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¿Qué deberíamos hacer como clínicos cuando detectamos agresividad en perros?

La agresividad en perros es un reto para las profesionales de la veterinaria, desde la detección al tratamiento, dado que supone un problema tanto de bienestar como de salud pública.

 

Introducción

Existen distintas situaciones en la clínica diaria en las que podemos detectar agresividad en perros. En ocasiones son los cuidadores los que nos manifiestan su preocupación por el comportamiento del animal, pero en otras observamos directamente la conducta sin que los cuidadores se inmuten lo más mínimo. La percepción de lo que es peligroso o no depende muchísimo de las personas que tengamos delante.

 

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En este artículo vamos a hablar de cómo realizar un análisis de riesgo y cómo varía la agresividad a lo largo de la vida de los perros.

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Detección y actuación ante un problema de agresividad

Ante la detección de una conducta agresiva, ¿qué debería hacer un clínico?

La respuesta no es automática, y no disponemos de protocolos bien establecidos, pero sí tenemos claro que el primer paso debería ser realizar un análisis de riesgo, que ha de considerar los siguientes factores1:

  • Tiempo de reacción: tiempo que suele pasar entre la exposición al estímulo que desencadena la reacción y la misma propiamente dicha. Por ejemplo, un tiempo de reacción corto sería un animal que se muestra agresivo cuando le intentamos cortar las uñas y nos intenta morder solo con ver las tijeras. En la misma situación, un perro con un tiempo de reacción largo sería aquel que también muerde cuando le intentamos cortar las uñas pero que nos gruñe repetidamente y no muerde hasta que realmente le estamos cortando las uñas.

  • Predictibilidad: ¿Podemos anticipar las situaciones y/o estímulos que provocan la reacción? ¿El animal emite señales de advertencia antes de reaccionar? ¿Hay consistencia entre las situaciones y/o estímulos que provocan la respuesta y la intensidad de la reacción? La predictibilidad es fundamental para la prevención de episodios agresivos. A menudo, parte del tratamiento de la agresividad consiste en enseñar a los cuidadores a anticipar las señales previas a la agresión que hasta entonces no estaban siendo percibidas por desconocimiento del lenguaje canino.

  • Capacidad potencial para hacer daño: Todos los perros tienen capacidad para producir daño, pero la talla y el tamaño del animal son claves para determinar la severidad potencial de ese daño. También son factores que debemos determinar la intensidad de la agresión, el número y tipo de mordeduras por agresión, si persigue a la víctima y cuáles son los blancos de la agresión. Como profesionales debemos hacer reflexionar a los cuidadores sobre el riesgo potencial de la convivencia con el animal, especialmente en las personas que no son conscientes de ello.   

  • Características del entorno: debemos valorar la capacidad de las personas que conviven con el animal para identificar y comprender el comportamiento de su perro. También si tienen capacidad para aplicar pautas de manejo y para controlar el entorno. El estilo de vida y la composición familiar a menudo suponen barreras infranqueables, en especial cuando conviven personas especialmente vulnerables en el hogar como niños pequeños o personas con diversidad funcional. Cuando el entorno no permite adaptar al animal con seguridad, la mejor opción es la reubicación del animal en un entorno más seguro.

 Valorando estos aspectos del análisis de riesgo nos podemos hacer una idea más fidedigna de cuál es la situación real. Si alguno de los factores revela una situación de riesgo, lo primero que debemos recomendar es tomar las medidas de seguridad necesarias para que no pueda ocurrir una mordedura. Inmediatamente después derivar a un veterinario/a especialista en medicina del comportamiento para que realice el diagnóstico, plan de tratamiento y su seguimiento.

 

Origen y factores de influencia en la agresividad canina

La epidemiología, clasificación y tratamiento de la agresividad en perros sigue siendo un punto de investigación en la medicina del comportamiento. Conocemos bien aspectos que influyen en ella, pero cada vez tenemos más información y se exploran nuevos aspectos como el tipo de personalidad de los cuidadores2 o el microbioma3. 

La edad es también un factor crítico. El empeoramiento de las conductas agresivas a lo largo de la vida de un perro puede venir causado por: 

  • La aparición de un problema de comportamiento. Por ejemplo, agresividad por miedo a perros tras un evento traumático.

  • La reducción en la tolerancia a la agresividad del entorno. Es común que una familia tolere la agresividad por protección alrededor de la comida, y no le de importancia hasta que llega un bebé a la familia.

