Albúmina baja en perros. ¿Transfusiones de plasma y/o albúmina?
La hipoalbuminemia puede tener consecuencias graves, en casos de deficiencia moderada a severa puede tener efectos mortales. Cuando la concentración de albúmina desciende por debajo de 2.0 g/dl, la presión hidrostática intravascular excede la presión oncótica coloidal, pudiendo causar edema periférico (extremidades distales, ventral, zonas dependientes), edema de órganos, derrame en la cavidad y comprometer a la cicatrización de heridas.
Tratamiento de la hipoalbuminemia
El Plasma Fresco Congelado (FFP) contiene cantidades equivalentes de todas las proteínas hemostáticas (factores de coagulación, antitrombina, macroglobulinas, etc), albúmina y globulinas. Tras la recolecta del plasma, este se congela en unas 6 horas. Debe ser usado durante el primer año, aunque puede almacenarse un máximo de 5 años, a una temperatura igual o inferior a -20 °C.
En pacientes con signos clínicos de hipoalbuminemia, el FFP se puede utilizar para suministrar la albúmina. El plasma contiene 0,025 g de albúmina/ml. El tratamiento con plasma a menudo es ineficiente y costoso, dada la cantidad de plasma necesaria para aumentar los niveles de albúmina sérica: 20-30 ml/kg/día para un aumento de 0,5 g/dl, sobre todo en casos graves de hipoproteinemia, que requieren grandes volúmenes de plasma.
Una solución más eficaz y menos costosa, son las soluciones coloidales sintéticas. Su objetivo es aumentar la presión oncótica coloidal (POC); pero no pueden cumplir con otras funciones del plasma. Se recomienda administrar plasma suficiente para aumentar la albúmina sérica de 2,02,5 g/dl y mantener un POC de 1520 mmHg proporcionando coloide sintético.
Recomendaciones en la administración de plasma
El plasma se debe descongelar suavemente para evitar la desnaturalización de las proteínas. La transfusión en el perro debe iniciarse en 1-2 ml/kg/hora. Si el animal lo tolera, la tasa se incrementa hasta 10-15 ml/kg/hora. En animales con riesgo de sobrecarga de volumen (enfermedad cardiaca, oliguria / anuria), la velocidad de administración no debe exceder de 2-4 ml/kg/hora. Se debe dividir el plasma en partes alícuotas y mantener refrigeradas, si la transfusión va a durar más de 4-6 horas. Durante este proceso, la infusión de coloides sintéticos se detendrá para evitar sobrecarga de volumen.
Relación con la enfermedad renal
Los riñones tienen filtros especiales llamados glomérulos que ayudan a mantener la proteína fuera de la orina. Tanto los glomérulos como las proteínas tienen cargas negativas y se repelen entre sí, por lo tanto, normalmente se previene el filtrado de las proteínas. La presencia de cantidades variables de proteína en orina permite confirmar la existencia de determinadas patologías y, por ello, es parte fundamental de la evaluación de la función renal.
Cuando la albúmina se pierde en la orina, usamos el término nefropatía perdedora de proteínas y puede estar derivada por enfermedades infecciosas como la Leishmaniosis.
La enfermedad renal debido a la glomerulonefritis y nefritis intersticial es una complicación de la leishmaniosis visceral y ocurre en más del 96% de los perros enfermos, como consecuencia, el fallo renal es una de las causas principales de muerte en los perros con esta enfermedad.
La ventaja frente a otros pacientes que sufren ERC es que en este caso se conoce la causa y por tanto, es posible tratar la etiología. La detección precoz de la lesión, mediante la separación de las proteínas eliminadas por la orina, y de la alteración de la función tubulointersticial permite una intervención más temprana que ralentice la progresión de la enfermedad y, por lo tanto, mejore la esperanza de vida.
Manejo nutricional de la enfermedad renal
Se ha demostrado que el uso de una dieta formulada adecuadamente puede ralentizar la enfermedad renal, prevenir los episodios urémicos y prolongar los tiempos de supervivencia y mejorar la calidad de vida en perros. Por lo tanto, la intervención nutricional es una parte crítica en problemas renales.
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