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    Clinical Lectures. Etiopatogénesis de la ruptura del ligamento cruzado anterior canino

    El ligamento cruzado anterior tiene importantes funciones a nivel de la articulación de la rodilla. Estabiliza la misma y previene el desplazamiento craneal de la tibia relativo al fémur. Su rotura es una de las patologías caninas a nivel de la rodilla más frecuente, siendo la principal causa de cojera en el perro.

    El ligamento cruzado anterior tiene importantes funciones a nivel de la articulación de la rodilla. Estabiliza la misma y previene el desplazamiento craneal de la tibia relativo al fémur. Su rotura es una de las patologías caninas a nivel de la rodilla más frecuente, siendo la principal causa de cojera en el perro.


    La rotura del ligamento cruzado anterior tiene importantes repercusiones para el perro. Es causa de cojera y además el 50% de los pacientes sufrirán la rotura bilateral a los 6 meses de haber padecido la primera rotura, lo que indica que en la patogénesis de la rotura del ligamento anterior juegan causas sistémicas además de locales. Pero no solo tiene un impacto para el paciente. El impacto económico de la misma es importante, sumando, por ejemplo, 1.3 billones de dólares en Estados Unidos como coste de esta patología. Además, la rotura del ligamento cruzado anterior junto con la enfermedad del ligamento cruzado anterior suponen la primera causa de artrosis en el perro, con todos los gastos económicos e impacto en el paciente que conlleva.

    Hay que distinguir la propia rotura del ligamento cruzado de la enfermedad del ligamento cruzado anterior.  La enfermedad del ligamento cruzado anterior es la degeneración de las fibras de colágeno del ligamento junto a una calidad disminuida de su matriz extracelular, lo que conlleva una pérdida de fuerza resistencia del mismo. Ello conlleva la pérdida de su propiedad biomecánica con una inflamación crónica de la articulación y una debilitación progresiva del ligamento, siendo un precedente de su rotura clínica.

    Así pues, tenemos un estadio previo a la rotura, llamado enfermedad del ligamento cruzado anterior, que es de muy difícil diagnóstico, y posteriormente aparece la ruptura del mismo, que puede ser completa o parcial. En caso de las rupturas parciales, el diagnóstico es difícil dado que la rodilla puede no ser inestable. La evolución es impredecible pudiendo evolucionar a una rotura completa o mantenerse sin ruptura completa pero con grados variables de artrosis e inflamación de la rodilla. En el caso de la ruptura completa la clínica suele ser evidente, en forma de cojera de varios niveles asociando normalmente dolor. La mayoría de las rupturas son no traumáticas, lo que evidencia que es un estadio progresivo de la enfermedad del ligamento cruzado anterior, siendo solo un 20% traumáticas.

    En cuanto a los factores de riesgo, se ha evidenciado mediante estudios que los perros con sobrepeso y mayor peso tienen más tendencia su ruptura.  Sin embargo, existen múltiples factores de riesgo:

    1. Genéticos

    1. Inflamatorios: Enfermedad del ligamento cruzado anterior previa, déficit de vascularización, etc.

    1. Conformacionales: Aquí se incluiría las variaciones de carga y alineamiento que puede producir el peso del perro (lo que hace importante conocer el estado nutricional del perro) la presencia de un genu varum previo, una meseta tibial excesiva…

    Así pues, todos estos factores de riesgo (genéticos, deformidad…) inician una inflamación crónica a nivel del ligamento, presentando éste posteriormente rupturas parciales con estabilidad sobre las que la inflamación prosigue su curso generando derrame articular, debilitamiento del mismo y finalmente una ruptura completa. En todo este ciclo de degradación e inflamación se han identificado múltiples marcadores biológicos como responsables del mismo., Las proteasas, como la MMP21, son enzimas que degradan el colágeno que se han observado incrementadas en la matriz extracelular de ligamentos cruzados con patología.

    Finalmente, en muchos casos, la ruptura del ligamento cruzado anterior puede acabar con una articulación con artrosis e incluso se puede observar la artrosis en fases anteriores a la ruptura,  por lo que vamos a profundizar en la misma para mejorar su manejo y diagnóstico.

    La artrosis u osteoartritis es una enfermedad crónica degenerativa de la articulación que afecta en especial al cartílago articular y el hueso subcondral y  que es el resultado de la alteración previa de la membrana sinovial. La alteración del cartílago articular produce un contacto aberrante entre los huesos que conforman la articulación por lo que se produce una proliferación de hueso nuevo (osteofitos)

    Típicamente la artrosis aparece en un entorno intraarticular hostil creado por artropatías como la artritis inmunomediada, la sinovitis inmune, la sepsis articular y la enfermedad del ligamento cruzado anterior.

    Progresivamente surgen estudios que muestran que se puede iniciar la artrosis en grados incipientes de rotura del ligamento cruzado o incluso durante el periodo de enfermedad del ligamento cruzado anterior, por lo que una monitorización y seguimiento de la articulación es clave para diagnosticar con antelación la presencia de esta complicación.

    Como conclusión, si entendemos la etiopatogenia de la ruptura del ligamento cruzado anterior (proceso crónico y degenerativo inicialmente subclínico en forma de una enfermedad del ligamento cruzado con inflamación crónica que produce lesiones inicialmente parciales conllevando finalmente la ruptura completa) podemos intentar identificar un perfil de paciente en riesgo de sufrirla, indicar medidas preventivas (bajar peso, incremento de la masa muscular…) y realizar un diagnóstico y seguimiento adecuado.

    1. Boland L, Danger R, Cabon Q, Rabillard M, Brouard S, Bouvy B et al. MMP-2 as an early synovial biomarker for cranial cruciate ligament disease in dogs. Veterinary and Comparative Orthopaedics and Traumatology. 2014;27(3):210-215.

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