Causas, diagnóstico y tratamiento de la blefaritis en perros.
Etiología y factores de riesgo de la blefaritis en perros
La inflamación de los párpados, también conocida como blefaritis, es un proceso con una etiología múltiple y muy diversa, que debe de ser tratada como una alteración dermatológica. Dicha inflamación se asienta sobre la zona cutánea y no suele afectar a capas internas del ojo.
Las causas de este hallazgo clínico, se pueden dividir en primarias,1 relacionadas directamente con la alteración de las glándulas de Meibomio o las glándulas de Zeiss y Moll; y secundarias, que pueden clasificarse a su vez en:
● Causas infecciosas: donde priman los agentes bacterianos, en concreto Staphylococcus aureus. 2
● Causas inmunomediadas: en enfermedades dermatológicas como lupus o pénfigo, la presencia de blefaritis es notoria. El pénfigo3 de tipo vulgar es la variedad que afecta a las uniones mucocutáneas del paciente donde, además de inflamación, pueden encontrarse diversas lesiones como vesículas, ampollas o collaretes. En el caso del lupus, las alteraciones cutáneas que produce son generalizadas, afectando también a los párpados del perro.4
● Causas parasitarias: por un lado, ectoparásitos5 tales como Sarcoptes scabiei o Demodex canis desencadenan reacciones inflamatorias mediante excavación de galerías en capas profundas de la piel o por alteración de los folículos pilosos, respectivamente. Por otro lado, endoparásitos como por ejemplo Leishmania infantum son capaces de desarrollar lesiones oculares y perioculares6 en los perros, donde el 24.4% de los pacientes con Leishmaniosis padecen las alteraciones citadas.
● Causas fúngicas: donde caben destacar Microsporum canis, Microsporum gypseum, Trichophyton mentagrophytes y Malassezia spp.
● Blefaritis seborreica: asociada al acúmulo de grasa en el cuello cabelludo que se concentra en los párpados.
● Blefaritis por alergia ambiental y/o alimentaria.
● Predisposición genética: existen razas de perros, como los braquicefálicos, que presentan alteraciones cutáneas y se pueden localizar en los párpados dando lugar a blefaritis.
Signos clínicos y diagnóstico
Los signos clínicos que aparecen en los pacientes con blefaritis son numerosos, destacando los procesos de descamación, hiperemia, alopecia y edema, donde se presentan lesiones cutáneas tales como pápulas, máculas, pústulas, prurito, costras y úlceras, que cursan con dolor.7
Como se ha comentado en el apartado anterior, la blefaritis es un proceso multifactorial con causas muy diversas, por lo que es imprescindible la realización de un diagnóstico diferencial para establecer el protocolo terapéutico correspondiente y óptimo.
En primer lugar, el historial clínico del paciente tiene un papel fundamental, de tal manera que la época del año en que se produzca la alteración, así como la localización del hogar y frecuencia de presentación de las lesiones pueden enfocar el diagnóstico del profesional veterinario hacia los trastornos alérgicos y parasitarios.
Para el diagnóstico diferencial8 será necesaria la realización de raspados cutáneos, tricogramas, citologías e histologías dermatológicas. Con estas técnicas se podrá apreciar mediante microscopía la presencia o ausencia de diferentes clases de ectoparásitos, hongos, levaduras y bacterias. No obstante, el resultado negativo de estas pruebas no debe descartar por completo una patología en cuestión, ya que hay casos, como en la sarna sarcóptica, donde el 50-70% de los raspados realizados tienen resultados negativos.
Para descartar otro tipo de patologías se deben emplear técnicas de laboratorio como analíticas sanguíneas, serología para determinados parásitos como Leishmania infantum, y pruebas de alergia con el fin de realizar un diagnóstico diferencial completo.
Tratamiento
El protocolo terapéutico9 varía teniendo en cuenta el gran abanico de etiologías que tiene la blefaritis. Es por ello que el diagnóstico debe ser lo más preciso y exacto posible. Debido a la localización de las lesiones, la mayoría de los medicamentos empleados como tratamiento para la blefaritis será administrado por vía sistémica.
En primer lugar, se deben paliar los signos clínicos mediante el uso de antiinflamatorios y antibióticos de cobertura para evitar infecciones secundarias, teniendo en cuenta que, si se realiza un cultivo bacteriano, habrá que administrar el antibiótico sensible a dicho patógeno.
En casos de pacientes con enfermedades inmunomediadas el uso de corticoterapia será fundamental para su mejoría, instaurando una dosis inicial y haciendo una disminución progresiva en cascada del medicamento.
Por último, el empleo de medicamentos antiparasitarios y antifúngicos, tanto de manera terapéutica como preventiva, sobre todo en el caso de los antiparasitarios, serán necesarios en casos de ectoparasitosis y micosis, así como una higiene exhaustiva del entorno del animal.
Conclusiones
La blefaritis en los perros es una lesión de causa multifactorial y sintomatología variable. Es por ello, que no existe un tratamiento único y se debe realizar un diagnóstico diferencial para hallar la causa originaria del proceso.