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Nutrición canina. La importancia de una dieta equilibrada y adecuada

La alimentación es una pieza fundamental de la salud y bienestar de los perros. Es por eso por lo que la nutrición canina cada vez está cobrando más importancia, siendo el foco de cada vez un mayor número de estudios de investigación.

Introducción

Una dieta equilibrada y adecuada es esencial para que los perros mantengan su peso ideal, tengan un pelaje sano y brillante, y mantengan un correcto funcionamiento de su sistema digestivo, entre otros. Pero, como veterinarios y en un tema tan importante sobre el que nuestros clientes nos piden consejo, hemos de saber responder muchas de las preguntas que nos plantean de forma clara. A continuación, intentamos resolver algunas de estas cuestiones y más.

 

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Una nutrición canina “personalizada”

La dieta que recomendemos dependerá de varios factores concretos de nuestro perro, como, por ejemplo, la edad, el estado fértil o incluso la raza en algunos casos.

Los perros más jóvenes y activos necesitarán una dieta con más proteínas y calorías para mantener su balance energético, mientras que los perros mayores y menos activos necesitarán una dieta más baja en calorías y con proteína de más calidad y digestible. Además, según la raza, también puede haber algunas particularidades a tener en cuenta, como en razas braquicéfalas la forma de la croqueta o en razas gigantes el contenido de calcio en edad de crecimiento (1).

Por lo general, el sexo del animal no es un factor demasiado relevante, por lo que se puede obviar en la mayoría de los casos. No debemos olvidar por eso la preferencia del animal. Consumos adecuados de una dieta regular suele ser mejor que la dieta ideal, pero que no es ingerida en las cantidades necesarias.

La nutrición canina cuando hay problemas de salud

Un factor muy importante que considerar es si el animal presenta un problema de salud. Especialmente si presenta patologías donde la nutrición juega un papel más importante en el manejo de la enfermedad, como podría ser la enfermedad renal crónica, la diabetes, obesidad o cualquier intolerancia/alergia alimentaria.

Si el perro sufre de una enfermedad renal crónica, por ejemplo, debemos evitar una dieta alta fósforo, entre otras consideraciones, ya que esto puede ser perjudicial para la progresión de la enfermedad (2). En estos casos, recurriríamos a gamas veterinarias, que son de alta calidad y de venta exclusiva en clínicas veterinarias. Estas dietas están respaldadas por estudios que certifican su efectividad en el manejo de dicha patología.

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El coste de alimentar a nuestro perro

El factor económico, por otro lado, es también una pieza importante que tener en cuenta en los consejos que demos a los tutores, decantando la balanza hacia dietas de gama alta, media o baja. Las principales diferencias entre las gamas son la calidad de los ingredientes y la constancia en las formulaciones.

  • Dietas de gama alta tienden a tener ingredientes de alta calidad y con mayor digestibilidad, además de una fórmula que es constante en el tiempo.

  • Por otro lado, las dietas de gama media y baja suelen incluir ingredientes de menor calidad y digestibilidad, además de poder tener variaciones en el tiempo de la composición e ingredientes.

Cabe mencionar que toda dieta que esté en el mercado y que se certifique como completa y equilibrada, debe cumplir, como mínimo, con los requerimientos de los nutrientes esenciales determinados por diferentes asociaciones como la FEDIAF (European Pet Food Industry Federation). Además, también deben cumplir con las distintas normativas europeas y estatales, por lo que son seguras para su consumo.

Contenido de agua en la dieta

Normalmente los veterinarios hablamos de alimento seco o húmedo, y debemos conocer los pros y contras de ambos tipos.

De cara a los tutores, las dietas secas tienen dos claras ventaja: son más económicas, y además ayudan al mantenimiento dental de sus animales de compañía, al tener un mayor poder abrasivo y de limpieza del diente que las dietas húmedas.

Las dietas húmedas, en cambio tienen el inconveniente de que son más costosas que las dietas secas, no solo porque su valor nutritivo está menos concentrado, sino porque además necesitan de un mayor espacio de almacenaje (el volumen es mayor) y son más difíciles de manipular, especialmente si se requiere, por ejemplo, de pesaje del alimento. En cambio, el alimento húmedo es la solución para los perros inapetentes o para los que no les guste el alimento seco, para los cuáles una alternativa también puede ser la de mezclar en proporciones variables, dieta húmeda con dieta seca, ya sea en su ración o en forma de premio o recompensa.

Por último, y dado que las dietas húmedas podrían ser peores para la salud oral (3) podría ser recomendable en los perros que comen solo este tipo de alimentos, añadir un premio dental al finalizar la ingesta, que ayude a su limpieza, y realizar controles dentales de forma regular.

 

Nutrición canina y cambio de dieta

Cambiar la dieta a un animal puede comportar cambios importantes en la microbiota intestinal y en la fisiología digestiva (4); es por eso por lo que debe hacerse cuando exista un motivo claro, con precaución y de forma controlada, especialmente cuando se trate de una dieta muy distinta a la original.

