Lo más comentado en el congreso AMVAC 2016
Pancreatitis canina vs. pancreatitis felina (M.D. Willard y S. Little)
Por un lado, Michael D. Willard en su ponencia "Pancreatitis canina. Lo que no está descrito en los libros", hizo un repaso de las dificultades diagnósticas en la pancreatitis canina y terminó con algunas recomendaciones en el tratamiento:
- El mejor diagnóstico se basa en una analítica alterada (leucograma inflamatorio y lipasa y amilasa incrementadas) junto a una radiografía o ecografía abdominal. Si la imagen es compatible con inflamación aguda pancreática, conviene medir la cPLI para confirmar.
- El marcador más específico es la cPLI (muy sensible: 80-85%, puede dar falsos negativos)
- Hemograma y bioquímica pueden no ayudar al diagnóstico
- La sensibilidad de la ecografía abdominal se sitúa entorno al 40-65%
- En caso de una obstrucción pancreática no es recomendable hacer una cirugía, ya que en 3-4 semanas debería mejorar.
- El tratamiento contempla una dieta baja en grasas (intentar evitar la vía parenteral en lo posible), fluidos, analgésicos, antieméticos y no antibióticos.
Por otro lado, la ponente Susan Little remarcó las principales diferencias entre las pancreatitis de un animal y el otro, centrándose en las características de la enfermedad en felinos su presentación "Pancreatitis. ¡Los gatos no son perros pequeños!":
- A diferencia del perro, en gatos la pancreatitis no está asociada a hiperlipidemia, obesidad ni a una dieta alta en grasas.
- Frecuentemente se ve asociada a IBD, colangitis, diabetes mellitus y deficiencia de vitamina B12.
- En la evaluación de gatos sospechosos de pancreatitis, prestar atención a un aumento del colesterol y a una hipocalcemia (es poco común, pero indicador de mal pronóstico).
- La fPLI es la enzima más sensible y específica de inflamación pancreática (aunque no es útil en pancreatitis leves y pierde sensibilidad cuando es crónica).
- La suplementación con cobalamina (B12) está indicada en gatos con pancreatitis e hipocobalaminemia.
Diarreas caninas (C. Villaverde, M.D. Willard)
La Dra. Cecilia Villaverde remarcó que en los pacientes caninos con enfermedad inflamatoria intestinal (IBD) existen 3 estrategias dietéticas posibles a seguir:
1. Dietas altamente digestibles: contienen ingredientes de alta calidad y son bajas en fibra. Su contenido proteico es adecuado para el mantenimiento en el adulto. Contienen nutrientes potencialmente beneficiosos, como fibra prebiótica, ácidos grasos de cadena media, glutamina y ácidos grasos omega-3. Existen algunas de estas dietas también bajas en grasa para su consumo a largo plazo en aquellos pacientes con tendencia a ganar peso o con problemas de malabsorción de las grasas.
2. Dietas de ingredientes poco comunes o de proteína hidrolizada: los ingredientes noveles incluyen proteína de caballo, de conejo, de pescado, de pato o de huevo, y también tapioca, patata, batata, cebada, quínoa y guisante.
3. Dietas altas en fibra: adecuadas en IBD de intestino grueso.
La Dra. Villaverde, en otra de sus ponencias habló sobre las Reacciones adversas al alimento (RAA), donde destacó que incluyen tanto intolerancias como hipersensibilidades, que éstas no son distinguibles por su clínica, e hizo hincapié en su diagnóstico y tratamiento:
- Intolerancias e hipersensibilidades se tratan evitando el ingrediente responsable.
- El diagnóstico es vía dieta de eliminación (8 semanas si hay signos cutáneos; 2-3 semanas si hay signos intestinales).
- Se recomienda utilizar dietas veterinarias para asegurar la exclusión de los ingredientes alérgenos y que no hay contaminaciones de la línea de producción. Se pueden emplear en el tratamiento a largo plazo porque son completas.
- Ingredientes causantes de RAA: vaca, lácteos, trigo (en perros), y pescado (en gatos). Desde 2016 se incluye el pollo también en perros.
Tras 3 intensos días de debates en medicina veterinaria y nutrición, el congreso cerró sus puertas con una edición llena de éxitos. Una cita obligada también para el año que viene.