Osteoartritis Degenerativa
ETIOLOGÍA: La osteoartritis degenerativa es una alteración articular que se caracteriza por la destrucción del cartílago articular, esclerosis ósea subcondral y producción de osteofitos marginales. Es un proceso degenerativo lento muy común en los perros y más raro en los gatos. El origen de la degeneración puede ser debido a tres causas:
- Actuación de fuerzas anómalas sobre el cartílago articular normal, como es el caso de las anormalidades anatómicas como la displasia de cadera.
- Actuación de fuerzas normales sobre el cartílago articular anormal, por ejemplo en la evolución de un trauma articular.
- Actuación de fuerzas normales sobre el cartílago articular normal pero con una base subcondral anormal, como es el caso de la falta de vascularización de la cabeza del fémur tras un trauma. El inicio del proceso es poco conocido, pero evoluciona al perder la superficie articular elasticidad por una pérdida de proteoglicanos por parte de la matriz cartilaginosa. Esta hipoelasticidad produce microfracturas que alteran los condrocitos, lo cual aumenta la pérdida de elasticidad que acaba produciendo una sinovitis y una capsulitis. El aumento de la producción de prostaglandinas por la inflamación empeora el problema, ya que éstas inhiben la reparación del cartílago. La osteoartritis produce dolor, osteofitos periarticulares y pérdida de la funcionalidad de la articulación.
PRONÓSTICO: Es una enfermedad progresiva, y como tal, deberá ser presentada a los propietarios. De todas maneras hay animales que, tras un período de dolor articular más o menos severo, pueden manifestar temporadas prolongadas con una ausencia total de signos clínicos. Se debe monitorizar a los animales cada 4-6 meses para ajustar la dosis y hablar con los propietarios.
SÍNTOMAS: Como es lógico, la sintomatología varía según la articulación o articulaciones afectadas y la gravedad del proceso. De todas maneras siempre incluye cojeras, dolor y calor articular que empeora con el ejercicio. Al disminuir el movimiento del animal se produce también, a la larga, una atrofia de los músculos afectados por la articulación.
TRATAMIENTO: En primer lugar, si la hay, hay que tratar la causa primaria que ha producido la degeneración articular. En segundo lugar debemos estudiar cómo es la vida del animal y cambiar los factores ambientales que puedan empeorar el proceso. El más importante es la obesidad y también la cantidad de ejercicio que realiza. Debemos instaurar una dieta de adelgazamiento y de mantenimiento lo antes posible. También debemos evitar ejercicios violentos o la ausencia de ejercicio. Se ha demostrado que los ejercicios moderados mantienen la articulación en un estado funcional y no producen dolor como los violentos o prolongados. De todas maneras, la cantidad de ejercicio es un dato que no se puede cuantificar y se deberá dejar al raciocinio del propietario. La terapia farmacológica es muy amplia y cada clínico deberá escoger la que le ofrezca mejores resultados. Debe comenzarse el tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos, éstos producen una buena respuesta al dolor y a la inflamación y permiten tratamientos muy prolongados. Debemos vigilar las dosis y sobre todo evitar que los propietarios extrapolen las dosis de humanos a sus animales de compañía. Otro factor a tener en cuenta es que esta terapia se suele dar en perros de edad avanzada y hay que vigilar el estado renal del animal, pues producen una disminución de la filtración glomerular. De entre todos ellos destacamos para su uso en perros el [ácido acetil-salicílico], el metamizol magnésico y el [naproxeno] ya que son fármacos que se pueden administrar durante mucho tiempo y son bien tolerados. En el gato destacamos el [ácido acetil-salicílico] y el ácido tolfenámico. Cuando la terapia con antiinflamatorios no esteroideos no funciona como en el caso de alteraciones más o menos avanzadas o graves, muchos clínicos optan por la [prednisona/olona] como terapia única o acompañada de las anteriores. No obstante, los autores piensan que en casos de animales de edad avanzada es más seguro el uso de corticoesteroides por su nula incidencia en la filtración glomerular y por su buena aceptación. De todas maneras, no están claros los beneficios de la corticoterapia a largo plazo por su actuación sobre la desmineralización del cartílago articular. Por último, también pueden ser interesantes los tratamientos quirúrgicos, entre los que se encuentra la sustitución de la articulación mediante una prótesis o la anulación o eliminación de la articulación mediante una artrodesis o una escisión mediante una artroplastia.