Lipidosis hepática en gatos: por qué debe preocuparnos
La lipidosis hepática en gatos, como se puede llegar a entender por su nombre, consiste en la acumulación excesiva de grasa en el hígado. Es un proceso patológico que altera la funcionalidad hepática y que puede resultar letal si no se trata adecuadamente.
Esta patología es más frecuente de lo que se pueda pensar y se da casi siempre en gatos. De hecho, es considerada la enfermedad hepatobiliar más diagnosticada en gatos. especialmente en gatos obesos, ya que pueden tener mayor potencial de movilizar grasa y peor capacidad para procesarla.
Entendiendo la lipidosis hepática en gatos
La causa primaria de la lipidosis hepática es un balance energético negativo, normalmente provocado por la anorexia del gato, lo que acaba comportando el uso de los depósitos de grasa, llegando a saturar el hígado. La aparición de la lipidosis puede variar bastante entre diferentes gatos, pudiendo ir desde 2 días sin comer hasta 14 días.
Se pueden distinguir dos tipos de lipidosis hepática: la primaria y la secundaria:
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La primaria ocurre en gatos sanos que dejan de comer, ya sea por escasez de alimento, porque no les gusta o porque están estresados.
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La secundaria en cambio, la anorexia es causada debido a otra enfermedad subyacente. Esta última es la forma predominante de lipidosis hepática en gatos y algunas de las enfermedades más comunes que la pueden provocar son la diabetes, el hipertiroidismo, una pancreatitis o hepatitis y algunas enfermedades gastrointestinales entre otras.
Los principales síntomas de la enfermedad son letargia, vómito, falta de apetito, diarrea, ictericia y pérdida de peso.
El diagnóstico se suele dar mediante análisis de sangre y pruebas de imagen (principalmente ecografía), pruebas en las que se suele ver una elevación de enzimas hepáticas, sobre todo fosfatasa alcalina; y una alteración visual del hígado.
El diagnóstico definitivo, sin embargo, debería ser por punción y aspiración con aguja fina.
Tratamiento y manejo nutricional de la lipidosis hepática en gatos
El tratamiento suele basarse en una combinación de terapia de soporte, medicación y nutrición. A veces, la hospitalización es necesaria para poder controlar correctamente al paciente. El éxito del tratamiento depende en gran parte de la precocidad del diagnóstico, así como un manejo de la enfermedad subyacente si la hay. En este artículo nos centraremos sobre todo en el manejo nutricional de la lipidosis hepática.
La deshidratación, el balance energético negativo, el desbalance electrolítico y la malnutrición son los principales aspectos a tratar en el manejo nutricional, haciendo que este sea una parte esencial en el tratamiento de esta patología.
Cuando se cubren los aspectos anteriormente mencionados, se libera la presión sobre el hígado, permitiendo que este empiece a recuperarse. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que puede haber requerimientos específicos según la enfermedad subyacente, en el caso que la lipidosis hepática sea secundaria.
Fluidoterapia
Al principio, puede que sea necesario corregir la deshidratación y el desbalance electrolítico mediante fluidoterapia enriquecida con electrolitos y vitaminas, ya que la anorexia y los vómitos pueden provocar deficiencias en potasio, tiamina y vitamina K.
Dieta
Respecto a la dieta, es recomendable una dieta calórica, alta en proteínas (30-40% de la energía metabolizable), moderada en grasa (50% de la energía) y baja en carbohidratos, para tratar de minimizar el estado catabólico del animal, ya que más allá de un empeoramiento de la condición corporal, la pérdida de masa muscular puede ser una gran losa para el animal.
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Es importante empezar cuanto antes con la alimentación del animal para revertir la situación. Los primeros días, después de estabilizar el animal, como el gato probablemente aún no ingiera voluntariamente la dieta, es recomendable sondar al animal (sonda esofágica normalmente) para la administración de la dieta, aunque debe hacerse de forma progresiva y con varias tomas al día para evitar vómitos y complicaciones.
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La sonda se podrá retirar en cuanto el animal ingiera los requerimientos diarios por sí mismo.
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Alimentar forzadamente vía oral al animal o el empleo de estimulantes del apetito está desaconsejado, ya que puede estresarse el paciente o causar complicaciones, empeorando su recuperación.
Conclusión
En resumen, la lipidosis hepática felina es una enfermedad grave que hay que tener muy en cuenta cuando un gato empieza a mostrar un episodio de anorexia. Se debe tratar rápidamente y en la mayoría de los casos requerirá de nutrición enteral por sonda para revertir la situación.
Preguntas
¿Por qué los gatos son más susceptibles a sufrir lipidosis hepática?
A diferencia de otros animales, los gatos no son tan eficaces en metabolizar y eliminar grandes cantidades de grasa de su hígado. Además, las enfermedades que suelen ir asociadas a la lipidosis hepática se suelen dar sobre todo en esta especie, como el hipertiroidismo o la diabetes.
También es cierto que cada gato tiene una susceptibilidad diferente; se especula que los gatos afectados podrían tener menores cantidades en sus hepatocitos de las organelas que participan en la metabolización y oxidación de grasas. Además, la deficiencia en la dieta de proteína y carnitina podría también hacer más vulnerables a esos gatos.
¿Qué alimento debo dar a un gato que padece lipidosis hepática?
La dieta más recomendable ha de ser alta en densidad energética y proteínas, evitando, sin embargo, un excesivo contenido de grasa. Hay que procurar, también, estimular la ingestión de agua para prevenir la deshidratación. Por eso, el formato de dieta húmeda puede ser interesante, ya que puede resultar más apetecible, mejora la ingesta total de agua, y su formulación suele ser alta en proteína.
¿Cómo debo administrar el alimento a un gato con lipidosis hepática?
Mientras el gato está ingresado, si la anorexia persiste, debería alimentarse por sonda, tratando de alcanzar los requerimientos energéticos en reposo de forma progresiva. La alimentación oral forzada, el uso de estimulantes del apetito y la sobrealimentación (por encima de la de reposo) están desaconsejados, ya que pueden empeorar su condición.
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