo responde el organismo a la deshidratación y valoramos el uso de los fluidos isotónicos y las soluciones coloides.

    El agua constituye entre el 60 y 70 % del peso corporal total en los perros. De ella, aproximadamente dos tercios corresponde al fluido intracelular y un tercio es fluido extracelular. De este, tres cuartas partes corresponde al fluido intersticial, y la cuarta parte restante al fluido intravascular, según un artículo publicado en la revista Compendium on Continuing Education for the Practising Veterinarian 1.

    En condiciones normales, los cambios en la osmolaridad del medio interno estimulan o disminuyen la secreción de la hormona antidiurética, desencadenando diferentes procesos que conducen a reestablecer el equilibrio hidrosalino, pero cuando este mecanismo no es suficiente se produce la deshidratación, la cual puede representar un grave riesgo para el animal.

    Síntomas y consecuencias de la deshidratación en perros

    Los síntomas de la deshidratación en perros varían según la severidad de la misma, pero, por lo general, un examen físico revelará la gravedad de la deshidratación: ojos hundidos, letargo, debilidad, pérdida de elasticidad de la piel y encías secas. También se constata un aumento de la temperatura corporal y de la tasa respiratoria.

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    A medida que la deshidratación avanza, el volumen de agua en el torrente sanguíneo disminuye, por lo que la tensión arterial baja. Al sistema cardiovascular le resulta más difícil mantener el volumen de sangre que el corazón debe bombear hasta los tejidos y órganos. Como resultado, aumenta la tasa cardíaca, ya que el corazón se ve obligado a bombear con mayor intensidad para mantener el flujo sanguíneo, pero la tensión arterial sigue bajando en consonancia con la reducción del volumen de sangre.

    La deshidratación también afecta la capacidad para controlar la temperatura corporal y, cuando es crónica, aumenta el riesgo de infección. La pérdida de más del 10 % del volumen corporal supone un riesgo considerable de muerte.

    La deshidratación severa puede conducir a fallos multiorgánicos irreversibles debido a la disminución del flujo sanguíneo y la modificación en la capacidad de coagulación sanguínea. Esta etapa se caracteriza por un colapso circulatorio que puede conducir a una insuficiencia renal y hepática. Los riñones y el hígado no pueden cumplir sus funciones detoxificantes y el sistema nervioso se altera, pudiendo generarse un edema cerebral. El cuadro se completa con una necrosis tubular aguda y hepatitis isquémica.

    Tratamiento de la deshidratación

    La fluidoterapia es el tratamiento de elección para la deshidratación. El tratamiento intravenoso es la estrategia más efectiva para administrar líquidos a animales severamente deshidratados y perros de tamaño mediano o grande, ya que permite regular con mayor precisión la tasa de entrega adaptándola a las necesidades cambiantes del paciente.

    Cuando el abordaje intravenoso es imposible, sobre todo en perros pequeños en estado crítico, se puede aplicar una terapia con fluidos intraóseos, como indicó un estudio realizado en la Universidad de Florida2. Cuando se normalice la presión arterial, se pueden administrar los líquidos por vía intravenosa.

    Los fluidos isotónicos tienen la misma osmolaridad que los fluidos extracelulares cristaloides, por lo que son una buena alternativa de rehidratación y mantenimiento. La solución de Ringer lactato, por ejemplo, tiene una concentración de electrolitos similar a la del plasma, por lo que se utiliza tanto en la rehidratación como en el mantenimiento de rutina. Los aniones de lactato pueden ayudar a revertir la acidosis metabólica. No obstante, dado que el bicarbonato derivado del lactato puede promover la alcalosis, no se recomienda si el perro presenta alcalosis respiratoria o metabólica.

    Si el paciente sufre shock hipovolémico y tiene deficiencia de magnesio, se puede considerar el uso de una solución Ringer acetada, pero no se debe emplear en caso de cetoacidosis.

    La solución salina al 0,9 %, por otra parte, es útil para expandir el volumen plasmático y corregir la hiponatremia, por lo que se recomienda para la rehidratación. Con un suplemento de cloruro de potasio se ayuda a tratar la alcalosis metabólica. Una vez que el volumen de plasma se normalice, no se debe usar para el mantenimiento, sobre todo en perros con insuficiencia cardíaca congestiva u otras condiciones que impliquen una restricción de sodio.

    La dextrosa al 2,5 % en solución salina al 0,45 % se utiliza cuando se ha restablecido el equilibrio normal de electrolitos, siendo una alternativa de mantenimiento útil si se complementa con cloruro de potasio. También es el fluido de elección para los pacientes cuya ingesta de sodio está restringida.

    En los casos de shock hipovolémico, se recomiendan soluciones coloides para aumentar el volumen de sangre, ya que gran parte de la solución se retiene dentro del sistema vascular y aumenta la presión osmótica de la sangre por encima de la de los espacios de líquido extravascular.

    El plasma es la solución coloide más utilizada, pero también se puede recurrir a coloides sintéticos como el dextrano, que retardan la formación de rouleaux y la acumulación de glóbulos rojos, mejorando la microcirculación más allá de la simple expansión de volumen.

    No obstante, hay que considerar que pueden provocar coagulopatías debido a la disminución de la función plaquetaria y la formación de coágulos de fibrina alterados. Otros problemas asociados son la insuficiencia renal, anafilaxia y función inmune deprimida. Por eso, a la hora de elegir la fluidoterapia más adecuada, hay que valorar cuidadosamente el caso y las enfermedades concomitantes.

    1.  Tonozzi, C. C. et. Al. (2009) Perfusion versus Hydration: Impact on the fluid therapy plan. Compendium on Continuing Education for the Practising Veterinarian; E1-E14.
     2. Schaer, M. (2005) Fluid Therapy for Critically Ill Dogs and Cats. World Small Animal Veterinary Association World Congress Proceedings. Ciudad de México: México.

     

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