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    Gestión laboral: las 7 claves de gestión de recursos humanos

    De poco nos servirá dominar los números y su interpretación, si nos olvidamos de las personas que hay detrás de ellos. De hecho, los números son una consecuencia de los comportamientos de las personas. No son un objetivo en sí mismos, sino un medio para comprender mejor lo que está sucediendo. Por ello conviene recordar una serie de normas básicas con respecto a la gestión de personas que los directivos de éxito acostumbran a respetar, que se resumen en estas 7 claves de gestión laboral.

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    1. El elogio en público, la crítica en privado

    Debemos corregir los comportamientos erróneos de nuestros empleados siempre en privado. Pocas cosas desmotivan y generan más resentimiento en un profesional que ser reprendido ante los clientes o los compañeros.

    Por el contrario, debemos aprovechar para reconocer en público los logros y comportamientos adecuados de nuestro equipo. Esto reforzará la autoestima de nuestro equipo y cimentará nuestro liderazgo.

    2. La información es poder: no premiar ni castigar a nuestro equipo con información

    Los empleados del centro veterinario observan detenidamente el comportamiento del propietario y toman cumplida nota de cualquier señal acerca de sus posibles preferencias dentro del equipo. Y la manera en la que se distribuye la información es un potente indicador acerca de estas preferencias.

    Por ello, cualquier noticia importante deber ser transmitida directamente por la dirección del centro a todas las personas afectadas, con el doble objetivo de controlar el mensaje y de demostrar que no hay preferencias a la hora de informar. Las reuniones internas de coordinación son especialmente indicadas

    3. Básico en gestión laboral: cada persona, donde más aporta

    Se suele decir que la empresa con una gestión laboral adecuada es aquella donde cada tarea es asignada a la persona del equipo con menor salario que ética, legal y profesionalmente puede desempeñarla correctamente.

    En otras palabras, ¿por qué tener a los veterinarios contestando el teléfono, tomando temperatura, esperando resultados de pruebas analíticas, o extrayendo muestras de sangre, cuando el personal de apoyo bien formado puede desempeñar estas tareas a menor coste? El auténtico valor añadido de un veterinario está en diagnosticar, en diseñar y proponer tratamientos, y en realizar actos médicos complejos como las cirugías.

    4. No criticar a colegas, clientes o antiguos empleados delante de nuestro equipo

    Hacerlo no dice nada bueno acerca de nosotros, y previene a nuestros empleados acerca de lo que se pueden esperar el día que ya no trabajen para nosotros… Si alguno de nuestros empleados insiste en este comportamiento, debemos reprenderle con corrección pero con firmeza.

    5. Predicar con el ejemplo

    Aunque a menudo no nos percatemos, los empleados observan detalladamente los comportamientos del propietario del centro y tienden a mimetizarlos.

    La personalidad, el estilo y la ética de trabajo del propietario acaban impregnándolo todo en su organización, dando forma a la famosa “cultura de la empresa”. Por tanto, no pretendamos que nuestros empleados hagan determinadas cosas mientras nosotros diariamente les mostramos las contrarias.

    6. Quien mucho abarca, poco aprieta…

    Una de las cosas que más mina la credibilidad de un gestor delante de su equipo es la mala costumbre de iniciar muchos proyectos y no acabar casi ninguno.

    Si cada vez que leemos un artículo o acudimos a un curso de gestión volvemos a la clínica con una idea brillante, convocamos a nuestro equipo para convencerles de la enorme importancia de ponerla en marcha y, al cabo de unas semanas, nos olvidamos de hacer seguimiento… ¿cuál es el mensaje que estamos enviando a nuestro equipo? ¿Qué ocurrirá la próxima vez que intentemos embarcarlos en un proyecto?

    7. Ser generosos con la paternidad de las buenas ideas

    Los mejores en gestión laboral no son aquellos que se inflan a ponerse medallas, son aquellos que consiguen obtener lo mejor de su equipo.

    En algunas ocasiones las buenas ideas realmente partirán espontáneamente de alguna persona de nuestro equipo, en cuyo caso es fundamental que tengamos la sensatez y humildad necesarias para reconocerlo así ante el resto del equipo. Pero en otras muchas ocasiones nuestro reto como gerentes será estimular y encaminar al equipo para genere esas buenas ideas. Si lo hacemos con la suficiente habilidad y sutileza, conseguiremos que por sí mismos adopten y apadrinen ideas que percibirán como propias. Al fin y al cabo, lo importante no es de quién partió la idea, sino que se acabe llevando a cabo…

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