Agility entrenamiento ¿Cómo iniciar a tu perro en este deporte?
Artículo actualizado a 10 de noviembre de 2022
¿En qué consiste el entrenamiento Agility y qué beneficios reporta?
El entrenamiento Agility surgió en 1978 en Inglaterra, como un espectáculo adicional de la exposición canina Crufts. Inspirado en las competiciones de salto de caballos, su objetivo era demostrar la agilidad y velocidad natural de los perros.
Hoy es una modalidad deportiva en la que la mascota sigue un circuito con obstáculos, generalmente compuesto por entre doce y dieciocho elementos, que pueden ser desde vallas y túneles hasta rampas. El objetivo es que el perro supere los obstáculos de la manera más limpia posible y en el menor tiempo.
Este tipo de entrenamientos tienen un reglamento internacional elaborado por la Féderation Cynologique Internationale o FCI, que se encarga de determinar rutas y circuitos oficiales, con el objetivo de establecer una serie de normas que sean válidas para todos los países y definir un marco adecuado para las competiciones. No obstante, existen circuitos que no están homologados oficialmente y que pueden ser muy interesantes para la práctica deportiva amateur.
Asimismo, los circuitos pueden diferenciarse en distintos grados establecidos por la Real Sociedad Canina de España según el nivel alcanzado por el perro y sus habilidades, diferenciando entre grado I (circuitos para animales recién iniciados en el entrenamiento), grado II (disponibles para perros con licencia) y grado III (dedicado a animales de competición).
Lo interesante del Agility es que se trata de un deporte en equipo, ya que tendrás que guiar a tu mascota pero sin tocarla, utilizando únicamente el lenguaje corporal y las señales vocales. De hecho, el entrenamiento Agility mejora la comunicación y fortalece el vínculo afectivo con la mascota. Un estudio publicado en la revista Behavioural Processes comprobó que los perros entrenados en Agility buscan más la mirada del dueño durante los juegos de solución de problemas, lo cual denota un vínculo de confianza más estrecho.
Agility también ayuda a resolver los problemas de comportamiento de los canes. A diferencia de los paseos, este entrenamiento ejercita su cerebro combatiendo el aburrimiento, que es una de las principales causas de los problemas comportamentales en los canes con mucha energía. De hecho, una investigación realizada en la Universidad de La Salle descubrió que los perros que practican Agility tienen una mayor actividad parasimpática en reposo y después del ejercicio, un indicador de relajación y de un buen funcionamiento del sistema nervioso.
¿Todos los perros pueden practicar Agility?
Los border collie, debido a su inteligencia y capacidad para seguir órdenes, son la raza más famosa que practica Agility, pero todos los perros pueden realizar este entrenamiento. Lo importante es que forméis un buen equipo y que los obstáculos sean adecuados a su tamaño y agilidad. No obstante, existen razas como el san bernardo que pueden sentirse frustradas con este entrenamiento ya que su corpulencia y falta de agilidad les impiden superar bien los obstáculos, por lo que es mejor que realicen otro tipo de actividad física.
También hay que tener en cuenta la edad del animal. El entrenamiento Agility no comienza hasta que el cachorro tenga entre seis y ocho meses, aunque algunos entrenadores recomiendan esperar hasta que el cachorro cumpla el año. Dado que se trata de un deporte de alto impacto, los movimientos bruscos pueden causar deformaciones y daños en un sistema osteomuscular que está en pleno desarrollo. Además, antes de empezar, el perro debe haber aprendido algunas órdenes básicas, sin las cuales es imposible practicar este deporte.
No obstante, para minimizar el riesgo de lesiones, lo ideal es que ambos deis vuestros primeros pasos en el Agility con un buen entrenador. Una investigación publicada en Journal of the American Veterinary Medical Association, en la que se analizaron 1669 entrenadores y 3801 perros, reveló que cuando los entrenadores tienen entre cinco y diez años de experiencia es menos probable que los canes se lesionen. También descubrieron que las lesiones son más comunes en los perros con menos de cuatro años de experiencia en el deporte.
En función del tamaño del perro, se han establecido las siguientes categorías en las competiciones oficiales:
- Categoría S: para perros de tamaño pequeño, que se encuentran por debajo de 35 cm a la cruz. Por ejemplo, el crestado chino.
- Categoría M: para perros de tamaño medio, cuya altura a la cruz supera los 35 cm pero es inferior a 43 cm de altura, como por ejemplo el west highland white terrier.
- Categoría L: para perros de tamaño grande que cumplen con una medida superior a los 43 cm a la cruz, como es el caso del border collie.
Cómo iniciar el entrenamiento
Los pet parents pueden realizar las pruebas Agility tanto de manera profesional, con circuitos homologados, como por su propia cuenta. No obstante, es imprescindible que exista un inicio gradual, que no sea forzado, ya que puede echar por tierra el trabajo previo realizado.
Una de las opciones más empleada es la asistencia a clubs y escuelas que cuentan con profesionales que proporcionan las pautas para iniciarse de manera correcta en los circuitos. Si, además, se trata de clases colectivas, será una buena oportunidad para la socialización del perro.
Con todo, se pueden elaborar diferentes circuitos de forma autónoma, creando un circuito propio y personalizado para el animal.
Consejos para empezar el entrenamiento Agility
- Aplicar el reforzamiento positivo. El entrenamiento Agility es una oportunidad para disfrutar, por lo que es importante utilizar el refuerzo positivo. Con premios y caricias el aprendizaje fluirá mejor y el perro se sentirá más motivado. Un metaanálisis de diecisiete estudios publicado en Journal of Veterinary Behavior, en el que se compararon los efectos y la eficacia de los métodos de entrenamiento basados en el refuerzo positivo o negativo, comprobó que los métodos de entrenamiento aversivo no solo ponen en peligro la salud física y mental de los perros, sino que además retrasan el aprendizaje y generan comportamientos disruptivos.
- Tener paciencia. Si la mascota se frustra durante el entrenamiento, no disfrutará del juego y perderá la motivación. Por lo tanto, hay que armarse de paciencia y facilitarle el trabajo al inicio. Poco a poco se irá complejizando el recorrido añadiendo nuevos obstáculos. De hecho, hay que recordar que durante las sesiones de aprendizaje no se realizan circuitos completos: el can debe aprender obstáculo por obstáculo.
- Jamás utilizar collar. Practicar Agility con collar es extremadamente peligroso, ya que este podría engancharse en alguno de los obstáculos y dañar a la mascota. Por eso el perro no debe llevar collar, ni siquiera los antiparasitarios.
- Asegurarse de que los obstáculos sean apropiados. Los obstáculos no solo deben ser adecuados al tamaño del can, sino que también deben estar colocados de manera que no le hagan daño. Los saltos y las vallas, por ejemplo, no pueden ser fijos, sino que deben caerse al más mínimo roce para evitar que el perro se lesione.
Conclusión
Los entrenamientos Agility son una forma completa, divertida y enriquecedora de que perros y personas realicen ejercicio de forma conjunta a la vez que desarrollan su vínculo. Además, estos entrenamientos son aptos para todo tipo de razas y se pueden realizar en cualquier escuela especializada en esta modalidad deportiva.