Filariosis
ETIOLOGÍA: Es una enfermedad cardiopulmonar, complicada a veces con alteraciones hepáticas y renales y que está causada por un parásito llamado Dirofilaria immitis. Este parásito se transmite mediante vectores mosquitos y es un problema endémico en numerosas partes del mundo como EE.UU., Australia, Japón, Africa, etc. La presencia de la enfermedad en Europa y en particular en España es limitada, dándose casos de dirofilariosis sobre todo en Andalucía, Canarias y Madrid. Los hospedadores primarios del parásito y su principal reservorio son los cánidos domésticos y los salvajes. Puede también parasitar al gato, si bien éste es mucho más resistente a la infección. El ciclo evolutivo del parásito comienza con las microfilarias (MF) circulando en la sangre periférica del animal, son succionadas por las hembras de diferentes clases de mosquitos (Aedes, Culex, etc.). En el interior del mosquito evoluciona a una forma de larva infectiva (tercer estadio o L3), se dirige a su probocis en unos 12-40 días (dependiendo de la temperatura externa) y penetra en otro animal por mediación de la picadura de la hembra del mosquito. En el interior del hospedador definitivo migra a través de los tejidos y madura al quinto estadio larval (joven adulto) en unos 70-90 días. Estas larvas vuelven a la circulación sanguínea por penetración en el sistema venoso, embolizando las arterias pulmonares y madurando a formas adultas que liberan microfilarias en aproximadamente 6 meses y medio después de la infección, con lo que el ciclo evolutivo se ha completado. Ya sea por la presencia de formas adultas en el torrente venoso y cámaras cardíacas, como por la presencia y destrucción de las microfilarias o por la actuación de los mecanismos autoinmunes, se producen alteraciones muy severas del sistema vascular pulmonar (sobre todo hipertensión pulmonar), alteraciones graves en el corazón (sobre todo insuficiencia cardíaca congestiva derecha por hipertrofia ventricular derecha), alteraciones graves del parénquima pulmonar (sobre todo por la presencia de las MF), alteraciones graves hepáticas (sobre todo por la presencia de muchas formas adultas en la vena cava caudal) y alteraciones graves sobre el glomérulo renal (sobre todo por la actuación de mecanismos inmunitarios) que provocan una glomerulonefritis.
PRONÓSTICO: El pronóstico de la filariosis es muy variable según el grado de infestación, la localización de los parásitos y las lesiones vasculares, pulmonares y sistémicas que se puedan haber producido. El pronóstico es muy grave en el síndrome de oclusión de la vena cava a no ser que se realice la extracción quirúrgica de los parásitos. La aparición de la melarsomina mejorará el pronóstico de los animales con filariosis, debido a su mayor eficacia en la eliminación de los parásitos adultos y la ausencia de toxicidad al tejido perivascular y de hepatotoxicidad.
SÍNTOMAS: La enfermedad puede ser muy grave, aunque si el animal está poco parasitado, puede pasar desapercibida clínicamente durante bastante tiempo. Poco a poco la sintomatología va aumentando. Los perros presentan signos de enfermedad cardiopulmonar crónica: - Tos no productiva. - Intolerancia al esfuerzo. - Síncopes y muertes súbitas. - Ascitis, efusión pleural. - Palidez de mucosas, etc. También pueden presentar una sintomatología aguda de insuficiencia hepática relacionada con la oclusión de la vena cava caudal: - Anorexia. - Depresión, letargia, debilidad. - Hemoglobinuria, bilirrubinuria, etc. Cuando sucede en los gatos, los síntomas no son tan claros como en el caso de los perros y se limitan a tener signos compatibles con enfermedad cardíaca y algún signo neurológico.
TRATAMIENTO: En el tratamiento de la filariosis adquiere especial importancia su prevención en los animales sanos, en aquellas zonas endémicas para esta enfermedad. Previamente al inicio de un tratamiento preventivo debe realizarse un test ELISA de detección del antígeno para diferenciar aquellos animales sanos de los que pudieran ser asintomáticos. El tratamiento más utilizado aquí es la ivermectina (Cardotek) a dosis 6 a 12 mcg/kg administrada mensualmente durante los meses en los cuales la transmisión es posible (variable según cada zona geográfica), frecuentemente los meses de primavera y verano. La otra alternativa, en EE.UU, es el tratamiento con la milbemicina, otro macrólido, también administrada mensualmente a dosis de 0,5 a 1 mcg/kg PO. La eficacia de ambos tratamientos en la prevención de la filariosis es muy buena. Otra alternativa es el uso de la distilcarbamazina pero es menos eficaz y debe realizarse previamente un test para la detección de microfilarias ya que no debe administrarse en animales con microfilarias circulantes. La prevención de la filariosis en la especie felina puede realizarse con ivermectina usando dosis cuatro veces superiores que en el perro o bien con milbemicina a dosis iguales que en el perro. El tratamiento adulticida tradicional de los animales con filariosis se basa en la administración de tiacetarsamida, derivado arsenical, en una solución al 1% a dosis de 2,2 mg/kg c/12h durante dos días por vía IV tanto en el perro como en el gato. Esta sustancia es tóxica para los tejidos perivasculares en caso de extravasación durante su administración y en ocasiones puede provocar necrosis hepatocelular. La eficacia no es total y, en ocasiones, no es capaz de eliminar todos los parásitos, especialmente las hembras. Recientemente en algunos pa