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    Hernia en perros. ¿Mejor TAC o mielografia para detectarla?

    La mielografía ha sido tradicionalmente el método gold.standard para el diagnóstico de la herniación del disco intervertebral en el perro. Sin embargo, a pesar de que puede localizar la lesión y detectar la lateralización de la hernia, es una prueba costosa, larga y que se asocia a múltiples posibles efectos secundarios, de los que se han descrito: crisis epilépticas, mielopatía, apnea, arritmias cardíacas, meningitis, hemorragia subaracnoidea e incluso el fallecimiento del animal.

    Es por eso que surgieron otras pruebas para el diagnóstico de la hernia: la tomografía computarizada.

    La tomografía computarizada es un procedimiento no invasivo que es más rápido en su realización que la mielografía. Puede identificar material calcificado en el disco intervertebral y hemorragia en el canal vertebral incluso realizándose sin contraste.  Sin embargo, dado que las dos pruebas se pueden complementarse entre sí para algunos resultados, se han llegado a utilizar a la vez de cara a evidenciar con exactitud la extensión de la herniación y el grado de compresión medular.

    Sin embargo, existen pocos estudios en la literatura que comparan la sensibilidad de ambas pruebas entre sí para la determinación de la hernia del disco intervertebral en perros. Por ello, queremos analizar un estudio realizado en 2008 en Estados Unidos y publicado en 2009 que comparó las dos pruebas analizando su capacidad de diagnóstico así como los efectos secundarios que se asociaban a cada una.

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    Los criterios de inclusión para este trabajo fueron, un TAC prequirúrgico, mielografía, o ambos, y confirmación de la hernia discal entre las articulaciones vertebrales T3 y L6 por cirugía o necropsia. Los hallazgos en las imágenes se clasificaron como positivos o no concluyentes. También se compararon entre los grupos de imágenes los efectos adversos, como hipotensión, arritmias cardiacas, convulsiones, muerte, e infección del tracto urinario inferior.

    Un total de 182 perros cumplieron los criterios de inclusión. Algunos tenían afectación aguda (duración de los síntomas menor a 7 días) que fueron 153 y el resto tenía afectación crónica (duración mayor a 7 días, siendo 20 días la media). En cuanto a las pruebas complementarias en 116 perros se había realizado una mielografía como prueba inicial de diagnóstico de imagen y en 66 perros se realizó un TAC. La sensibilidad relativa para localizar el sitio de la hernia discal fue del 83,6% cuando la mielografía fue la primera prueba realizada y del 81,8% cuando la primera prueba realizada fue el TAC. El TAC fue más sensible que la mielografía en la detección de lesiones en perros con afección crónica (P = 0,025). La mielografía fue más sensible que el TAC en la detección de lesiones en los perros pequeños. En cuanto a los efectos adversos, aparecieron crisis epilépticas únicamente en perros que recibieron mielografía (ya sea como modalidad única [2% de los perros] o en combinación con el TC [10%]) Además, en los perros los que se les realizaban las dos modalidades también tenían más episodios de infecciones urinarias del tracto inferior. En cuanto al resto de efectos (hipotensión y arritmias cardíacas) no hubo diferencias entre los diversos grupos.

    Así pues, tanto la mielografía como el TC son pruebas útiles para el diagnóstico y localización de la herniación del disco intervertebral en perros son una sensibilidad discretamente superior al 80% ambas. En los perros más pesados, y crónicamente afectados debería considerarse más el uso de la TC y en perros pequeños la mielografía. Por ello es importante poder realizar una correcta valoración corporal del animal.

    1-Lamb CR. Accuracy of survery radiographic diagnosis of untervertebral disc protrusion in dogs. Vet Rad Ultrasound 2002;43:222– 228.

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