Fiebre del Shar pei: del corvejón al riñón
Introducción
La fiebre del Shar Pei se conoce desde hace más de 30 años, pero sigue siendo un trastorno cuya etiopatogenia no está totalmente aclarada.1 Parece claro que se trata de una enfermedad genética y que sigue un modelo de presentación autosómico recesivo.
Se ha reportado que en EEUU puede afectar hasta un 23% de los animales de esa raza.2 A pesar del nombre de la enfermedad y de que los episodios febriles son característicos de la misma, recientemente se ha propuesto que la fiebre es solo un parte del conjunto de manifestaciones clínicas de lo que se ha venido a considerar un síndrome con el nombre de enfermedad autoinflamatoria del Shar Pei, y que puede cursar con artritis, dermatitis, otitis y amiloidosis sistémica.3
Etiopatogenia de la fiebre del Shar Pei
Los síndromes de fiebre periódica hereditaria se caracterizan por episodios de fiebre recurrente e inflamación sin mecanismo patogénico o causa autoinmune conocida.
En el Shar Pei se ha hallado una mutación que vincula los episodios de fiebre recurrente con la selección del fenotipo “arrugado” en esta raza. Las “arrugas” características de estos animales son consecuencia del depósito excesivo de ácido hialurónico (AH) en la piel.4 El AH se puede comportar como una molécula proinflamatoria y actuar como desencadenante del proceso.4
Cuadro clínico
La enfermedad se caracteriza por periodos cortos (12-48 horas) de accesos recurrentes de fiebre (normalmente en animales jóvenes), acompañada de inflamación de las articulaciones, especialmente la tibiotarsal (esto hizo que en su día también se denominara síndrome de los corvejones hinchados).1,4
Los perros afectados tienen una mayor predisposición a desarrollar una amiloidosis sistémica reactiva, que afecta principalmente a los riñones, pero sin olvidar que el depósito amiloide puede también encontrarse en hígado, bazo, páncreas, glándulas adrenales, tiroides, próstata, miocardio, ganglios linfáticos y tracto gastrointestinal.2 Por ello, los signos asociados a la amiloidosis dependerán del órgano afectado. En el caso de la amiloidosis renal los más frecuentes son anorexia, letargia, pérdida de peso, poliuria/polidipsia, vómito y ocasionalmente diarrea.2,5 Aunque los animales con amiloidosis renal pueden ser presentados a consulta con un síndrome nefrótico, esto no parece ocurrir en los Shar Pei.2
Diagnóstico
Puede hacerse un diagnóstico presuntivo en base a la presencia de fiebre recurrente sin causa que lo justifique en un perro de raza Shar Pei. En cuanto al diagnóstico de la amiloidosis, a nivel clínico puede sospecharse a partir de la presencia de proteinuria renal patológica severa (cuantificada mediante el cálculo de la ratio proteína/creatinina en orina), si bien el diagnóstico definitivo requiere biopsia renal.5
Desafortunadamente, y al contrario de lo que ocurre en otras razas, en el Shar Pei el material amiloide se deposita preferentemente en la médula renal (donde no hay glomérulos) y menos a nivel cortical. Esto explica que estos animales presenten proteinurias menos marcadas (o incluso que algunos perros sean no proteinúricos) que perros de otras razas con amiloidosis estrictamente glomerular.2 En algunos casos esto podría dificultar el diagnóstico in vivo de la amiloidosis, porque las biopsias de médula renal están desaconsejadas por el riesgo de hemorragia grave.6 En cualquier caso, la biopsia de la corteza renal ha demostrado su utilidad en el diagnóstico de la amiloidosis renal en el Shar Pei.2
El abordaje diagnóstico en estos pacientes puede mostrar hipertensión arterial sistémica, anemia de moderada a severa, hipoalbuminemia, azotemia e hiperfosfatemia, así como isostenuria y tendencia a la hipercoagulabilidad.2,7 Todo ello como consecuencia de la progresión de la enfermedad hacia una enfermedad renal crónica en estadio terminal. Por lo tanto, la presencia y severidad de estas alteraciones dependerá del momento del diagnóstico.
Tratamiento
- Los episodios de fiebre son tratados normalmente con antiinflamatorios no esteroideos,1 habiéndose reportado una respuesta muy rápida con el metamizol.4
- En cuanto al manejo de la amiloidosis, por una parte, se indica tratamiento para el control de la proteinuria y de otras alteraciones asociadas al daño renal; y por otra, tratamiento para intentar reducir la severidad del depósito amiloide.
- El tratamiento antiproteinúrico se basa en la administración de inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina II o antagonistas de los receptores tipo 1 de la angiotensina II, dieta renal y, ácido acetilsalicílico o clopidogrel para intentar evitar el desarrollo de tromboembolismo.7
- Para el control del depósito amiloide se ha recomendado tratamiento con colchicina (0,025-0,03 mg/kg/12 horas, dosis máxima 0,6 mg), así como el dimetilsulfóxido (90 mg/kg, vía oral 3 veces a la semana o vía subcutánea diluido ¼ en suero salino).
- La colchicina podría ser más eficaz en los estadios iniciales de la enfermedad. Los efectos secundarios asociados a su uso son de tipo gastrointestinal.
- Por otra parte, el dimetilsulfóxido puede causar náuseas, olor a ajo y opacidad del cristalino (en uso crónico). Se desaconseja su administración endovenosa porque puede causar hemoglobinuria por hemólisis, inflamación perivascular y trombosis.
En cualquier caso, los beneficios a largo plazo de estos tratamientos necesitan ser aclarados.1,5,6 Otros fármacos ensayados en pacientes humanos no bien evaluados en veterinaria incluyen: antagonistas de los receptores de la IL-1, alfa-bloqueantes del TNF, eprodisato y clorambucilo.5 En general, el pronóstico de la enfermedad una vez que los animales son llevados a consulta con signos de enfermedad renal es malo.2
Conclusiones
La presencia de episodios de fiebre recurrente en perros de raza Shar Pei debe inducir al clínico a sospechar la posible existencia de enfermedad autoinflamatoria del Shar Pei. En estos pacientes puede ser útil un abordaje diagnóstico más completo para valorar la existencia de amiloidosis renal. Un diagnóstico precoz podría contribuir a ralentizar la progresión de la enfermedad.