Cistitis en perros ¿Diagnóstico mediante radiografía o ecografía?
Las infecciones también se clasifican en infecciones simples o complejas, estando éstas últimas asociadas a otras enfermedades o defectos anatómicos. En los perros machos deben considerarse complejas ya que es muy probable que haya una implicación prostática.
La cistitis en concreto es la inflamación de la vejiga urinaria del perro. Puede ser aguda o crónica, y puede producirse en perros de cualquier edad. Aunque la causa principal es una infección vía ascendente a partir de la flora fecal, también pueden proceder del ambiente (por ejemplo, en el caso de los animales hospitalizados) o de las vías reproductoras o urinarias bajas. Como factores predisponentes los hay de tipo estructural (atonía vesical, cálculos urinarios, neoplasias, etc.) y metabólico (diabetes mellitus, quimioterapia, inmunosupresores, etc.) Escherichia coli es el agente uropatógeno más frecuente.
El signo más frecuente de la cistitis en perros será un aumento en la frecuencia miccional con menor cantidad de orina (polaquiuria), en ocasiones acompañada de sangre (hematuria). También es frecuente la micción en sitios inhabituales y la incontinencia.
Detección de la cistitis
En cuanto al diagnóstico, disponemos de diferentes herramientas. Para el diagnóstico, se realizará un análisis y un cultivo de la orina, obteniendo la muestra idealmente mediante cistocentesis. En caso de no ser posible se realizará un sondaje urinario. De forma rápida y económica se puede realizar una tira reactiva de orina, en la cual anormalidades indicativas de infecciones de orina son la sangre oculta y las proteínas. En el sedimento, los hallazgos sugestivos de infección urinaria son la bacteriuria, la piuria y la hematuria, siendo la bacteriuria probablemente el hallazgo más específico.
Hacer una tinción de gram de una muestra de cistocentesis, puede ayudar también en la confirmación de la infección. El cultivo de orina nos permite diagnosticar con certeza el origen infeccioso de la cistitis y tratarla con el antibiótico apropiado. Es de realización obligada si los signos hallados en el sedimento sugieren infección (piuria, bacteriuria), o si el paciente tiene otra patología que le predispone a la infección del tracto urinario (cushing, diabetes mellitus, cálculos urinarios, etc.) La analítica sanguínea muestra poca información a excepción de que haya alguna patología subyacente.
Diagnóstico por imagen
También se pueden solicitar radiografías y ecografías de cara a descartar un problema médico subyacente tal como cálculos urinarios, tumores o defectos congénitos del aparato urinario. La radiografía va a aportar información sobre presencia de cálculos en vías altas o bajas, pero siempre que éstos sean radiopacos, presencia de masas, alteraciones uterinas, etc. Podemos realizar también radiografía con contraste para valorar vías altas (urografía excretora, cada día más en desuso), y vías bajas (cistografía con contraste o doble contraste y uretrogramas retrógrados si se sospecha de lesión uretral), aunque actualmente estas técnicas están en desuso.
La ecografía no obstante, es una técnica diagnóstica mucho más interesante para valorar el tracto urogenital, tratándose de una prueba más sensible para la detección de gas dentro de la vejiga -cistitis enfisematosa- en fase más temprana (si quieres más información sobre el estudio que apoya esta información haz clic aquí).
Esta permite detectar cambios en el tamaño, forma y estructura de los órganos, presencia de cálculos, así como realizar toma de muestras ecoguiadas (cistocentesis, citologías, biopsias).