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    Dermatitis atópica en perros y el uso de ciclosporina

    La patogenia de la dermatitis atópica canina es compleja, pero diversos estudios han detectado dos mecanismos patogénicos principales. La ciclosporina es uno de los tratamientos de elección para aliviar sus síntomas.

    Artículo actualizado a 25 de noviembre de 2022

     

    La dermatitis atópica canina es una de las afecciones de la piel más comunes en los perros, afectando aproximadamente al 10 % de los mismos. Se trata de una enfermedad crónica de la piel que cursa con inflamación pruriginosa e hipersensibilidad, afectando tanto a la dermis como a la epidermis. Tiene un marcado componente genético, pero se desencadena a partir de los alérgenos del entorno. Suele afectar a los perros jóvenes, aunque puede presentarse a cualquier edad.

    Clinical report - Dermatitis atópica canina

    Mecanismos patogénicos principales de la dermatitis atópica en perros

    Hipersensibilidad contra alérgenos ambientales

    Los animales atópicos responden inicialmente al contacto percutáneo o a través de mucosas con los alérgenos mediante una respuesta inmunitaria humoral que comporta la producción de IgE específicas.

    Se trata de una respuesta de tipo T Helper-2, en la que los linfocitos T específicos producen IL-4, IL-5 e IL-13, estimulando la síntesis de IgE específicas contra los alérgenos implicados.

    Las IgE se fijan mediante receptores específicos a la superficie de los mastocitos cutáneos y un nuevo contacto con los alérgenos induce la degranulación mastocítica y la liberación de mediadores como histamina, prostaglandinas o leucotrienos.

    En este modelo, las infecciones secundarias (bacterianas o por Malassezia) y el rascado tienen un papel fundamental, pues ayudan a mantener activa la respuesta inflamatoria.

    Alteración en la barrera cutánea

    La epidermis constituye una eficaz barrera en la que los queratinocitos quedan sellados por las uniones intercelulares (desmosomas) y por un cemento extracelular proteico y lipídico.

    Una alteración de la función aislante de la epidermis, de origen genético o adquirido, permitiría una mayor penetración de los alérgenos y sería la causa de una respuesta inmunitaria anormal, de hipersensibilidad. La disfunción de la barrera cutánea sería responsable de un incremento en la penetración de alérgenos vía percutánea y también de un incremento en la pérdida de agua transepidérmica (transepidermal water loss, TEWL), la cual sería responsable de la xerosis (piel seca) característica de la dermatitis atópica.

    dermatitis atopica perros

    Diagnóstico y tratamiento de la dermatitis atópica en perros

    Diagnóstico

    El diagnóstico de DAC es clínico. Se establece en un animal con historia y cuadro clínico compatibles y en el cual se han de descartar otras causas comunes de prurito, en especial, la sarna sarcóptica, la demodicosis, la foliculitis bacteriana, la dermatitis por Malassezia y la alergia alimentaria.

    Tratamiento

    Al ser una enfermedad crónica, la dermatitis canina no tiene cura. Sin embargo, existen diversas medidas terapéuticas y cambios en el estilo de vida que mejoran mucho el cuadro clínico del animal y pueden alargar el período entre una crisis y otra:

    • Las medidas de soporte general son intervenciones que por ellas solas, generalmente, no tienen la capacidad de controlar los casos más graves de DAC, pero que ayudan a avanzar en el control y permiten reducir la dosis de fármacos:
    • Control estricto de ectoparásitos y evitar que el animal pase demasiado calor, ya que ambas condiciones pueden desencadenar una crisis y agravar los síntomas.
    • Baños frecuentes con un champú adecuado para controlar las infecciones secundarias, eliminar los alérgenos de la piel y aliviar los síntomas inflamatorios y pruriginosos.
    • Alimentación con un pienso específico: Advance Veterinary Diet Atopic Care, el cual actúa a tres niveles:
      • El gel aloe vera y los ácidos grasos omega-6 actúan incrementando la capa lipídica de la epidermis.
      • Tiene una marcada actividad antiinflamatoria.
      • Y ayuda al proceso de cicatrización y reparación.

    La clave para controlar la aparición de las crisis y mejorar la calidad de vida del animal radica en administrar un tratamiento farmacológico adecuado.

    En la actualidad hay tres abordajes terapéuticos principales de la DAC: la inmunoterapia alérgeno específica, la corticoterapia (tópica o sistémica) y la ciclosporina A.

    Clinical report - Dermatitis atópica canina

    Tratamiento de la dermatitis atópica canina con ciclosporina

    En concreto, la ciclosporina A es una terapia de contrastada eficacia en la DAC y los estudios demuestran que es efectiva en más del 80 % de los casos. Se trata de un fármaco con capacidad inmunosupresora a través de su unión a una proteína de linfocitos inmunocompetentes, concretamente linfocitos T.

    En la mayoría de los casos, la dosis recomendada inicial es de 5 mg/kg/día de ciclosporina por vía oral, preferentemente dos horas antes o después de la comida para potenciar su absorción. Tras una o dos semanas de tratamiento, los síntomas deben empezar a remitir y el animal experimentará cierta mejoría. Para obtener una mayor concentración de ciclosporina en sangre, en ocasiones, se recomienda la administración simultánea de 5-10 mg/kg de ketokonazol.

