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    Piometra

    ETIOLOGÍA: Tiene lugar al instaurarse una infección ascendente oportunista en un útero con una hiperplasia endometrial, quística. Suele darse en animales a partir de los 8 años de edad, aunque también en animales más jóvenes, sobre todo si han recibido terapias de estrógenos o progestágenos. Es más frecuente en la perra que en la gata, quizás porque la gata necesita ser montada para ovular y empezar la fase progesterónica del ciclo, o quizás porque las gatas se ovariohisterectomizan más rutinariamente que las perras y es una patología que entonces se observa menos. Un dato a tener en cuenta es que la infección es secundaria y oportunista, y que lo verdaderamente importante y que explica la difícil curación con medicación sola es la modificación del endometrio.

    PRONÓSTICO: Dependiendo de la gravedad del proceso, con el tratamiento quirúrgico, tiene un buen pronóstico. En casos de septicemia o peritonitis por rotura de la matriz, el pronóst ico será reservado. Una complicación de la piómetra relativamente frecuente es la rotura de la matriz, con lo que se instaura una peritonitis en toda regla. La terapia antibiótica debe continuarse al menos 10 días después de la cirugía. En los casos de terapia médica en perras y con el cuello de la matriz abierto, la remisión de los signos se calcula en un 90 % y de éstas un 90 % son fértiles. En el caso de la gata y con el cuello de la matriz abierto, la remisión se calcula en un 100% y con un 80% de fertilidad. En los casos de terapia médica en perras con el cuello de matriz cerrado, la remisión de los signos se calcula en torno al 40-50%, aunque de éstas se calcula que serán fértiles el 100%. Hay que tener en cuenta que hay grandes posibilidades de que la piómetra recidive en una perra o gata tratada con prostaglandinas.

    SÍNTOMAS: Los signos son variados y suelen aparecer a partir de las 4 semanas de haber tenido el celo. Cuando el cuello de la matriz está abierto, se produce una descarga mucosa vaginal de cualquier tipo (mucohemorrágico, mucoso, mucopurulento, etc.). A veces, en algunas hembras, esta descarga es el único signo clínico. También suelen observarse signos sistémicos como la fiebre, depresión, letargia, inapetencia, poliuria/polidipsia (por la diabetes insípida nefrogénica de origen seguramente tóxico-bacteriano), vómitos, diarreas, etc. Cuando el cuello de la matriz está cerrado, puede producirse una distensión abdominal y un cuadro mucho más severo que el anterior con inestabilidad, azotemia prerrenal, deshidratación, shock, coma, etc. En estos casos, y dependiendo de la gravedad del proceso, puede presentarse hipertermia o hipotermia.

    TRATAMIENTO: El tratamiento de elección debe ser quirúrgico con una ovariohisterectomía. Previamente a la cirugía hay que valorar bien al animal y según su estado debemos restablecer la normalidad con una terapia de soporte, como puede ser la fluidoterapia, antibióticos de amplio espectro, etc. En los casos en que no se quiera realizar la cirugía o el animal tenga un gran valor reproductivo, se puede usar la terapia con prostaglandinas F2, las cuales producen un aumento de la contractibilidad uterina, relajación del cuello del útero y la inhibición de la tasa de progesterona. La terapia médica no debe usarse en animales muy mayores ( 8 ó 9 años) o muy debilitados, con el cérvix cerrado (peligro de reventar la matriz) o con una gestación en uno de los cuernos uterinos (es muy abortiva). La dosis es 0,1-0,25 mg/kg/12-24 h durante 3-5 días (hasta que el útero se ha vaciado). Como es lógico, debe tratarse también con antibióticos adecuados de amplio espectro.