VT_detail.jpg VT_detail.jpg
  • Tiempo de lectura: 5 mins

    Brucelosis canina: ¿una enfermedad ignorada?

    La brucelosis canina es una zoonosis reemergente causada por Brucella canis cuyo diagnóstico no resulta sencillo y para la que no se dispone de un tratamiento completamente eficaz.

    Introducción

    La brucelosis es una zoonosis de distribución mundial de la que en medicina humana se diagnostican unos 500.000 casos nuevos al año.1 La brucelosis canina esta causada por B. canis, un cocobacilo, aerobio, Gram- negativo, descrito por primera vez como causa de abortos en perras de raza Beagle en los años 60.1 

    Accede aquí gratis al portal e-learning con casos clínicos, vídeos y mucho más

    En España, en 2018 se estimó que la seroprevalencia de brucelosis canina estaba entre 0-6%. Aunque no puede ser usado para obtener datos de incidencia, un estudio reciente evidenció que España era el país europeo con un mayor porcentaje de positividad en pruebas de PCR para Brucella spp entre los 15 países que remitieron muestras a un mismo laboratorio.2 Por todo ello, parece lógico pensar que el clínico veterinario deba estar familiarizado con el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. 

    Transmisión

    B. canis presenta un fuerte tropismo por los sistemas reproductivo y linforreticular, lo que explica que su principal vía de transmisión sea la vía venérea. Otras posibles vías de contagio incluyen la mucosa oronasal o conjuntival por contacto con secreciones vaginales u orina de animales infectados o restos de material abortado.1,3

    Se considera que los animales con mayor riesgo de infección serían aquellos que viven en zonas donde se permite el libre vagabundeo de los perros, (sobre todo si no están esterilizados) y los perros incluidos en programas de cría, principalmente en grandes criaderos comerciales.1 La práctica de la inseminación artificial como medio de evitar el contagio en animales reproductores protege al macho, pero no a la hembra en caso de que el semen estuviera infectado.3

    Cuadro clínico

    La brucelosis canina puede causar signos clínicos no específicos como letargia, pérdida de peso, intolerancia al ejercicio y linfadenopatía, pero los signos más relevantes son los que afectan al aparato reproductor:

    • En perras expuestas a B. canis en los primeros 20 días de gestación suele producirse muerte del embrión y reabsorción; mientras que infecciones más tardías cursan con abortos entre el día 45-59 de gestación, y por ello se recomienda testar de brucelosis a cualquier perra que aborte en ese rango de fechas.1
    • Las lesiones fetales incluyen bronconeumonía, linfadenitis, hepatitis, hemorragia renal y miocarditis. Algunos cachorros pueden nacer aparentemente sanos, eliminar bacterias en su entorno y morir pocos días después con lesiones similares a las citadas.1
    • En los machos la brucelosis causa epididimitis y prostatitis, mientras que la orquitis es poco frecuente. Suele producirse una dermatitis húmeda por lamido del escroto y puede alterarse la calidad del semen produciendo infertilidad. Por ello, cualquier macho con problemas de infertilidad debería ser testado de brucelosis.1,3 

    A nivel extragenital la brucelosis puede causar discoespondilitis, endolftalmitis y uveítis.1,2

    brucelosis_canina_text-min

    Diagnóstico

    El diagnóstico de la brucelosis canina puede ser difícil. En animales infectados la hematología, bioquímica y el urianálisis pueden ser totalmente normales, o pueden presentar alteraciones inespecíficas.1

    El diagnóstico serológico de la enfermedad puede hacerse mediante distintas técnicas, pero de modo general se considera que la sensibilidad/especificidad que presentan no es la idónea.1,3

    El hemocultivo (3 muestras de 3 días consecutivos) en pacientes no tratados con antibióticos se ha considerado la prueba de elección para el diagnóstico de la brucelosis canina, porque más del 50% de los perros son bacteriémicos desde las 2 semanas postinfección (la serología requiere 4 semanas para la seroconversión) hasta 1-2 años después. Sin embargo, la bacteriemia es intermitente, por lo que un resultado negativo no excluye la infección.1,3 Otra posible opción diagnóstica es el cultivo de fluidos o tejidos en los que se espera encontrar el patógeno, como por ejemplo, orina, secreciones vaginales, semen, próstata, testículo, o materiales abortados.

    Por último, la realización de pruebas PCR se ha popularizado mucho en algunos países, porque presentan una sensibilidad mayor que la de las pruebas serológicas y la obtención de las muestras es más simple que en el hemocultivo.2,4

    Tratamiento de la brucelosis canina

    Aunque puede ser difícil de entender para algunos propietarios, se les debe explicar que la brucelosis canina es una enfermedad zoonótica, que no hay ningún tratamiento antibiótico con el que se pueda garantizar que se va a erradicar completamente la infección, y que las recidivas son frecuentes, incluso después de una hipotética esterilización.

    Si a pesar de ello se inicia tratamiento médico se recomienda ovariohisterectomía/ castración y cursos de antibióticos de varios meses, preferentemente con doxiciclina, enrofloxacina o estreptomicina, aun teniendo en cuenta que se puede favorecer el desarrollo de resistencias.1,3

    En perros infectados que reciben tratamiento es recomendable la monitorización posterior frecuente, si bien esto no resulta fácil por los costes económicos que puede acarrear en los criaderos.

    En algunas zonas es obligatoria la eutanasia de los perros afectados.1 Esta medida puede parecer exagerada como norma general, pero debe tenerse en cuenta la predisposición del propietario para cumplir con un plan de tratamiento y prevención que evite la posible diseminación de la enfermedad a otros animales, sin olvidar que se trata de una zoonosis. De hecho, la eutanasia sin tratamiento ha sido la opción recomendada por algunos autores.3,5

    Prevención

    La prevención de la enfermedad pasaría por limitar la exposición a la fuente de la infección y testar anualmente la población expuesta, así como el testaje de animales que se introducen nuevos en un criadero (2 test negativos en 4-6 semanas).1

    Una vacuna eficaz podría reducir drásticamente la prevalencia de brucelosis canina, pero no hay ninguna disponible por el momento.1

    Conclusiones

    Actualmente la brucelosis canina se considera una zoonosis reemergente. Por lo tanto es importante que el clínico este familiarizado con ella para poder hacer un diagnóstico correcto de la misma y evitar su diseminación a otros animales o a seres humanos. Al no existir un tratamiento 100% eficaz, y salvo que exista una normativa legal que lo indique, la decisión de tratar o recomendar la eutanasia de los animales afectados, debería tomarse en función de la capacidad de los propietarios de cumplir con un programa de prevención adecuado.

    Descarga el informe: Dermatitis atópica canina

    Bibliografía
    • Kauffman LK, Petersen CA. (2019). Canine Brucellosis: Old foe and reemerging scourge. Vet Clin North Am Small Anim Pract; 49: 763-779.
    • Buhmann G, Paul F, Herbst W, et al. (2019). Canine brucellosis: Insights into the epidemiologic situation in Europe. Front Vet Sci; 6: 151.
    • Makloski CL. (2011). Canine brucellosis management. Vet Clin North Am Small Anim Pract; 41: 1209-1219.
    • Mol JPS, Guedes ACB, Eckstein C, et al. (2020). Diagnosis of canine brucellosis: comparison of various serologic tests and PCR. J Vet Diagn Invest; 32: 77-86.
    • Cosford KL. (2018). Brucella canis: An update on research and clinical management. Can Vet J; 59: 74-81.