Coccidiosis en perros: importancia clínica
Introducción
Los coccidios son parásitos intracelulares obligados del tracto intestinal, pertenecientes al orden Eucoccidiorida, en el que se distinguen las familias Eimeriidae, Cryptosporidiidae y Sarcocystidae.
Los géneros que infectan al perro y al gato incluyen Cystoisospora (previamente denominado Isospora), Hammondia, Besnoitia, Sarcocystis, Caryospora, Toxoplasma, Neospora, Cryptosporidium y Cyclospora. Los parásitos del género Cystoisospora que infectan al perro y que pueden ser responsables de la coccidiosis intestinal incluyen C. canis, C. ohioensis, C. burrowsi y C. neorivolta.1,3
Epidemiología
La coccidiosis en perros en una enfermedad de distribución global, cuya prevalencia puede variar, entre otras causas, en función de las condiciones geográficas, edad y entorno en el que viven los animales estudiados.2 En España, diversos estudios han mostrado prevalencias que oscilan entre el 0,6%-10,2%.1 Las ratios de infección son más elevadas en perros mantenidos en colectividades y en condiciones de baja salubridad.3
Las principales vías de transmisión en la especie canina 1,3 son la ruta oro-fecal y la ingestión de comida o agua contaminada con ooquistes de Cystoisospora spp. No hay evidencia de transmisión lactogénica o congénita, y el rol de los hospedadores paraténicos en la infección natural se desconoce.1 En general, la coccidiosis en perros se considera una enfermedad de animales jóvenes; la mayoría se infectan antes de los 4-6 meses de edad y la recurrencia de la enfermedad es rara en perros de más de 1 año de edad.1,3
Cuadro clínico
La coccidiosis en perros puede cursar de modo totalmente asintomático o causar diarrea, que en muchas ocasiones es autolimitante. Sin embargo, en pacientes muy jóvenes o inmunocomprometidos la coccidiosis puede causar diarrea severa, incluso hemorrágica, que lleve a deshidratación y cuadro clínico grave, pudiendo incluso causar la muerte. En cualquier caso, la presencia de protozoos entéricos en las heces no establece una relación causa-efecto con el cuadro clínico, y otras posibilidades deben ser valoradas.2,3 El Pastor Alemán parece tener una susceptibilidad mayor que otras razas al padecimiento de coccidiosis.2 En muchos casos, los signos de enfermedad se manifiestan tras el transporte del animal o asociados a cambios de propietario. 2
Diagnóstico
El diagnóstico de la coccidiosis intestinal está basado en la identificación de ooquistes no esporulados en una flotación fecal. Como la eliminación de ooquistes puede ser errática, en caso de sospecha se recomienda examinar muestras de varios días.2
El único coccidio que se puede identificar con certeza en una flotación fecal debido a su mayor tamaño es C. canis. C ohioensis, C. burrowsi y C. neorivota tienen tamaños muy parecidos y no pueden ser distinguidos unos de otros. En cualquier caso, este hecho no es clínicamente relevante.1-2 La detección de ooquistes de un tamaño aproximado de 10-14 μm sugiere presencia de Hammondia / Toxoplasma / Neospora y la identificación definitiva requiere de PCR.1,2
Tratamiento y prevención de la coccidiosis en perros
Durante mucho tiempo el tratamiento de la coccidiosis se basó en la administración de sulfamidas de acción rápida como sulfadimetoxina o sulfaguainidina, solas o en combinación con trimetroprim. De hecho, esta última combinación era considerada tratamiento de primera elección. Otros fármacos usados en el tratamiento de la coccidiosis incluyen la nitrofurazona, amprolio, quinacrina, espiramicina, toltrazuril, ponazuril, tetraciclinas y roxitromicina.1,2
Actualmente los más usados en base a su eficacia y ausencia de los efectos secundarios ligados al usado de las sulfamidas, son el toltrazuril y el ponazuril.1,2 Además, existe una presentación comercial que incorpora una combinación de emodepsida y toltrazuril con registro para tratamiento de nematodos y coccidios.4
Cuadros persistentes o crónicos
En pacientes en los que la coccidiosis se asocia a cuadros persistentes o de diarrea crónica se debe hacer un esfuerzo para identificar y tratar la inmunosupresión o cualquier enfermedad subyacente asociada. Además del tratamiento específico, en pacientes con cuadros severos puede ser necesario la administración de fluidoterapia o una potencial transfusión de sangre en casos de hemorragia grave. En perras en lactación se aconseja tanto el tratamiento de la madre como el de los cachorros.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que muchos de los fármacos empleados en el tratamiento de la coccidiosis en perros son coccidioestáticos, por lo que en ocasiones puede mantenerse una infección latente. Sin embargo, esto puede llevar al desarrollo de premunición, es decir, una infección crónica persistente de bajo grado que hace al individuo resistente frente al desarrollo de una infección severa, y por tanto, previene la enfermedad clínica.2
Higiene en residencias y criaderos
Como la coccidiosis tiende a ser un problema ligado a condiciones de insalubridad, es muy importante extremar las medidas de higiene en residencias y criaderos. Sin embargo, una vez que un criadero o residencia “limpio” se infecta por la entrada de ooquistes de un animal nuevo, eliminar la infección puede ser difícil.
En estos casos se aconseja:
- Alojar a los animales de modo que se evite la contaminación de los bebederos y comederos, y eliminar las heces diariamente.
- Todos los utensilios deben ser desinfectados con vapor, inmersión en agua hirviendo o amonio cuaternario al 10%.
- Debe limitarse el acceso de los animales a hospedadores intermediarios y extremar el control de insectos y cucarachas que puedan servir de vectores mecánicos de los ooquistes.
- En perras gestantes considerar el uso de coccidioestáticos poco antes o después del parto para evitar la infección de los cachorros.2
Conclusiones
La coccidiosis en perros es una enfermedad que vemos principalmente en cachorros recién adquiridos, generalmente a través de albergues o criaderos con malas condiciones sanitarias. Una de las primeras medidas a tomar cuando un cachorro se presenta con un cuadro de heces blandas o diarrea, es la realización de un análisis coprológico. La desparasitación previa aún habiendo usado un fármaco adecuado, no garantiza la eliminación completa de los coccidios.