Comportamiento en gatos: ¿qué debemos saber?
Aunque no nos dediquemos específicamente al diagnóstico y tratamiento de alteraciones del comportamiento, como veterinarios clínicos debemos tener una serie de conocimientos sobre los factores de influencia y causales de las conductas, su relación con las enfermedades y las estrategias de tratamiento disponibles para un comportamiento en gatos problemático. Estos conocimientos nos ayudarán a mejorar nuestra práctica clínica, a promover el bienestar de todos los pacientes felinos y a asesorar más adecuadamente a sus familias.
Introducción
El comportamiento en gatos, igual que en otras especies, está controlado e influido por una serie de factores externos e internos que determinarán el inicio y el final de una determinada pauta de conducta:
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Son factores externos, o procedentes del entorno, la información sensorial de los estímulos auditivos, táctiles, visuales y olfativos, percibida gracias a los órganos de los sentidos.
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Por otro lado, los factores internos o propios del animal comprenden el estado de maduración, cambios y activación del sistema nervioso; las fluctuaciones hormonales; y los cambios en el medio interno (temperatura, concentración plasmática de glucosa, etc.).
Además, existe una enorme variabilidad individual en cómo un gato puede responder ante un determinado estímulo en unas determinadas condiciones. Esto es debido fundamentalmente a factores genéticos y de temperamento, así como al aprendizaje (experiencias y percepciones previas).
El estado de salud, por su parte, también puede modificar la conducta del animal; así, por ejemplo, una patología que produzca dolor podría limitar el movimiento o reducir la tolerancia a las interacciones o manipulaciones físicas.
Por último, debemos considerar también como variable de influencia del comportamiento en gatos la edad del animal, ya que a lo largo de la vida se producirán cambios fisiológicos en la interacción con el entorno y en el aprendizaje.
El conocimiento del comportamiento en gatos normal por parte del veterinario va a permitirle:
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Detectar conductas indicativas de enfermedad, manifestadas en la mayoría de los casos como primer o único signo clínico.
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Maximizar el bienestar del gato en el entorno clínico, durante las consultas.
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Promover su bienestar en el entorno doméstico, a través del asesoramiento a los cuidadores.
¿Comportamiento en gatos normal o anormal?
Detección y evaluación de la conducta
Cualquier valoración de comportamiento en gatos requiere el conocimiento de las conductas naturales y propias de la especie, así como de sus necesidades básicas. De esta manera, el veterinario podrá reconocer cuando el comportamiento del gato es anormal, teniendo en cuenta su edad, género, raza, estado reproductivo y entorno social.
En este sentido, aparte del estudio de la etología básica de la especie felina, la consulta de alguna guía científica de referencia, como las directrices de la American Association of Feline Practitioners (2021) o de la International Society of Feline Medicine (2013) pueden ser de mucha utilidad para orientar al veterinario clínico.
En la práctica clínica diaria disponemos de dos posibles fuentes de información en referencia al comportamiento en gatos:
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Nuestra observación
Gracias a ella vamos a obtener información objetiva, y por tanto de mucho valor; no obstante, no siempre podremos realizar observaciones durante las consultas debido al elevado nivel de estrés que suelen experimentar los gatos en el entorno clínico. Por ello, una alternativa útil es el registro audiovisual de las conductas por parte de la familia en su entorno habitual.
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Información procedente de sus cuidadores.
Respecto a la información procedente de los cuidadores, en algunos casos deberemos efectuar un trabajo proactivo para obtener datos; y en otros, los propietarios acudirán a nosotros por quejas o dudas respecto al comportamiento de su gato.
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Trabajo proactivo: será esencial preguntar por cambios de comportamiento observados recientemente o respecto a la última visita; esta información puede ser particularmente relevante en gatos senior, animales con dolor o con enfermedades degenerativas, ya que precisamente en estos casos los signos de enfermedad pueden ser sutiles y pasar inadvertidos por parte de sus propietarios.
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Quejas de los propietarios: En referencia a la segunda circunstancia, es importante recordar que los motivos de consulta en comportamiento no siempre se corresponden con conductas que podríamos considerar patológicas; de hecho, en numerosos casos, la familia acude en busca de ayuda para modificar comportamientos normales, pero que resultan molestos o peligrosos para la convivencia con el gato. Las conductas agresivas o el marcaje urinario son dos ejemplos de ello; aunque se trata de las dos quejas más frecuentes por parte de los propietarios de gato en la consulta de etología, se incluyen en el repertorio de conductas específicas de la especie.
De esta forma, los problemas o quejas de comportamiento en gatos pueden englobar los siguientes casos:
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Comportamientos naturales y adaptativos para el animal, pero indeseados para la familia.
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Respuestas conductuales maladaptativas a un determinado entorno (en general desfavorable o estresante para el gato).
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Conductas indicativas de enfermedad.
