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    Anorexia en perros: etiología y protocolo diagnóstico

    Las consultas relacionadas con la anorexia en perros se encuentran entre los motivos más frecuentes de visita al veterinario.1

    Introducción

    El hecho de que un perro deje de comer o coma menos de lo habitual es motivo de preocupación para sus propietarios. La mayoría de casos de anorexia en perros son debidos a una enfermedad subyacente

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    Las consecuencias de esa falta de apetito dependerán de su duración, pero a medida que se prolonga la anorexia, sus efectos negativos son más graves. Por lo tanto, es importante intentar estimular el apetito en estos pacientes.

    Terminología

    En muchas ocasiones se usa el término anorexia para hacer referencia al perro que no come, sin valorar si la falta de ingesta de alimento es total o parcial. Desde un punto de vista estricto, la anorexia hace referencia a la pérdida o falta total de interés por la comida. En aquellos casos en los que el perro si come su dieta habitual, pero lo hace en cantidad inferior a la necesaria para cubrir sus necesidades energéticas, debería hablarse de hiporexia. Por otra parte, la disrexia es el término indicado para hablar del perro que rechaza totalmente su comida habitual, pero ingiere otro tipo de alimentos.2-4

    Tratamiento de la anorexia en perros

    Corregir la causa que la provoca

    Como en otras muchas situaciones clínicas, el tratamiento de la anorexia en perros pasaría por corregir la causa que la provoca. Sin embargo, esto no siempre es posible, bien porque a pesar de hacer un esfuerzo diagnóstico razonable no se identifica la causa, o porque ésta no puede ser corregida. Esta última es la situación más frecuente en la práctica clínica habitual. Cada vez son más los animales que presentan enfermedades crónicas (oncológicas, renales, hepáticas, cardiacas, ortopédicas) que pueden causar anorexia; y al mismo tiempo, la anorexia complica el pronóstico de las mismas. En estos casos corregir la anorexia contribuye a un mejor control de la enfermedad primaria, y por lo tanto, a una mejor evolución del paciente.

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    Favorecer la ingesta

    Las medidas destinadas a favorecer la ingesta de alimento incluyen: 

    • Modificaciones en la dieta
    • Tratamiento farmacológico
    • Alimentación asistida.

    En cualquier caso, antes de poner en práctica estas medidas es importante corregir todas aquellas alteraciones que puedan ser susceptibles de tratamiento y que puedan ser responsables de la anorexia. Esto incluye rehidratar al paciente, corregir posibles desequilibrios electrolíticos, así como controlar el dolor o el vómito cuando sea necesario.

    Modificaciones en la dieta

    • La primera medida para intentar corregir la anorexia en perros es aumentar la palatabilidad de la dieta. Cuanto más apetecible resulte un alimento para el perro, más posible es que lo ingiera:
    • Muchos perros acostumbrados a dietas secas suelen mostrar un mayor interés por la comida húmeda.
    • La utilización de algún tipo de concentrado como aromatizante del alimento, también puede facilitar la ingesta del alimento, pero en función de la enfermedad de base que presente el paciente debe vigilarse que no se esté, por ejemplo, aportando un exceso de sal.
    • Otra opción para mejorar la palatabilidad de la comida podría ser aumentar el porcentaje de grasa o proteína del alimento, pero teniendo siempre en cuenta los posibles efectos negativos de estas medidas en determinadas enfermedades (por ejemplo, un exceso de proteínas en enfermos renales; o exceso de grasa en pacientes con antecedentes de pancreatitis).2
    • Los propietarios de perros anoréxicos suelen intentar alimentar a sus mascotas con dietas caseras. Aunque esta puede ser una opción válida para aumentar el apetito, nunca debería hacerse sin contar con el asesoramiento de un especialista en nutrición a la hora de diseñar la dieta para cada paciente. 

    Alimentación asistida

    Por lo que a la alimentación asistida se refiere, se recomienda empezar con ella cuando un paciente no cubre sus requerimientos energéticos en reposo durante más de 3-5 días y no hay signos de mejora. En cualquier caso, si hay signos evidentes de malnutrición, mala condición corporal, o se espera un deterioro progresivo sin soporte nutricional, debe iniciarse antes.

    En estos casos y en función de la situación clínica y gravedad del paciente y de la predisposición de los propietarios, puede optarse por una sonda nasogástrica o bien por un tubo de esofagostomía, gastrotomía o yeyunostomía.

    Tratamiento farmacológico

    En cuanto al manejo farmacológico de la anorexia en perros, históricamente se han usado diferentes fármacos, si bien ninguno de ellos estaba registrado para esa indicación. Estos fármacos incluyen: diazepam, ciproheptadina, glucocorticoides, maropitant, acetato de megestrol, esteroides anabolizantes, aceite de pescado, cannabinoides, cobalamina o propofol. Aunque con casi todos se ha reportado eficacia puntual, ninguno ha demostrado ser realmente eficaz en grupos de pacientes controlados.4

    • En los últimos años se han investigado los efectos de los inhibidores de la grelina (IGs) en el tratamiento de la anorexia en seres humanos, perros y gatos. Los IGs estimulan el apetito y la liberación de hormona del crecimiento y del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1). La capromorelina (3 mg/kg/24 horas) es un IG que se ha registrado en USA como estimulante de apetito en perros. No se dispone de datos sobre su eficacia cuando se usa durante más de 4 días, pero el aparentemente amplio perfil de seguridad hace que se esté recomendando para uso crónico.4 Actualmente la capromorelina no se comercializa en Europa.
    • La mirtazapina es actualmente el fármaco más usado en el tratamiento de la anorexia en gatos. Se trata de un antidepresivo tetracíclico con actividad antihistamínica, noradrenérgica y serotoninérgica que ha demostrado ser eficaz como estimulante del apetito en esta especie. Desafortunadamente, en el perro parece ser menos eficaz. Las escasas evidencias disponibles parecen indicar que se metaboliza más rápidamente que en el gato, por lo que algunos autores recomiendan que se administre cada 12 horas. Las dosis no están bien establecidas, pero se han recomendado 3,75-30 mg en función del tamaño del paciente.3,4 No existe actualmente en ninguna presentación comercializada en España para ser usada en perro.

    Conclusiones

    La anorexia en perros puede complicar la evolución de diversas enfermedades. Además, impacta muy negativamente en la percepción que los propietarios tienen de la salud de su mascota. Al no disponer de ningún tratamiento farmacológico claramente eficaz, los esfuerzos del clínico deben ir dirigidos a aumentar la palatabilidad de la dieta, y si esto no funciona, recurrir a la alimentación asistida.

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    Bibliografía
    1. Robinson NJ, Dean RS, Cobb M, et al. (2015). Investigating common clinical presentations in first opinion small animal consultations using direct observation. Vet Rec; 176: 463.
    2. Delaney SJ. (2006). Management of anorexia in dogs and cats. Vet Clin North Am Small Anim Pract; 36: 1243-1249.
    3. Forman MA (2017). Anorexia. En Ettinger SP, Feldman EC, Cote E. (eds). Textbook of Veterinary Internal Medicine. 8th ed. Elsevier: 484-489.
    4. Johannes CM, Musser ML. (2019). Anorexia and the Cancer Patient. Vet Clin North Am Small Anim Pract;49: 837-854.