Terapia con perros, signos de estrés y cómo solucionarlo
El estrés es una respuesta automática y adaptativa del organismo ante cualquier situación que nos provoque una emoción y pueda suponer una amenaza. Esta respuesta automática e involuntaria es la responsable de la adaptación del organismo para las exigencias de un ambiente cambiante. El estrés pone en marcha los mecanismos de huida o de lucha, disminuye los umbrales del miedo y de frustración y como consecuencia las conductas agresivas en el perro.
¿Cómo identificamos el estrés en el perro?
El estrés en el perro de forma puntual y de intensidad moderada no tiene por qué ser siempre perjudicial. Cuando los niveles de estrés son excesivos o reiterados es cuando vamos a empezar a identificar los síntomas de que el estrés se está cronificando y afectar a nuestro animal. En ese momento se desencadenan alteraciones fisiológicas, emocionales y de conducta, tales como ansiedad, depresión, huida, agresividad...
Así pues, los síntomas que vamos a evidenciar serán: gruñir cuando alguien se acerca a tocarlo, pérdida de apetito, bostezos y jadeos, pérdida de pelo, diarrea, vómitos, lamerse compulsivamente, estornudos, pupilas dilatadas, lloriqueos, vocalización excesiva, patas sudorosas, rascarse, disminución de la actividad, problemas en la piel o miedos irracionales. Como podemos observar, los signos son bastante inespecíficos, por lo que hay que analizar la situación en conjunto para llegar a un correcto diagnóstico. No hay que tomas los síntomas de forma individual, sino ver el conjunto de los mismos para objetivar que no están causados por una alteración orgánica subyacente, sino de forma secundaria al estrés continuado.
En caso de que el estrés se agrave, se agravarán los síntomas llegando a estar descrita en perros con elevado estrés una mayor prevalencia de enfermedades infecciosas.
¿Cómo podemos tratar el estrés?
Lo fundamental es observar e identificar qué agentes /o situaciones causan estrés en nuestro perro. En la convivencia diaria dependerá del tipo de vínculo y relación que tengamos con él, de la actividad mental y física que realice, de miedos adquiridos o heredados del perro, etc.
Además, se tiene que corregir/mejorar el vínculo entre el perro y el propietario, con una mejor comunicación. En ese sentido, os recomendamos conocer más sobre el vínculo entre el animal y su propietario así como la guía del adoptante de cara a mejorar este punto.
Otras medidas dentro del tratamiento serán: Optimizar los paseos, establecimiento de rutinas, revisar e incrementar el ejercicio físico del perro, reducir los movimientos bruscos en la vivienda y siempre bajo la supervisión de un profesional completar los tratamientos dietéticos y las terapias que se requieran para ayudar al perro a superar su situación actual.
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