Ecodoppler color: aplicación en el diagnóstico cardiológico
Introducción
La ecocardiografía está considerada como la técnica de elección para evaluar la estructura y función cardiaca.1 Desde las primeras ecografías en modo M realizadas en medicina humana en los años 50 hasta la ecocardiografía 4D, se han producido múltiples avances tecnológicos que han hecho posible que muchas de estas técnicas sean cada vez más accesibles no solo para cardiólogos especialistas, sino también para veterinarios generalistas con interés en la ecografía como técnica diagnóstica.
La ecodoppler color se utiliza en medicina veterinaria desde 1986, si bien en aquellos años estaba al alcance de muy pocos. En 1998 era definida como “una sofisticada modalidad de ultrasonidos que permite representar información relativa a la existencia del flujo sanguíneo y su velocidad sobre una imagen ecográfica en modo bidimensional (BD)”.2 Para un uso adecuado de esta técnica es importante conocer en que se basa y cuales son sus aplicaciones en cardiología veterinaria.
Principios de la ecodoppler color
La ecodoppler color se rige por los mismos principios básicos que otras modalidades ecográficas, es decir, la emisión de ondas sonoras de alta frecuencia desde los cristales piezoeléctricos alojados en el transductor, que viajan a través de las estructuras internas del organismo, y que tras interaccionar con los tejidos, son reflejadas nuevamente hacia el transductor, donde los microprocesadores transforman la información recibida en imagen en movimiento.1
Sin embargo, la ecografía Doppler presenta una serie de particularidades que no tiene la ecografía en modo M o bidimensional. Estas características están basadas en los trabajos de Christian Johan Doppler, un matemático y físico austriaco que en el siglo XIX descubrió que las ondas sonoras experimentan variaciones en su longitud de onda cuando se producen cambios en la posición relativa entre el punto de emisión y recepción de la onda. Al movernos hacia el foco de emisión de la onda el tono o frecuencia de la misma aumenta, mientras que, al alejarnos, disminuye. Este cambio entre la frecuencia del sonido emitido y el recibido se conoce como efecto Doppler.
Si esta idea es extrapolada al examen ecográfico Doppler, tenemos un foco emisor de ultrasonidos estático (el transductor) y un foco receptor de los mismos en movimiento (las células sanguíneas dentro de los vasos o cavidades cardiacas) que se acerca o aleja del transductor.3 Conociendo la frecuencia emitida, la recibida, la velocidad de propagación del sonido y el ángulo de incidencia, el software que incorporan los equipos de ultrasonidos es capaz de estimar la velocidad, dirección y características del flujo sanguíneo.
La información obtenida se muestra mediante un mapa de color que en general usa el color rojo para el flujo que se acerca a la sonda y el azul para el que se aleja, mientras que la ausencia de flujo se muestra en color negro. Dentro de la gama de colores los tonos claros se asocian a una velocidad mayor, mientras que los oscuros indican que el flujo va más lento. Este tipo de mapa se denomina BART (blue away, red towards), pero la mayoría de equipos incorporan diversos mapas de color, de modo que el operador puede seleccionar el que más se adapte a sus preferencias.
La ecodoppler color es un tipo de Doppler pulsado, ello implica que el operador puede elegir el punto en el cual quiere analizar el flujo, pero que existen limitaciones en cuanto a la velocidad máxima que puede detectar con precisión. Cuando se alcanza este límite la velocidad y dirección del flujo no se representan correctamente y los colores se entremezclan en un patrón en mosaico (aliasing). Esto puede indicar la existencia de turbulencias en el flujo sanguíneo debido a una patología, pero también puede verse cuando el flujo es laminar si la frecuencia de la sonda seleccionada es demasiado alta. En estos casos se puede ajustar la escala de colores desplazando el 0 en un sentido u otro para aumentar la velocidad máxima a medir, o si está disponible, se puede usar un transductor de menor frecuencia, y valorar si la turbulencia se mantiene o desaparece.
Utilidades de la ecodoppler color
La ecocardiografía Doppler color permite examinar la existencia y dirección del flujo sanguíneo en diferentes regiones anatómicas, evaluando sus características durante los diversos momentos del ciclo cardiaco. Además, permite interrogar de manera muy rápida las distintas zonas de las paredes cardiacas y tabiques aurículo-ventriculares para detectar la existencia de posibles defectos en los mismos.2
Por todo ello, esta técnica resulta imprescindible en la evaluación de pacientes con sospecha de enfermedad cardiaca congénita, pero también puede resultar muy útil durante el examen de muchas enfermedades cardiacas adquiridas. Por último, la ecodoppler color puede usarse también en el análisis del movimiento del miocardio (Doppler tisular) para estudiar la función sistólica y diastólica del miocardio.3,4
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que para una interpretación correcta de la ecodoppler color es necesario el examen simultáneo del trazado electrocardiográfico y de la imagen en modo BD, y por supuesto tener conocimientos de fisiopatología cardiaca.
Conclusiones
La ecografía Doppler color es una herramienta muy útil en el diagnóstico de muchas enfermedades cardiacas. Permite conocer de modo rápido y no invasivo las características del flujo sanguíneo a lo largo del ciclo cardiaco. Sin embargo, es importante conocer sus limitaciones e interpretar sus resultados junto al resto del examen ecocardiográfico, cuadro clínico y resultados de otras pruebas diagnósticas.