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    Vacuna tetravalente en perros. Contra qué protege

     La vacuna tetravalente en perros es un fármaco empleado con frecuencia dentro de las consultas veterinarias de rutina, siendo imprescindible conocer los motivos y la importancia de la administración, y las propiedades de este medicamento para las mascotas.

    La importancia de la vacunación

    Al igual que en medicina humana, un aspecto fundamental de la medicina veterinaria es la aplicación de vacunas para la protección de las mascotas frente a las enfermedades infecciosas más relevantes de estos animales, debido a sus altas capacidades de infección y permanencia en el medio ambiente, y alta tasa de mortalidad.

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    No obstante, la instauración de una buena inmunidad en el animal no está solamente enfocada a la protección del mismo, si no que se relaciona estrechamente con el estado de la Salud Pública. Existen enfermedades que pueden ser transmitidas a los seres humanos, tales como la leptospirosis y la rabia, que deben de ser controladas en los propios animales que la expanden, como es el caso de los perros.

    Vacuna tetravalente: enfermedades que protege

    La vacuna tetravalente se compone de cuatro enfermedades importantes de alto riesgo en el animal:

    Parvovirosis

    Dentro de las distintas cepas que se conocen sobre este agente vírico, la que posee una mayor importancia y produce el cuadro clínico característico de la enfermedad es la CPV-2, ya que tiene una alta capacidad de replicación y de difusión, sobre todo en cachorros.

    La cepa mencionada del virus tiene una resistencia en el medio ambiente muy alta, empleando como fuentes de infección las heces, la orina, el vómito y la saliva de animal infectado, siendo el contacto directo de un perro con estos fluidos la causa de la infección, provocando una inmunodeficiencia en el animal infectado.

    El resultado de esta alteración de la inmunidad es la aparición de signos clínicos de enteritis y diarrea con sangre de olor característico, pudiendo desarrollar el animal infectado una miocarditis y coagulación intravascular diseminada y, por consiguiente, la muerte.

    Moquillo

    Esta enfermedad producida por un morbilivirus que tiene una transmisión horizontal por vía aerógena y contacto directo o indirecto con las secreciones y vías respiratorias del animal portador, obteniendo un cuadro clínico característico de esta enfermedad relacionada con signos tanto respiratorios como signos neurológicos, provocando la muerte en los cachorros inmunodeprimidos.

    Hepatitis infecciosa canina

    Dentro de las enfermedades infecciosas de los perros cabe destacar a la familia Adenoviridae, pudiendo distinguir el adenovirus tipo I, desencadenante de la hepatitis infecciosa canina, y el adenovirus tipo II, precursor de la enfermedad de la tos de las perreras.

    La transmisión de este agente se produce a través de la ingestión o inhalación por vía oro-nasal de los fluidos contaminados con el virus, tales como orina o saliva, debido a su alta resistencia en el ambiente, siendo posible la transmisión a través de la ingestión de heces contaminadas procedentes de un perro enfermo.

    Las principales alteraciones que cursan con esta enfermedad son las de coagulación y respiración, presencia de cuadro clínico gastrointestinal con vómitos y diarrea con sangre.

    Leptospirosis

    Se trata de una enfermedad desencadenada por una bacteria de la familia Leptospira  que cuenta con 9 serotipos patógenos. Los cachorros y perros jóvenes son susceptibles a desarrollar la enfermedad, al igual que las personas.

    Su capacidad de transmitirse de un animal a otro abarca desde la ingestión de orina de un animal infectado, así como aguas estancadas o alimento contaminados, o el contacto cutáneo o venéreo con dichos fluidos, presentando un cuadro clínico inespecífico que afecta tanto al riñón como al hígado y a los factores de coagulación de la sangre.

    Inmunidad y alimentación

    Para instaurar una buena inmunidad en el animal joven se debe, en primer lugar, desarrollar y aplicar un buen protocolo de vacunación según el caso que se presente en la clínica veterinaria rutinaria, intentando en la medida de lo posible finalizar con todas las vacunas a las 16 semanas de edad del animal.

    La inmunidad puede verse afectada, tanto en aspecto positivo como en negativo, por la alimentación que tenga el animal durante su madurez, eligiendo los nucleótidos adecuados y suplementando los alimentos comerciales con inmunoglobulinas plasmáticas y prebióticos.

    Conclusión

    La administración de la vacuna tetravalente en perros protege al animal de las enfermedades más importantes tales como parvovirus, moquillo canino, hepatitis infecciosa canina y leptospirosis, siendo necesario implantar un buen protocolo de vacunación en el animal y un aporte nutricional óptimo.

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