Uso clínico de laxantes para perros
Es importante que el clínico esté familiarizado con los diversos laxantes para perros disponibles en el mercado y con su mecanismo de acción.
Introducción
En la práctica clínica es habitual el uso de laxantes para perros. Aunque su indicación más frecuente es para facilitar el paso de las heces en animales con diversos grados de estreñimiento, también se usan en el tratamiento de otras condiciones como la encefalopatía hepática (lactulosa) o para evitar la absorción de toxinas a nivel gastrointestinal. Además, la administración de laxantes forma parte del protocolo de preparación previo a la realización de una colonoscopia.1,2
Tipos de laxantes para perros
Los laxantes favorecen la evacuación del contenido intestinal mediante la estimulación del transporte de fluidos y electrolitos hacia la luz intestinal y/o aumentando su motilidad. Existen en el mercado diferentes productos con efecto laxante: algunos, se vienen usando en el perro desde hace mucho tiempo (laxantes formadores de volumen, emolientes, lubricantes, laxantes hiperosmóticos y laxantes estimulantes); otros (activadores de los canales de cloro, activadores de guanilato ciclasa, antagonistas de los receptores opioides-μ, agonistas de los receptores de la serotonina (5-HT4) y la neurotrofina-3), son de aparición más reciente, y si bien se usan en el tratamiento del estreñimiento en medicina humana, hay poca información respecto a su eficacia como laxantes en perros.1
Laxantes formadores de volumen
La mayoría de los laxantes formadores de volumen son suplementos dietéticos a base de fibra no digestible (cereales, salvado de trigo, calabaza y psyllium). Estas sustancias aumentan el contenido en agua de las heces, disminuyen el tiempo de tránsito intestinal e incrementan la frecuencia de la defecación.1
En cualquier caso, existen también dietas comerciales con alto contenido en fibra que ejercen esta misma función y que pueden ser una primera opción antes de considerar la administración de ningún suplemento.
Laxantes emolientes
Los laxantes emolientes (docusato sódico y sulfosuccinato -sódico, cálcico o potásico- de dioctilo) son detergentes aniónicos que incrementan la miscibilidad del agua y los lípidos en las heces. Se comercializan para administración oral o en forma de enemas y podrían ser más eficaces en pacientes con estreñimiento agudo que en casos crónicos. En cualquier caso, su eficacia en el perro no ha sido bien evaluada. Al igual que con los anteriores, es importante que estos laxantes se usen en animales bien hidratados.1,3
Laxantes lubricantes
Los lubricantes (aceite de parafina, laurilsulfoacetato sódico o vaselina) impiden la absorción de agua desde el colon y facilitan el paso de las heces. Se consideran beneficiosos sólo en casos de estreñimiento leve.
- El aceite de parafina se recomienda principalmente para administración rectal, por el riesgo de neumonía por aspiración con la administración oral. 1,3
Laxantes osmóticos
Incluyen la lactulosa, sales de magnesio, fosfato sódico, citrato sódico, sorbitol, glicerina, y el polietilenglicol. La lactulosa se considera el más efectivo de los laxantes incluidos en este grupo. Sus efectos son debidos a que su fermentación a nivel digestivo estimula la secreción de fluidos a nivel del colon e incrementa su motilidad.1
- El polietilenglicol se ha usado con frecuencia en la preparación de las colonoscopias, pero hay que tener en cuenta que su aspiración durante la administración puede resultar fatal para el animal.1-3
Laxantes estimulantes
Incluyen una serie de compuestos como el bisacodilo, la fenolftaleína o el aceite de ricino, que estimulan la actividad propulsiva intestinal, y pueden llegar a causar diarrea. Aunque se ha propuesto que este tipo de laxantes podrían ocasionar daño en la estructura superficial de algunas células epiteliales, no hay evidencias de que esto ocurra en los enterocitos o a nivel de las células musculares intestinales.1,3
Lubiprostona
Activa los canales del cloro tipo 2 en la membrana apical de las células epiteliales intestinales. Esta actividad estimula la secreción de cloro, que va seguida de la secreción pasiva de sodio y agua. La distensión intestinal inducida por el aporte de fluidos al intestino aumenta el peristaltismo intestinal, pero la lubiprostona no tiene efecto directo sobre el músculo liso intestinal.1 Todavía hay poca información sobre su eficacia como laxante en perros.4
Linaclotida
Es un agonista de los receptores de la guanilato-ciclasa que actúa como un secretagogo intestinal al tiempo que acelera el tránsito intestinal en pacientes con estreñimiento crónico. En modelos experimentales en ratones, la linaclotida atenúa el reflejo nociceptivo en respuesta a la distensión del colon.1 No hay datos publicados respecto a su uso en perros.
Metilnaltrexona
Es un antagonista de los receptores opioides-μ que no atraviesa la barrera hemato-encefálica y que revierte la inhibición de los nervios entéricos causada por los opioides, aumentando la actividad propulsora y secretora a nivel intestinal. Su indicación principal es en el manejo del estreñimiento causado por opioides.
Alvimopan
Además de los efectos de la metilnaltrexona podría tener un efecto procinético directo, porque se ha demostrado que acelera el tránsito colónico en seres humanos sanos. No hay datos suficientes para recomendar su uso en perros.1
Prucaloprida
Es un agonista de los receptores de la serotonina (5-HT4) que estimula la motilidad colónica proximal, potencia la motilidad gastroduodenal y acelera el vaciado gástrico. Además, puede inducir contracciones peristálticas gigantes.1
Neurotrofina-3
Reduce la absorción de fluidos, por lo que favorece la fluidificación de las heces y facilita la defecación. Además, acelera el tránsito a través del colon. Al igual que ocurre con los fármacos anteriores, no hay actualmente evidencias para recomendar su uso como laxante para perros.1
Conclusiones
Los laxantes son parte importante del manejo del estreñimiento en perros. Entre los distintos productos disponibles el autor suele recurrir a la lactulosa. En cualquier caso, siempre que no exista una contraindicación para ello, como primera opción terapéutica es aconsejable alimentar al perro con una dieta con alto contenido en fibra. Si ello permite un tránsito intestinal normal, el hecho de no tener que recurrir a ningún tratamiento adicional, mejorará el cumplimiento por parte del propietario.