Anestesiología veterinaria. Fases de la anestesia
Introducción a la anestesiología veterinaria
Existen multitud de fármacos que permiten la anestesiología veterinaria y analgesia adaptadas a cada necesidad en todas las fases del procedimiento.
La anestesia consta de tres fases: inducción, mantenimiento y reanimación. De ellas, las más críticas son la inducción y la reanimación, pues es cuando el paciente está menos monitorizado y se tiene un menor control de la vía aérea. Es en estas fases donde hay una mayor incidencia de complicaciones peri anestésicas.
Por otro lado, es importante prestar atención también a otros factores que van a afectar al desarrollo de la anestesia y a la posterior recuperación:
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La medicación preanestésica, que tiene el objetivo principal de reducir el estrés psicológico y fisiológico en el animal y dar una mayor cobertura analgésica mediante una protocolo multimodal.
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La analgesia local, que permite reducir la dosificación de anestésicos a la mitad, mejora los resultados en cuanto a dolor tras la operación y también posibilita una menor inflamación postoperatoria .
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Las terapias de soporte, como el calor, la administración de fluidos y la ventilación manual o mecánica si aparece apnea o depresión respiratoria.
Inducción anestésica
En la primera fase de la anestesia se utilizan fármacos inductores que pueden combinarse con sedantes o tranquilizantes.
Los más utilizados son:
- Tiopental sódico
- Propofol
- Alfaxalona
- Etomidato
- Ketamina Inhalados como el isoflurano y sevoflurano. Estos fármacos suelen producir estrés y excitación al principio y al final del proceso anestésico, por lo que se usa raramente en la inducción.
Mantenimiento anestésico
Consiste en mantener estable el plano anestésico mientras dura la cirugía. En esta fase se utilizan principalmente agentes inhalatorios.
Fármacos utilizados:
- Inhalados: Isoflurano. Se puede combinar con morfina, petidina o fentanilo para reducir la dosis administrada y minimizar riesgos.
- Intravenosos: Propofol y alfaxalona en infusión continua o bolos repetidos. Para obtener un plano anestésico profundo debe añadirse un opiáceo potente. No se recomienda su uso prolongado (>2 h) en gatos.
- Intramusculares: Ketamina combinada con opioide. Mantiene un plano hipnótico adecuado para la cirugía de 20-30 minutos, por lo que puede ser suficiente para inducir y mantener la anestesia en un procedimiento sencillo o exploratorio. Si este tiempo no es suficiente, puede utilizarse un fármaco inhalado, o bien administrar una segunda dosis intramuscular de la combinación de ketamina utilizada para la inducción (no superior al 50% de la dosis inicial).
Recuperación anestésica
El proceso de recuperación dependerá de los fármacos administrados durante la anestesia. En caso de haber utilizado anestésicos inhalados, el vaporizador debe cerrarse al final de la intervención. Se mantendrá la vía venosa y aérea del animal hasta que recupere el reflejo de tragar, momento en el cual se procederá a extubar.
El uso de fármacos antagonistas debería restringirse únicamente a animales que tarden en reanimar (indicativo de una posible sobredosificación), ya que pueden provocar despertares bruscos y disfóricos. De hecho, la tendencia es a intentar cada vez despertares más progresivos y lentos, utilizando para ello si es necesario de sedantes como las benzodiacepinas o los antagonistas a2.
Tras esta fase, es importante también pensar en las opciones para conseguir una analgesia efectiva tras la intervención.
Referencias