Antiinflamatorios en perros. Usos y efectos adversos
Introducción
La categoría de los antiinflamatorios incluye una amplia variedad de fármacos cuyo objetivo principal es disminuir la inflamación, el dolor y la fiebre. Los glucocorticoides y los agentes antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son fármacos utilizados muy frecuentemente en la clínica de pequeños animales. Estos fármacos son potentes antiinflamatorios que se usan para tratar una gran variedad de enfermedades. Las principales acciones antiinflamatorias de estas clases de fármacos incluyen la supresión de sustancias proinflamatorias y otros mediadores, lo que influye en las funciones del sistema metabólico e inmunológico.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) suelen tener una acción más fuerte, pero también tienen efectos a corto plazo más negativos para los animales, sobre todo en el caso de los perros. En cambio los glucocorticoides son menos específicos y sus efectos a medio largo plazo pueden ser graves. La farmacología, las indicaciones clínicas y los efectos adversos de cada clase de fármaco se analizan a continuación.
Principales efectos secundarios del uso continuado de los corticoides
Los corticoides son fármacos lipofílicos que penetran en la célula por difusión pasiva. Cuando se unen a su receptor citoplasmático, se dimerizan y pasan al núcleo, donde actúan sobre el ADN e influyen en la regulación génica y otros factores de transcripción. Los glucocorticoides ejercen acciones antiinflamatorias desactivando los genes que codifican citocinas, quimiocinas y otros mediadores de la inflamación, incluidas moléculas de adhesión, péptidos inflamatorios y receptores mediadores.
Los glucocorticoides disminuyen el movimiento y la actividad de los glóbulos blancos y los fibroblastos, además de inhibir la expresión de ciclooxigenasa (COX) -2, citocinas, factores de adhesión celular y liberación de histamina. Según la dosis pueden ser inmunosupresores o antiinflamatorios. No obstante, también producen efectos secundarios indeseados, sobre todo en los tratamientos prolongados, algunos de ellos son:
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Inmunosupresión. Los corticoides inhiben la producción de citoquinas proinflamatorias, moléculas de adhesión e inhiben la COX-2. Además disminuyen la actividad de los macrofagos, disminuyendo así la síntesis de anticuerpos y reduciendo el número de linfocitos T. Por consiguiente, tienen un gran efecto inmunosupresor que, si bien puede ser beneficioso para tratar las patologías inmunomediadas, también puede ser perjudicial ya que predispone al animal a sufrir diferentes tipos de infecciones oportunistas.
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Úlceras gastrointestinales. Uno de los efectos secundarios más comunes de los corticoides, sobre todo cuando se utilizan en dosis altas, son los vómitos, diarrea y úlceras gastrointestinales. Algunos de estos efectos se deben a su acción inhibidora sobre la síntesis de prostaglandinas. Estas prostaglandinas forman parte de los mecanismos que protegen la mucosa del estómago y la parte proximal del duodeno, al inhibir su producción se pueden causar ulceraciones o perforaciones gastroduodenales. No se ha demostrado que la adición de gastroprotectores prevenga su aparición, por lo tanto no se aconseja su uso conjunto de forma rutinaria. Por otra parte, los glucocorticoides no deben usarse al mismo tiempo que los AINEs debido al mayor riesgo de ulceración gastrointestinal.
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Diabetes. Los corticoides tienen un efecto antagonista de la insulina, aumentan la gluconeogénesis e inhiben la utilización periférica de la glucosa, incrementando el depósito de glucógeno a nivel hepático. Ese mecanismo puede generar una hiperglucemia, lo cual puede hacer que algunos animales (sobretodo gatos) desarrollen diabetes mellitus, sobre todo aquellos que ya se encuentran en un estado prediabético. Otros efectos endocrinos: hiperadrenocorticismo iatrogénico, el exceso de cortisol puede provocar síntomas asociados al Síndrome de Cushing (poliuria, polidipsia, alopecia, abdomen péndulo, etc). También se produce una disminución en la producción de hormona tiroidea.
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Problemas cardiovasculares. Debido a que los glucocorticoides pueden afectar la función del músculo cardíaco y causar retención de líquido. Se recomienda su uso con precaución en pacientes con enfermedad cardíaca ya que la insuficiencia cardíaca congestiva es un riesgo potencial, especialmente en gatos.
