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    Invertir en material veterinario: cómo encajar criterio médico y rentabilidad

    En su afán por mejorar la calidad médica y el nivel de servicio, muchos veterinarios deciden invertir en nuevo material veterinario: rayos, ecógrafos, estaciones de analítica, ¿por qué no un TAC? Estas decisiones, cargadas de buena intención e ilusión, a veces van acompañadas de graves errores de planteamiento económico….

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    ¿Cuánto me van a costar los nuevos equipos y qué rentabilidad me van a generar?

    Para mejorar el servicio que se da a los clientes es necesario invertir constantemente en formación y en tecnología. Pero antes de embarcarte en adquirir los nuevos equipamientos veterinarios, tienes que tener claro qué nivel de uso han de tener para que resulten sostenibles y no un lastre para la economía de tu centro.

    ¿Te va a resultar rentable o, cuando menos, sostenible comprar los últimos equipos veterinarios? ¿Será quizás más razonable que remitas los pacientes a un centro de especialidades para que les hagan ciertas pruebas o que, en ocasiones, trabajes con profesionales especializados que se desplacen a tu centro con su propio equipamiento?

    Un criterio de "sentido común financiero" que siguen todas las empresas del mundo: la rotación de activos

    La rotación de los activos es un indicador que te dice cuán eficiente es tu clínica en la utilización de sus inversiones. Es decir, ¿está generando muchas o pocas ventas en proporción a la inversión que tiene realizada en clientes, en inventarios, en máquinas, en instalaciones…?

    Cuanto mayores sean las ventas generadas por una inversión, en este caso la adquisición de equipo veterinario, más rentable será la empresa en su conjunto. De ahí que una compra impulsiva, poco analizada, de un equipo diagnóstico caro que no será intensivamente utilizado sea una de las formas más habituales de lastrar la rentabilidad de una clínica veterinaria.

    Entonces, ¿compro o no compro equipos y material veterinario?

    Vayamos por partes:

    1. Si te planteas comprar un equipo veterinario específico, es porque has notado demanda por parte de tus clientes. ¿Cuántos clientes han necesitado del servicio que les darías con ese nuevo aparato? No digas un número “a boleo”, repasa las fichas de tus pacientes y asegúrate de a cuántos les hubiese hecho falta.
    2. Sigue haciendo números: ¿cuánto vas a facturar a cada cliente si utilizas con su mascota ese nuevo material?
    3. Si ya sabes lo que vas a cobrar por cada ocasión en que utilices el material veterinario nuevo, calcula a cuántos clientes tendrás que facturárselo para como mínimo recuperar tu inversión y obtener una rentabilidad básica.
    4. ¿Está tu equipo de veterinarios implicado y comprometido con esta decisión de inversión? ¿Has compartido con ellos el número mínimo de veces que habrá que usar esta máquina y el precio al que deberá cobrarse el servicio? ¿Lo ven realista?
    5. Encaje estratégico: ¿qué papel juega esta inversión (este equipamiento) en lo que quiere conseguir tu clínica en los próximos años? ¿Por qué lo óptimo es invertir en este material veterinario y no en otro?

    Toma aire, siéntate delante de tu ordenador, abre una página Excel y la base de datos de clientes, y concreta en cifras realistas todo lo que te acabamos de contar. Y, cuando hayas acabado, decide.

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