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Conductas problemáticas o molestas para la familia debidas a cambios en el estado fisiológico o a la edad del animal.
Valoración del estado de salud
Antes de asumir que una conducta problemática precisará una terapia de reeducación o modificación del comportamiento en gatos, es imprescindible evaluar el estado general de salud del gato, realizando un examen físico completo y las pruebas complementarias que se consideren necesarias en cada caso.
En la circunstancia particular de los gatos de edad avanzada, la revisión de salud debe plantearse también preventivamente, como un procedimiento periódico indicado cada 6 a 12 meses según el caso, donde se lleven a cabo rutinariamente además del examen físico general:
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Hemograma y bioquímica completa.
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Una anamnesis con información detallada acerca de los patrones de comportamiento habituales del gato, sus niveles de actividad diaria, la posible aparición de nuevas conductas o la variación en la frecuencia de conductas preexistentes y se valoren sus necesidades ambientales básicas.
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Detección mediante cuestionarios de conductas sugerentes de disfunción cognitiva.
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La visita debe completarse con la observación del comportamiento por parte del clínico.
Comportamiento en gatos: tratamiento de conductas problemáticas
Los gatos con problemas de comportamiento van a requerir, junto con el tratamiento de las alteraciones médicas concurrentes, la aplicación de una serie de medidas para modificar su conducta.
Estas medidas comprenden:
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Pautas de reeducación y mejora del manejo de los propietarios.
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Técnicas y ejercicios de modificación de conducta.
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Terapias biológicas (fármacos, nutracéuticos, feromonas sintéticas).
El diseño concreto y la prescripción de cada una de las medidas deben ajustarse según la situación particular del paciente; así, por ejemplo, un gato joven con vocalizaciones excesivas puede necesitar solamente la modificación de su entorno y unas pautas básicas de manejo de sus cuidadores, mientras que un animal de edad avanzada con vocalizaciones nocturnas puede requerir los cuatro paquetes de medidas precisando urgentemente una pauta farmacológica.
Conclusiones
El comportamiento en gatos es un asunto complejo que no depende de una única causa.
Su control (inicio y finalización) depende de diversos factores, algunos del propio animal y otros procedentes del entorno. Además, la genética, el temperamento, el aprendizaje, la edad y el estado de salud del gato aportarán un amplio grado de variabilidad entre individuos.
Los veterinarios clínicos deben conocer las bases del comportamiento en gatos, y de esta forma estarán capacitados para identificar y evaluar conductas potencialmente problemáticas para la convivencia con la familia, así como manifestaciones de enfermedad y alteraciones de comportamiento debidas a la edad.
Realizar un trabajo proactivo, indagando en los posibles cambios de conducta del animal a lo largo del tiempo durante las consultas veterinarias, es fundamental para prevenir la aparición y avance de alteraciones médicas crónicas.
Preguntas
¿Cómo se puede tratar un comportamiento anormal en el gato?
Los gatos con problemas de comportamiento van a requerir, junto con el tratamiento de las alteraciones médicas concurrentes, la aplicación de una serie de medidas para modificar su conducta.
Estas medidas comprenden:
- Pautas de reeducación y mejora del manejo de los propietarios.
- Modificación del entorno del gato.
- Técnicas y ejercicios de modificación de conducta.
- Terapias biológicas (fármacos, nutracéuticos, feromonas sintéticas).
El diseño concreto y la prescripción de cada una de las medidas deben ajustarse según la situación particular del paciente.
¿Qué cambios sufre el comportamiento de un gato según su edad?
Durante las etapas de desarrollo del gato el comportamiento experimenta cambios debidos mayoritariamente a la maduración del sistema nervioso, los órganos de los sentidos y la capacidad locomotora del animal. De esta forma, un gatito de 1 mes se moverá e interactuará menos socialmente que un gato de 3 meses de edad, por ejemplo.
Una vez el gato alcanza la edad adulta, en condiciones óptimas deberá manifestar la mayoría de comportamientos de su repertorio como especie.
Los gatos de edad avanzada, por su parte, pueden manifestar cambios de conducta debidos principalmente a la degeneración cognitiva, a enfermedades y al dolor. Entre ellos, encontramos las alteraciones del sueño, cambios en el patrón de actividad, la eliminación inadecuada y las vocalizaciones.
¿Qué enfermedades pueden alterar el comportamiento en gatos?
Cualquier enfermedad que produzca malestar físico, fiebre o dolor puede provocar cambios en el comportamiento del gato; entre ellas son frecuentes las enfermedades endocrinas, las patologías del sistema gastrointestinal, los problemas dermatológicos o urogenitales y la osteoartritis.
Por otro lado, cualquier enfermedad que altere el funcionamiento del sistema nervioso central (como la epilepsia idiopática o los tumores intracraneales) podrá producir alteraciones en estado mental, el nivel de consciencia, la reacción a estímulos, las competencias cognitivas, del aprendizaje, etc.