Abordaje a la incontinencia urinaria en gatos
Introducción
La incontinencia urinaria se ha definido como la pérdida involuntaria de orina a través de la uretra. Generalmente se caracteriza por un goteo intermitente o continuo de orina que puede coexistir o no con episodios de micción normal o nocturia. En el gato, la incontinencia urinaria se considera mucho menos frecuente que en el perro, representando el 4-5% de los casos de enfermedad del tracto urinario inferior.1-3 Esto explica que haya muy pocos datos relativos a la etiología, diagnóstico y tratamiento de este proceso comparado con la información disponible en el perro.
En cualquier caso, cuando se presenta, la incontinencia urinaria en gatos puede tener un profundo efecto negativo en la calidad de vida del paciente y del propietario.4 Por ello, es importante que el clínico esté familiarizado con las causas más frecuentes de incontinencia urinaria en gato.
Causas de incontinencia urinaria en el gato
La incontinencia urinaria en el gato puede estar causada por alteraciones congénitas o adquiridas de los uréteres, vejiga de la orina, médula espinal, nervios hipogástrico, pélvico o pudendo, o alteraciones del mecanismo del esfínter uretral.
Teniendo esto en cuenta, la incontinencia urinaria felina puede clasificarse atendiendo a diferentes criterios, como la localización de la lesión, el carácter congénito o adquirido, o según si el origen es neurogénico o no. 3,5
Aunque no hay grandes estudios epidemiológicos sobre las causas de incontinencia urinaria en el gato, se han descrito más de 40 desórdenes congénitos o adquiridos (que afectan a la médula espinal, vejiga de la orina, uretra y tracto reproductor) que pueden ser causa de incontinencia urinaria.3
Algunos autores consideran que en la mayoría de ocasiones la incontinencia urinaria en la especie felina es debida a la presencia de un uréter ectópico o a una incompetencia del esfínter uretral, generalmente de origen congénito y asociada en muchas ocasiones a otras malformaciones del tracto genitourinario.2,6 Sin embargo, en 2 estudios recientes1,3 se ha reportado que la causa más frecuente (40-48%) de incontinencia son las afectaciones de la médula espinal a diversos niveles y con distintos orígenes.
Otras causas de incontinencia incluyen enfermedades de la uretra, vejiga y uréteres.1,3 Curiosamente, un porcentaje importante (34%) de los gatos incluidos en uno de estos estudios1 presentaba incontinencia no neurogénica secundaria a obstrucción uretral, mientras que ningún gato tenía incontinencia por incompetencia del esfínter o uréter ectópico.1
Otro aspecto diferencial entre la incontinencia urinaria entre el gato y el perro es que en el gato la incompetencia del esfínter suele ser de origen congénito, mientras que en el perro suele ser adquirida.3,4 La incontinencia urinaria felina también se ha descrito como secuela (> 9%) tras la realización de una uretrostomía, especialmente en las prepúbicas.7
Diagnóstico
El abordaje diagnóstico inicial en estos pacientes debe incluir una historia clínica completa, examen físico (verificando si la vejiga está vacía o llena, y si es posible el vaciado manual), examen neurológico y urianálisis.
A partir de ahí deben seleccionarse las pruebas de imagen más adecuadas a cada paciente en función de la sospecha etiológica:
- Cistografía: se indicaría para casos en los que se sospeche de alteraciones en la posición, tamaño o forma de la vejiga.
- Ecografía: puede utilizarse en caso de sospecha de masas o cálculos.
- La cistografía y la urografía excretora o tomografía computarizada (TC) pueden usarse en caso de sospecha de uréter ectópico.
- En pacientes con incontinencia de origen neurogénico la radiografía simple (o en su defecto la TC o resonancia) pueden revelar el origen del problema (discoespondilitis, fracturas, estenosis vertebrales...).5
- Generalmente los estudios urodinámicos solo están disponibles en algunos centros de referencia y quedarían reservados para aquellos casos en los que la evaluación anterior no haya permitido establecer un diagnóstico y plan de tratamiento adecuado.
Tratamiento y pronóstico
No existen evidencias muy robustas sobre la eficacia de los diversos tratamientos en la incontinencia urinaria felina, probablemente por su baja prevalencia. En general, se considera que el manejo médico de los casos debidos a una incompetencia del esfínter no es efectivo y la eficacia del manejo quirúrgico es limitada.2,7
Por lo que hace al pronóstico de la enfermedad, se cree que es peor en gatos con desórdenes de la médula espinal que en aquellos en los que la incontinencia es secundaria a un problema de vejiga o uretra.3 De hecho, el pronóstico de los gatos con incontinencia secundaria a obstrucción uretral es bueno siempre y cuando se realice el procedimiento intervencionista adecuado.1
Conclusiones
Además de ser mucho menos frecuente que en el perro, la incontinencia urinaria en el gato presenta algunas particularidades en cuanto a la etiología que la diferencian de la canina. Estas diferencias podrían explicar, al menos en parte, porque los tratamientos médicos rutinarios en el perro no suelen funcionar en el gato. En cualquier caso, antes de plantear a un propietario la falta de un tratamiento eficaz para este problema es importante hacer un buen abordaje diagnóstico, porque, por ejemplo, los pacientes con incontinencia secundaria a obstrucción uretral sí tienen tratamiento y el pronóstico es bueno.