Reproducción en gatos: problemas más frecuentes
Introducción
La gran mayoría de pacientes felinos que se atienden en las consultas veterinarias han sido gonadectomizados. Ello hace que determinadas enfermedades que afectan al tracto reproductor, y que pueden ser relativamente frecuentes en otras especies, lo sean menos en el gato. Por otra parte, enfermedades como la hiperplasia mamaria fibroadenomatosa (HMF), se ven casi de modo exclusivo en la gata. Es importante que el clínico este familiarizado con los trastornos de la reproducción en gatos de aparición más común.
Trastornos de la reproducción en gatos más importantes
Hiperplasia fibroepitelial (HFM)
Es una enfermedad no neoplásica, típica de la especie felina que suele afectar principalmente a gatas jóvenes en estro, pero que puede verse también en gatas gestantes, hembras sometidas a tratamientos prolongados con progestágenos, y más raramente, en machos.
- La hiperplasia suele ser severa y generalmente afecta a todas las mamas, pudiendo causar necrosis, ulceración e infecciones secundarias.
- Se cree que la HMF es consecuencia de una respuesta exagerada a la acción de la progesterona, ya sea endógena y exógena, si bien se han reportado casos esporádicos en machos y hembras esterilizadas sin acceso conocido a progestágenos. En este último caso, debería sospecharse de un posible remanente ovárico.
- El diagnóstico presuntivo de HMF se establece en base la presentación clínica y características de la paciente.
- El tratamiento dependerá de la causa de la enfermedad:
- En caso de administración de progestágenos exógenos, debe suspenderse el tratamiento.
- Si el animal no está esterilizado, debe procederse a ello, bien mediante un abordaje lateral, o por laparotomía media una vez haya remitido la hiperplasia, con tratamiento médico.
- El fármaco de elección para ello es la aglepristona, 10-15 mg/kg, vía subcutánea en los días 1, 2 y 7. Si no está disponible podría considerase el uso de agonistas de la dopamina (cabergolina o bromocriptina).1
Síndrome de remanente ovárico (SRO)
Define la presencia de tejido ovárico funcional en una hembra ovarioectomizada o ovariohisterectomizada.
- Es consecuencia de una extirpación deficiente del ovario durante la cirugía o bien de la revascularización de tejido ovárico dejado accidentalmente en el abdomen durante la cirugía.
- Como consecuencia de ello, las hembras muestran comportamiento de celo periódicamente, lo que obviamente no es aceptado de buen grado por los propietarios.
- Diagnóstico:
- Una citología vaginal típica de estro en una gata esterilizada con signos de celo confirma el diagnóstico.
- Niveles de estradiol séricos > 20 pg/ml en una gata supuestamente en estro también son diagnósticos, pero valores más bajos no permiten excluir esa posibilidad.
- Otros métodos diagnósticos menos empleados se basan en demostrar la existencia de actividad ovárica, administrando hormona liberadora de gonadotropina o alguno de sus análogos.
- De modo más reciente se ha reportado la utilidad de la determinación de los niveles de hormona antimulleriana (HAM) en el diagnóstico del SRO.2
- El tratamiento del SRO consiste en localización y extirpación del tejido ovárico remanente, que generalmente se localiza en el pedículo ovárico o menos frecuentemente en el omento o pared abdominal. No olvidar que el remanente puede ser bilateral, y que la localización del tejido resulta más fácil en diestro o tras la inducción de la ovulación.1
Es relativamente frecuente que el clínico deba determinar si una gata de la que se desconoce si está esterilizada o no, lo está realmente. En estos casos la confirmación del estado reproductivo de la gata puede hacerse a través de la medición de los niveles de hormona luteinizante o determinando la concentración de HAM.1,4
Piometra
Tradicionalmente, se creía que la piometra en la gata era mucho menos frecuente que en la perra debido al carácter inducido de la ovulación en la especie felina. Sin embargo, se ha demostrado que la ovulación espontánea en la gata no es tan rara como se pensaba inicialmente, sobre todo en la raza oriental, que es casualmente de las que presenta una incidencia de piometra más elevada. Actualmente la piometra se considera una enfermedad común en esta especie.
- El cuadro clínico suele ser más leve que en las perras, lo que puede dificultar el diagnóstico.
- La piometra se suele diagnosticar en base a los hallazgos ecográficos y presencia de leucocitosis con desviación izquierda, si bien es posible encontrar hemogramas totalmente normales en algunos casos.
- El tratamiento puede ser médico (prostaglandina F2α, agonistas de la dopamina o antagonistas de los receptores de la progesterona), quirúrgico o combinar ambas opciones. La decisión de tratar de un modo u otro dependerá principalmente del interés reproductivo, condición general de la paciente y riesgo quirúrgico.3
Criptorquidia
La prevalencia de criptorquidia en el gato se considera inferior a la del perro, aunque parece ser que los radgolls estarían más predispuestos que otras razas.
- El criptorquidismo felino suele ser unilateral y afecta por igual a ambos testículos. Por lo que hace a la localización, la más frecuente en estos casos es la inguinal, mientras que, si la criptorquidia es bilateral, los testículos suelen localizarse en el interior de la cavidad abdominal.
- La confirmación del diagnóstico puede hacerse evaluando la presencia de espículas en el pene (desaparecen 6 semanas después de una castración completa), demostrando una marcada elevación en la concentración de testosterona después de administrar gonadotropina o midiendo de los niveles de HAM.4
- Aunque las potenciales consecuencias adversas del criptorquidismo (incremento riesgo de neoplasia y torsión testicular) se consideran muy raras en el gato, se recomienda eliminar estos animales de los programas de reproducción y proceder siempre a la castración bilateral, para evitar que persista el comportamiento de macho no castrado.1
Conclusiones
El hecho de que muchos de los pacientes felinos sean gonadectomizados de modo preventivo no debería hacer que obviáramos las patologías de la reproducción en gatos. Aunque algunas de estas enfermedades las vemos también especie canina debemos tener en cuenta las particularidades de cada especie. No deberíamos olvidar que “un gato no es un perro pequeño”.