  • Reducción del umbral de reactividad del animal debido a patologías concomitantes, muy habitualmente la aparición de dolor tanto articular como oral LINK  (os recomendamos leer el artículo publicado sobre dolor y comportamiento (lo he buscado pero creo que no esta subido todavía, se debería poner link), pero también por pérdida de capacidad de percibir el entorno a nivel auditivo y visual.

Como profesionales de la veterinaria tenemos numerosas evidencias de que el estado de salud es fundamental4, por lo que nuestro trabajo es optimizarlo para que no sea un factor que provoque o agrave la agresividad en perros.

Conclusiones

Como veterinarios/as debemos ser capaces de realizar un análisis de riesgo ante cualquier signo de agresividad en perros, tanto cuando los clientes nos explican el episodio como cuando lo observamos nosotros/as mismos/as. Realizar este análisis nos ayudará a entender los puntos débiles en el entorno y la potencialidad para hacer daño del perro.

La agresividad no depende únicamente del individuo, sino también de factores externos, que pueden cambiar a lo largo de la vida del animal y que debemos tener en cuenta siempre que valoramos la peligrosidad de un animal.

 

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Preguntas:

 

¿Qué factores pueden provocar la agresividad en perros?

Existen muchos factores que pueden provocar agresividad, dado que es un comportamiento que se encuentra en el repertorio de conducta de todos los perros, es una conducta natural.

Para ordenarlos, actualmente hablamos de los factores internos, como el temperamento, el estado de salud, la educación y experiencias previas; y los factores externos, en los que podemos incluir los estímulos presentes, la presencia de personas conocidas, la presencia de recursos valiosos, entre otros.

Debemos tener presente que la variabilidad individual es inmensa y que no hay factores que determinen por sí mismos la aparición de agresividad siempre. La aparición de agresividad depende de la combinación de muchísimos factores. Tanto es así, que hoy en día los programas de prevención de mordeduras a nivel internacional ya no inciden únicamente en el individuo, sino en muchos otros factores del entorno y las personas como la educación y la capacidad para reconocer las señales de agresividad.

 

¿Qué tipos de agresividades se pueden detectar en perros? 

La clasificación de la agresividad ha sido siempre un foco de debate y crítica entre las personas que nos dedicamos a la medicina del comportamiento. En los diferentes manuales de etología clínica existen distintas clasificaciones porque nunca se ha llegado a un consenso. Pero sí es común clasificarla en:  agresividad ofensiva, defensiva y ambivalente. La ventaja de clasificarla en estos tipos es que nos habla de la motivación del animal; la desventaja, es que hay muchos factores que no quedan determinados dentro de la clasificación.

Hoy en día hemos dejado de esforzarnos por ser capaces de identificar los distintos tipos de agresividad y nos hemos centrado más en intentar entender las emociones y las motivaciones que subyacen al comportamiento, que en determinados casos acabarán en un comportamiento agresivo, que nos permiten entender el comportamiento desde su origen y por lo tanto poder intervenir de forma más eficaz.

 

Bibliografía
1.  Landsberg, Hunthausen and Ackerman. Behavior Problems of the Dog and Cat. Saunders, Elsevier. 2013
2.  Gobo, E. and Zupan, M. (2020). Dogs’ Sociability, Owners’ Neuroticism and Attachment Style to Pets as Predictors of Dog Aggression. Animals, 10, 315. doi:10.3390/ani10020315
3.  Kirchoff, N., Udell, M. and Sharpton, T. (2019). The gut microbiome correlates with conspecific aggression in a small population of rescued dogs (Canis familiaris) – PeerJ. DOI 10.7717/peerj.6103
4.      Mills et all. (2020). Pain and Problem Behavior in Cats and Dogs. Animals. 10,318
5.  Landsberg, Hunthausen and Ackerman. Behavior Problems of the Dog and Cat. Saunders, Elsevier. 2013
6.  Gobo, E. and Zupan, M. (2020). Dogs’ Sociability, Owners’ Neuroticism and Attachment Style to Pets as Predictors of Dog Aggression. Animals, 10, 315. doi:10.3390/ani10020315
7.  Kirchoff, N., Udell, M. and Sharpton, T. (2019). The gut microbiome correlates with conspecific aggression in a small population of rescued dogs (Canis familiaris) – PeerJ. DOI 10.7717/peerj.6103
8.      Mills et all. (2020). Pain and Problem Behavior in Cats and Dogs. Animals. 10,318