Verrugas en perros: revisión de la papilomatosis canina
Introducción a las verrugas en perro
En el perro, el término verruga se usa generalmente a nivel coloquial para hacer referencia a la presencia de papilomas cutáneos en esta especie. Los primeros indicios de que las verrugas en perros podían ser transmisibles datan finales del siglo XIX, y su etiología viral se confirmó 1959.1
Aunque la gran mayoría de verrugas en el perro están causadas por el PVC, no puede asumirse una etiología viral en el 100% de los casos.1,2 Esto es especialmente importante en papilomas palpebrales y conjuntivales.3
Etiopatogenia de la papilomatosis viral canina
Los papilomavirus son virus epiteliotrópicos, pequeños, no encapsulados, con una doble cadena de ADN que contiene alrededor de 8000 pares de bases. Pertenecen a la familia Papillomaviridae, de la que se conocen 30 géneros, y en la que se han secuenciado 18 tipos de PVC.1 El PVC infecta las células epiteliales, y es responsable de las lesiones cutáneas de la papilomatosis viral canina. Salvo alguna excepción los papilomavirus se consideran específicos de especie.1,2
El PVC se transmite normalmente por contacto directo, aunque es posible la transmisión indirecta por su capacidad para sobrevivir en el medio ambiente.1 Para que el PVC pueda establecer una infección persistente es necesario que infecte células con capacidad de división, que en el caso de la piel están protegidas por varias capas de queratinocitos. Por ello, el virus necesita que se produzca una lesión en el estrato córneo para alcanzar el estrato germinativo y multiplicarse.1,2 Sin embargo, no todas las infecciones llegan a causar enfermedad clínica. De hecho, la mayoría de infecciones por PVC son inaparentes.1 Parece ser que el sistema inmune, la predisposición genética y la patogenicidad intrínseca del subtipo concreto de PVC causante de la infección son claves para que la enfermedad se desarrolle. 1,2
Cuadro clínico
Las infecciones por PVC pueden causar distintas lesiones cutáneas, siendo las más relevantes los papilomas orales/cutáneos y las placas pigmentadas. En casos excepcionales el PVC se ha vinculado con el desarrollo de carcinomas in situ o carcinomas de células escamosas (CCE).1,2
- Papilomatosis oral canina. Está causada por el PVC-1. Incluye las típicas verrugas en perro con forma de coliflor, pero también algunos crecimientos nodulares o en forma de “flecos”. Afecta principalmente a perros jóvenes o a perros adultos inmunosuprimidos. Pueden presentarse como crecimientos aislados o como formas masivas de infección local. Afectan principalmente a la cavidad oral pero ocasionalmente pueden encontrarse en la lengua y esófago. Se considera que el padecimiento de la enfermedad protege frente a futuras infecciones por el PVC-1.1 La gran mayoría de casos presenta remisión espontánea sin tratamiento específico.1,2 Sin embargo un estudio reciente ha documentado la transformación de una serie de casos en CCE.4
- Papilomas cutáneos. Se asocian a infecciones por PVC-1-2-6 y 7. Afectan principalmente a animales jóvenes y suelen aparecer a nivel de la cara, oídos y extremidades. Pueden ser únicos o múltiples y desde el punto de vista histológico se dividen en exofíticos e invertidos. Suelen presentar remisión espontánea, pero en una colonia de perros inmunocomprometidos se han descrito casos de papilomas invertidos que progresan a CCE.1,2
- Placas pigmentadas. Son lesiones hiperqueratósicas oscuras, a modo de placa plana o ligeramente elevada, de 1-10 mm de diámetro generalmente elevada, generalmente de aparición múltiple en miembros, axila y abdomen. En el Carlino estas lesiones están causadas por el PVC-4, pero otros PVC se han implicado en otras razas, todos ellos del género Chi. 1,2 Se han vinculado las causadas por el PVC-3-9-15 y 16 con progresión a carcinoma in situ y CCE invasivo.5
Diagnóstico
El diagnóstico clínico se basa en la apariencia de la lesión y en los datos epidemiológicos, pero para un diagnóstico preciso es necesaria la histopatología y el empleo de técnicas que permitan identificar las partículas virales como PCR, inmunohistoquímica o microscopía electrónica.1-2
Tratamiento
Muchas verrugas en perro remiten de modo espontáneo en 1-2 meses. El tratamiento para aquellas que no lo hacen y causan problemas al animal es quirúrgico.1-2 Sin embargo, no se debe olvidar que la cirugía ha sido relacionada con infecciones latentes e incremento en las recurrencias.2 Se han recomendado tratamientos con interferón, imiquimod y azitromicina, pero no hay muchas evidencias al respecto.1 Se ha propuesto la utilización de extractos inactivados de verrugas como prevención de la papilomatosis oral canina.1
Conclusiones
Las verrugas en perro pueden tener distintas etiologías, pero la viral debe ser siempre tenida en cuenta. Muchas infecciones por PVC son subclínicas y en aquellos perros que desarrollan lesiones cutáneas puede esperarse remisión espontánea en un porcentaje importante de casos. Evitar la inmunosupresión podría ayudar a prevenir la enfermedad, pero otros factores deberían ser tenidos en cuenta.