Calculos renales en perros: diagnóstico y manejo
Introducción
Durante muchos años se consideró que los urolitos que afectan al tracto urinario superior eran extremadamente raros en la especie canina; sin embargo, la cada vez más amplia difusión de las técnicas de diagnóstico por imagen en la rutina clínica ha mostrado que los cálculos renales en perro son más frecuentes de lo que se creía.
En muchas ocasiones los pacientes con nefrolitos pueden no mostrar signos clínicos durante años. Ahora bien, cuando lo hacen, éstos suelen ser severos (compromiso de la función renal, pielonefritis, hidronefrosis), requiriendo en muchos casos una intervención especializada. Por ello, es importante que el clínico esté familiarizado con el diagnóstico y manejo de este tipo de cálculos urinarios.
Diagnóstico
Inicialmente la existencia de cálculos renales en el perro se establece en base a los hallazgos en pruebas de imagen (radiología, ecografía o TC), realizadas en pacientes con sospecha clínica de litiasis o como hallazgo incidental en perros sometidos a estas pruebas por otras circunstancias. Siempre que se detecte un nefroureterolito está indicado completar la evaluación diagnóstica con hematología, bioquímica y urianálisis completo (pielocentesis en determinados casos). La reseña del paciente y la información de estas pruebas puede ser usada para tratar de predecir la composición del cálculo y decidir la mejor opción de tratamiento.
Imagen extraída del webinar “Urolitiasis felina y manejo médico de obstrucciones ureterales”, de Luis feo
Luis Feo
Aunque se ha publicado que el 20-60% de los nefrolitos del perro son de estruvita, actualmente la mayoría de los autores se muestran de acuerdo en que, como mínimo, el 60% de los nefroureterolitos en el perro están compuestos por oxalato cálcico.1-3 Por ello, serán visibles radiológicamente, si bien en el caso de cálculos de pequeño tamaño su identificación mediante radiografía simple puede ser difícil y sería necesario recurrir a técnicas diagnósticas más avanzadas.
Los cálculos de urato y cistina (mucho menos frecuentes) son mínimamente radiopacos o radiotransparentes, por lo que no serán visibles mediante radiografía, y en caso de sospecha clínica habrá que recurrir a otras técnicas diagnósticas.
Cálculos y pH
La nefrolitiasis de estruvita en el perro suele darse a pH alcalino, afecta principalmente a hembras y casi siempre es secundaria a infecciones urinarias. Sin embargo, los cristales de urato y oxalato cálcico precipitan a pH < 7.
La cistina lo hace a pHs más variables.
Urolitiasis y predisposición racial
Determinadas razas están predispuestas al padecimiento de nefrolitiasis específicas, como, por ejemplo:
- Urato en dálmatas, bulldog y perros con shunt portosistémico;
- Cistina en bulldog, Terranova, labrador o machos no castrados;
- Oxalato cálcico en schnauzer miniatura, terriers, caniches o shih-tzu.1
Tratamiento de los cálculos renales en perros
El tratamiento de los cálculos renales en el perro debe evaluarse de modo individual.
- En pacientes asintomáticos, la recomendación es monitorizar la evolución del tamaño del cálculo y de la función renal antes de decidir si es necesaria su eliminación.1-5
- Por otra parte, se indica el manejo médico de los cálculos renales en perros en todos aquellos casos en los que la naturaleza del cálculo o la sospecha clínica indiquen que la disolución es posible, siempre y cuando se den las circunstancias adecuadas para ello (que el cálculo pueda ser rodeado por la orina y que no haya obstrucción o infección urinaria no controlable).
- Si hay obstrucción ureteral la disolución médica está contraindicada, salvo que pueda colocarse un stent o un dispositivo de by-pass subcutáneo que permita mantener el flujo de orina durante el tiempo necesario para la disolución.
Tratamiento médico
- El tratamiento médico de la nefrolitiasis de estruvita se basa en la administración de antibiótico hasta la disolución completa del cálculo junto a una dieta restringida en fósforo y magnesio que favorezca la acidificación de la orina.1,5
- Los urolitos de urato se consideran susceptibles de disolución médica (dieta restringida en purinas que alcalinice la orina y alopurinol 15 mg/kg/12 horas), aunque se ha reportado una eficacia de alrededor del 30-40%.
- El tratamiento médico no se recomienda en perros con enfermedad hepática subyacente.1,5
- Por último, el tratamiento de los cálculos de cistina incluye una dieta restringida en aminoácidos, baja en cistina que favorezca un pH alcalino, el uso de tiopronina (20 mg/kg/12 horas) y en caso necesario el citrato potásico como alcalinizante.1
Eliminación de los cálculos renales
Se indica en determinados casos:
- Pérdida progresiva de parénquima renal secundario al aumento de tamaño del nefrolito,
- Pielonefritis que no responde a manejo médico
- Obstrucción que pueda causar hidronefrosis.1
La recomendación actual es recurrir a las técnicas menos invasivas posibles. Por ello, las técnicas tradicionales (nefrotomía, pielotomía y la ureteronefrectomia) son cada vez menos usadas por su elevada morbilidad y mortalidad comparado con procedimientos mínimamente invasivos que son, actualmente, los más recomendados como la litotripsia extracorpórea (con colocación de un stent ureteral en casos con riesgo de obstrucción ureteral), la nefrolitotomía endoscópica percutánea o asistida quirúrgicamente.1,5
Conclusiones
Actualmente sabemos que los cálculos renales en el perro son bastante más frecuentes de lo que se creía hace 15-20 años. Aunque muchos pacientes con nefrolitos pueden ser asintomáticos, es fundamental hacer un seguimiento adecuado de la evolución del cálculo, monitorizar sus efectos potenciales sobre la función renal y valorar la posible disolución médica. Por otra parte, es conveniente la inclusión de las pruebas de imagen en la monitorización de pacientes que puedan considerarse de riesgo, tales como perros con leishmaniosis en tratamiento con alopurinol o perros con enfermedad renal crónica.