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Retraso en la cicatrización de heridas/sarcopenia/disminución de la resorción ósea. Los corticoides bloquean el anabolismo proteico y la proliferación de fibroblastos y colágeno, lo cual puede causar atrofia y debilidad muscular, retraso en la cicatrización, disminución de la matriz ósea e inhibición del crecimiento longitudinal de los huesos. Esos mecanismos explican tanto el retraso en el crecimiento de los animales jóvenes como las dificultades en la curación de las heridas. Por eso su uso no se recomienda tras una cirugía o si existe una herida abierta.
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Efectos a nivel renal. Producen un aumento de la tasa de filtración glomerular. Inhibición de la hormona antidiurética lo que produce poliuria y polidipsia. Aumento de la proteinuria. Retención de agua, sodio y cloruro. Aumento en la excreción de potasio y calcio.
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Cambios comportamentales. Los animales tratados con corticoides eran significativamente menos juguetones, se mostraban más nerviosos e inquietos, más temerosos, menos seguros y tendían a evitar personas o situaciones inusuales. Y pueden presentar polifagia.
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Efectos en el hemograma, bioquímica y coagulación. Aumento en el número circulante de neutrófilos maduros, disminución de linfocitos y eosinófilos. Eritrocitosis, trombocitosis e hipercoagulabilidad. Son pacientes más propensos a formar tromboembolismos. Aumento en las enzimas hepáticas especialmente la fosfatasa alcalina en perros.
Principales efectos secundarios del uso de antiinflamatorios no esteroideos
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son un grupo de fármacos que poseen propiedades analgésicas y antiinflamatorias. Estos fármacos se utilizan con frecuencia en medicina veterinaria como antiinflamatorios y analgésicos.
Los AINE son inhibidores variables de COX-1, COX-2, ambos, o COX-3, lo que da como resultado una síntesis reducida de prostaglandinas. Estas moléculas pueden aumentar en estados inflamatorios, pero también tiene una función constitutiva y están involucradas en muchas funciones homeostáticas.
Los efectos adversos de los AINE están asociados a la inhibición de estas funciones constitutivas de COX-1, COX-2 y COX-3, dependiendo del AINE seleccionado se inhiben de forma más o menos selectiva estás moléculas. Algunos inhiben tanto la COX-1 como la COX-2 (aspirina, fenilbutazona, ketoprofeno, flunixin meglumine); mientras que otros preferentemente inhiben COX-2 y en menor medida COX-1 (meloxicam, carprofeno, etodolac, ácido tolfenámico). Otros inhiben selectivamente la COX-2 (deracoxib , firocoxib, robenacoxib). Por último, otros tienen una mayor inhibición de COX-3. Es importante tener en cuenta que los cálculos de dosis para cualquier AINE deben basarse en el peso corporal ideal y no en el peso real en pacientes con sobrepeso u obesidad.
- Úlceras gastrointestinales. Uno de los efectos secundarios más comunes, sobre todo cuando se utilizan en dosis altas, son los vómitos, diarrea y úlceras/perforaciones gastrointestinales. Su mecanismo de acción inhibe parte de los mecanismos protectores de la mucosa gástrica y duodenal. No se ha demostrado que la adición de gastroprotectores prevenga su aparición, por lo tanto no se aconseja su uso conjunto de forma rutinaria. Por otra parte, no deben usarse al mismo tiempo que los glucocorticoides debido al mayor riesgo de ulceración gastrointestinal.
Los AINE no deben administrarse a pacientes con lesión renal aguda o uremia, insuficiencia hepática, deshidratación, hipotensión, afecciones asociadas con bajo "volumen circulante efectivo" . En situaciones hipovolémicas puede producirse una lesión renal secundaria a la administración de AINE como resultado de la inhibición de la síntesis de prostaglandinas que actúan de forma fisiológica protegiendo la funcionalidad renal. Por eso, siempre se recomienda realizar análisis de sangre antes de prescribir la medicación para determinar un punto de comparación inicial, y luego repetirlos de manera periódica. Obviamente, estos medicamentos se deben usar con extrema cautela en los animales que ya presenten patologías del hígado o los riñones. Otros efectos adversos ligados al uso de AINE en medicina veterinaria son: menor capacidad de agregación plaquetaria. Por otra parte, pueden tener efectos adversos sobre el tracto reproductivo y el feto, como la interrupción del parto, defectos en la ovulación e implantación del óvulo en el útero, anomalías vasculares fetales.
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