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Disco Intervertebral, Alteraciones
ETIOLOGÍA: Se define la alteración del disco intervertebral como una degeneración del disco que evoluciona a una protrusión o a una extrusión del mismo. Los signos asociados pueden variar de dolor exclusivamente a fallos neurológicos graves, como la ausencia de actividad motora o la falta de sensibilidad profunda en las extremidades. Cuando lo que sucede es la extrusión del disco, se produce una ruptura del anillo fibroso con posterior vertido del material del núcleo pulposo dentro del canal medular. También se denomina una lesión de Hansen tipo I. En el caso de producirse una protrusión del disco, también se denomina una lesión Hansen tipo II. La etiología es variada y se apuntan causas traumáticas, genéticas, mecanismos autoinmunes, alteraciones enzimáticas, etc. La enfermedad en el gato es rara y suele ser similar a una lesión tipo II. La lesión tipo I se origina por una metaplasia condroide del cartílago. Es típica de razas condodistróficas, como el Teckel, Pequinés, Bulldog Francés, etc. La lesión tipo II se origina por una metaplasia fibroide del cartílago. Es típica de las razas no condodistróficas como el Dobermann, Pastor Alemán y otras. El dolor resultante en la enfermedad del disco intervertebral aparece básicamente por tres motivos: - Dolor radicular por la isquemia e inflamación de la raíz nerviosa afectada. - Dolor meníngeo por respuesta de la misma a la compresión. - Dolor discogénico proveniente de los receptores que hay en el anillo fibroso. PRONÓSTICO: El pronóstico de las alteraciones que sólo cursan con dolor o con ligera paresia de las extremidades suele ser muy bueno con la terapia médica. La recuperación se establece en un 70 - 85% de los casos. De la misma manera, estos perros son los que mejor recuperación tienen en caso de que no resulte el tratamiento médico y se decida el quirúrgico. A medida que se va agravando la sintomatología, las posibilidades para la recuperación del animal disminuyen, llegando a los casos de parálisis total durante más de 24 h en los que las posibilidades de recuperación se establecen en un 5%. En general, las lesiones a nivel cervical tienen mejor pronóstico que las toracolumbares, y lo mismo ocurre con las lesiones de tipo I, que también tienen mejor pronóstico que las de tipo II. SÍNTOMAS: La sintomatología depende de la zona afectada. Se distinguen dos zonas de afección: la cervical y la toracolumbar. Cuando está afectada la primera zona, la evolución suele ser aguda, hay dolor intenso en el cuello y nuca y cojeras, dependiendo de las raíces nerviosas afectadas. Dependiendo del grado de compresión nerviosa puede haber mayor o menor grado de paresia/parálisis, que suele ser de motoneurona superior y es una parálisis espástica. Cuando la lesión afecta a la zona toracolumbar evoluciona muy rápidamente en la lesión de tipo I y de manera más crónica en las de tipo II. Hay dolor e hiperestesia debajo de la zona afectada, diferentes grados de paresia o parálisis e incluso puede llegarse a la incontinencia fecal y urinaria. TRATAMIENTO: El tratamiento de la enfermedad del disco intervertebral es a tres niveles: reposo absoluto de 2-3 semanas, médico y quirúrgico. El tratamiento médico incluye el uso de [prednisona/olona] a dosis bajas antiinflamatorias y reducción de la dosis cuando hay mejoría. Cuando hay mucho dolor se pueden asociar a AINES como la [AAS], el [naproxeno] o el metamizol magnésico a dosis un poco más bajas de lo normal, para no lesionar la mucosa gastrointestinal. Están indicados los relajantes musculares como el [diacepam] a dosis bajas. En los casos agudos/graves se deben usar los corticoides como si de un [tratamiento del trauma espinal] se tratase. El tratamiento quirúrgico debe reservarse para los casos en los que el dolor no se controla médicamente, los signos neurológicos evolucionan negativamente o cuando los signos son de parálisis con ausencia de respuesta al dolor profundo durante 24 h. La defenestración se usa sólo con los casos con dolor no controlado suele asociarse a la laminectomía/hemilaminectomía dorsal, que es más efectiva en las lesiones toracolumbares. La descompresión ventral se usa sobre todo en las lesiones cervicales por su mayor facilidad, accesibilidad y tiempo de recuperación post-quirúrgico.