Una vez se ha decidido cambiar de dieta, ya sea por necesidad o por nuevas preferencias del propietario, es importante tener en cuenta una serie de consideraciones. Una transición abrupta puede causar problemas digestivos en nuestro perro. Por eso, debemos mezclar gradualmente la nueva dieta con la vieja en una proporción creciente durante un periodo variable de días, pudiendo ir incrementando la proporción de la nueva dieta de 33%, 25% o 10%.

Cuanto más distintas sean las dietas entre sí a nivel de composición, ingredientes o preparación, más días de transición serían recomendables. Por lo general, de 3 a 5 días puede ser adecuado para dietas semejantes, mientras que para dietas muy distintas es recomendable prolongarlo hasta 7 o 10 días. 

No hay que olvidar por eso, que la densidad calórica del nuevo alimento será distinta y, por tanto, la cantidad de pienso no será la misma que antes.

 

Conclusiones

En resumen, la nutrición canina es esencial para mantener la salud y el bienestar de nuestras mascotas. Al recomendar una dieta, debemos considerar factores como la edad, el tamaño, el estado fértil o la actividad del perro, así como cualquier problema de salud que pueda tener. Las dietas húmedas pueden ser útiles para algunos perros, pero es importante tener en cuenta su posible efecto sobre la salud oral, sus costos y su manipulación. Por último, si decidimos cambiar la dieta de un perro, debemos hacerlo gradualmente y vigilar cualquier cambio en su comportamiento o salud.

 

Preguntas 

¿Qué factores básicos hay que tener en cuenta a la hora de recomendar una dieta a un perro?

Como hemos desarrollado previamente en el artículo hay que tener en cuenta las características intrínsecas de nuestro perro (edad, raza y las preferencias del mismo animal); si existen problemas de salud en los cuales la dieta pueda ser un factor relevante en el manejo de la misma; y por último el factor económico, es decir, cuánto se puede o quiere gastar la familia del perro en su alimentación.

 

¿En qué casos se recomienda una nutrición basada en dietas húmedas?

Las dietas húmedas pueden ser de gran ayuda en ciertas situaciones. Estas son una opción popular para los perros que tienen dificultades para masticar o tragar alimentos secos. Además, pueden ser útiles para los perros que necesitan un mayor aporte de agua, como los que padecen urolitiasis. Las dietas húmedas generalmente contienen más proteínas y menos carbohidratos que las dietas secas, lo que las hace adecuadas para los perros con alergias a algún componente de los granos. A su vez, debido al gran poder saciante de la proteína y al gran volumen derivado del alto contenido en agua, pueden ser interesantes para controlar mejor la saciedad en perros en proceso de pérdida de peso. Finalmente, estas dietas generalmente suelen considerarse más palatables, por lo que también podrían ser recomendables en caso de inapetencia o hiporexia, frecuente en animales geriátricos o enfermos.

 

¿Cuándo recomendar un cambio de dieta y cómo hacerlo?

Hay varios motivos que puedan justificar la transición a una nueva dieta; desde la aparición de síntomas digestivos, cutáneos o del pelaje no relacionados con ningún otro cambio, a la necesidad de tratar una enfermedad presente o una bajada sostenida del consumo de alimento.

Una transición abrupta puede causar problemas digestivos en nuestro perro. Por eso, debemos mezclar gradualmente la nueva dieta con la vieja en una proporción creciente durante un periodo variable de días, pudiendo ir incrementando la proporción de la nueva dieta de 33%, 25% o 10%. Cuanto más distintas sean las dietas entre sí a nivel de composición, ingredientes o preparación, más días de transición serían recomendables.

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Bibliografía
 
1.     Dämmrich K. Relationship between Nutrition and Bone Growth in Large and Giant Dogs. J Nutr. 1991 Nov 1;121(suppl_11):S114–21. https://doi.org/10.1093/jn/121.suppl_11.S114
2.     Parker VJ. Nutritional Management for Dogs and Cats with Chronic Kidney Disease. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice. 2021;51(3):685–710. https://doi.org/10.1016/j.cvsm.2021.01.007
3.     Gawor JP, Reiter AM, Jodkowska K, Kurski G, Wojtacki MP, Kurek A. Influence of Diet on Oral Health in Cats and Dogs. J Nutr. 2006 Jul 1;136(7):2021S-2023S. https://doi.org/10.1093/jn/136.7.2021S
4.     Lin CY, Jha AR, Oba PM, Yotis SM, Shmalberg J, Honaker RW, et al. Longitudinal fecal microbiome and metabolite data demonstrate rapid shifts and subsequent stabilization after an abrupt dietary change in healthy adult dogs. Anim Microbiome. 2022;4(1):46. https://doi.org/10.1186/s42523-022-00194-9