GEDA- Casos clínicos en dermatología - Dr. Eloy Castilla
Caso Clínico 1
El primer caso del Dr. Castilla presenta un Setter inglés macho de dieciséis meses con una historia de cinco días de lesiones cutáneas localizadas a nivel del puente nasal pruriginosas. Por este motivo había consultado previamente administrándole antibióticos y antiinflamatorios. Tuvo una evolución tórpida, cambiando las lesiones a un patrón ulcerativo. Ello nos indicaba que las lesiones no eran superficiales sino que afectaban a las partes más profundas de la dermis. El resto de la exploración clínica reveló que presentaba fiebre y linfadenopatias retromandibulares y poplíteas. Al ampliar la exploración física se observó que también había lesiones en las orejas, escroto y abdomen.
En este momento se planteó el siguiente diagnóstico diferencial:
- Pioderma nasal
- Forunculosis eosinofílica
- Dermatofitosis
Se realizó una citología que mostraba numerosos eosinófilos, macrófagos y neutrófilos con ausencia de bacterias y levaduras. La biopsia mostró lesiones de foliculitis y forúnculos eosinofílicos. No se observó ningún patógeno con cultivos negativos.
Así pues se diagnosticó de una forunculosis eosinofílica iniciando tratamiento con corticoides a dosis de inmunosupresión. El uso de antibióticos en esta patología puede estar indicado según los resultados de la biopsia de cara a evitar o tratar una sobreinfección. Además hay que explicar a los propietarios los posibles defectos cosméticos que pueden dejar estas lesiones al cicatrizar.
Caso Clínico 2
El segundo caso se trata de un gato europeo macho de seis años que acudía para segunda opinión. No tenía antecedentes médicos y vivía al aire libre. Presentaba una historia de prurito de larga evolución con lesiones nodulares ulceradas en el dorso, cola y abdomen realizando tratamiento anti pulgas y corticoide sin respuesta.
Ante lesiones tipo nódulos debemos plantearnos el diagnóstico diferencial entre enfermedades infecciosas, inflamatorias o neoplásicas por lo que se realizó un frotis que mostraba un infiltrado inflamatorio rico en eosinófilos. Posterior a ello se realizó una PAAF que mostraba un infiltrado inflamatorio piogranulomatoso rico en eosinófilos y macrófagos con elementos de talla variable compatibles con hongos del género Cryptococcus. Se realizó una biopsia que mostró un piogranuloma superficial y profundo heterogéneo con eosinófilos asociado a elementos redondos y ovales con cápsula, PAS +, compatibles con Cryptococcus. El cultivo de la muestra fue positivo para C. neoformans. Se realizó una analítica sin alteraciones y un fondo de ojo que mostraba una coriorretinitis diagnosticandose de criptococosis cutánea con signos oftalmológicos acompañantes instaurando tratamiento con itraconazol.
Hay que recordar que es la micosis sistémica profunda más frecuente en el felino, siendo la vía de adquisición la inhalación del hongo proveniente del guano de aves. Además dado que parte de la patogenicidad del criptococo se encuentra en relación la inmunocompetencia del animal se debe realizar una analítica completa.
Caso Clínico 3
El último caso muestra un perro labrador adoptado de tres años remitido tras su paso por varios veterinarios por una supuesta alergia que no respondía a los tratamientos. Presentaba seborrea y liquenificación de la piel con prurito acompañante.
Previamente se habían descartado alergias alimentarias y se había realizado una serología de leishmania y cultivo de dermatofitos que resultaron negativos. Se había realizando una biopsia que mostraba ictiosis y pioderma por lo que orientaron como cuadro alérgico y por no respuesta al tratamiento inicial lo derivaron para valoración de nuevos tratamientos.
Al examen físico destacaba liquenificación de la piel, seborrea y eritema generalizado, planteando el siguiente diagnóstico diferencial:
- Alergia cutánea
- Ectoparásitos
- