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Utero, Neoplasia
ETIOLOGÍA: Los tumores de útero son raros en las perras y en las gatas. Los más importantes son los leiomiomas (80-90% de los casos), los leiomiosarcomas (ocurren con más frecuencia en las perras) y los adenocarcinomas (más frecuentes en las gatas). Los demás tumores son mucho más infrecuentes. Los tumores de cérvix son todavía menos frecuentes que los de útero, pero se comportan y se tratan como los de útero. PRONÓSTICO: En los leiomiomas es bueno. En los leiomiosarcomas suele ser bueno porque en el momento del diagnóstico es posible que no se hayan instaurado las metástasis. En el caso de los adenocarcinomas felinos el pronóstico es muy malo, porque en el momento del diagnóstico suele haber metástasis en diferentes órganos. SÍNTOMAS: Normalmente pasan desapercibidos y son hallazgos en la ovariohisterectomía o en la necropsia. Pueden presentar flujo vaginal y si su tamaño es muy importante pueden producir sintomatología de masa abdominal con compresión sobre el recto o sobre el tracto urinario. Es fácil que la presencia de una neoplasia de útero o de cérvix provoque una piómetra y se diagnostique por la sintomatología de la piómetra. En el caso de los adenocarcinomas uterinos felinos, la sintomatología es más severa y pueden presentar flujo vaginal hemorrágico o purulento, poliuria/polidipsia, distensión abdominal, etc. TRATAMIENTO: El tratamiento en los leiomiomas es la histerectomía y nada más. Los leiomiosarcomas suelen responder bien a la histerectomía porque suelen metastatizar muy tarde en su evolución, aunque pueden usarse protocolos de tratamiento quimioterápico con doxorrubicina. En el caso de los adenocarcinomas felinos uterinos, el tratamiento tiene que ser quirúrgico, pero debe usarse siempre un tratamiento quimioterápico con doxorrubicina, ya que la evolución del tumor es mucho más agresiva y es fácil que mestatatice.