    Su gran margen de seguridad en perros, junto a la variabilidad interindividual limitada y la falta de correlación entre las concentraciones sanguíneas y la respuesta clínica, hace que la monitorización rutinaria de la ciclosporina A sanguínea no sea necesaria en la dermatitis atópica de los perros.

    La eficacia de la ciclosporina es similar a la de los glucocorticoides, pero tiene pocos efectos adversos, como corroboró un estudio1 realizado por investigadores de Novartis Animal Health, en el que se evaluaron diferentes ensayos clínicos en los que participaron unos 799 perros con dermatitis atópica, de los cuales el 84 % fueron tratados con ciclosporina, el 20 % con placebo, el 9 % con glucocorticoides orales y el 3 % restante con antihistamínicos.

    La duración del tratamiento de los animales osciló entre 2 semanas y 6 meses. Durante ese tiempo, las lesiones en los perros mejoraron entre un 30 y 52 % a las 4 semanas, entre un 53 y 84 % a las 6 semanas y entre un 52 y un 69 % a las 16 semanas de tratamiento. Los efectos adversos más frecuentes fueron los vómitos y la diarrea, presentándose en entre el 15 y 25 % de los perros.

    Estos resultados se deben a la acción inhibidora de la ciclosporina sobre la calcineurina, una enzima que desempeña un rol esencial en la activación genética de la dermatitis canina, así como en su capacidad para reducir la respuesta autoinmune al inhibir las interleucinas, en especial la IL-2, una citoquina proinflamatoria que interviene en la reacción inflamatoria del cuerpo, el establecimiento de la memoria inmunitaria celular y el reconocimiento de los antígenos externos e internos. Como resultado, la ciclosporina no solo proporciona un alivio de los síntomas de la dermatitis atópica canina, sino que también contribuye a alargar la aparición de las crisis.

    ¿Cómo dosificar la ciclosporina en el tratamiento a largo plazo de la dermatitis atópica canina?

    Si la ciclosporina ha sido efectiva tras unas cuatro semanas de tratamiento, se sugiere reducir su dosis de manera progresiva hasta llegar a la dosis mínima necesaria para controlar los síntomas de la dermatitis atópica canina. Un  studio2 realizado por investigadores del College of Veterinary Medicine, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, encontró que también es efectivo aumentar los intervalos de administración en el tratamiento a largo plazo con ciclosporina.

    Para llegar a estas conclusiones, se seleccionaron a 30 perros diagnosticados con dermatitis atópica y se empezaron a tratar con 5 mg/kg de ciclosporina una vez al día durante cuatro semanas. Luego, se separaron a los perros de forma aleatoria en dos grupos. Al primer grupo se le redujo mensualmente la dosis de ciclosporina, a 2,5 y 1,25 mg/kg al día hasta alcanzar una reducción del 50 y 75 % de las lesiones respectivamente; y al otro grupo se le aumentaron los intervalos, administrando primero la ciclosporina en días alternos y luego cada 4 días hasta alcanzar la misma reducción en las lesiones que el otro grupo.

    Los resultados mostraron que a las 4, 8 y 12 semanas no hubo diferencias significativas en relación a la mejoría de las lesiones y el prurito en los grupos de animales. Tampoco se observaron efectos adversos diferentes. Se logró reducir la dosis de ciclosporina en 12 perros del primer grupo y en 13 del segundo grupo, lo que indica que una vez controlada la enfermedad es posible reducir la dosis de ciclosporina o aumentar los intervalos de su administración manteniendo la misma efectividad.

    En cualquier caso, la reducción de la dosis dependerá de la respuesta clínica del animal a la terapia. Por lo general, no es necesario evaluar los niveles de ciclosporina antes de reducir la dosis, como constató otra investigación3 llevada a cabo por investigadores de la Clinique Vétérinaire Saint Bernard en Francia, pero en algunos casos puede ser útil conocer los niveles séricos de ciclosporina.

    De hecho, la medición de los niveles en sangre puede ser útil cuando el perro no ha respondido a la medicación o existe un riesgo de toxicidad por haberse administrado ciclosporina durante un período de tiempo prolongado o junto con otro medicamento que aumente su biodisponibilidad.

    dermatitis atópica

    Bibliografía
    1. Steffan, J. et. Al. (2006) A systematic review and meta-analysis of the efficacy and safety of cyclosporin for the treatment of atopic dermatitis in dogs. Veterinary Dermatology; 17(1): 3-16.
    2. Olivry T., Rivierre C., Murphy K. M., Jackson H. A., Chavez F. (2003) Maintenance treatment of canine atopic dermatitis with cyclosporin: decreasing dosages or increasing intervals? Veterinary Dermatology; 14: 220.
    3. Guaguère E. et. Al (2004) Cyclosporin A: a new drug in the field of canine dermatology. Veterinary Dermatology; 15: 61-74.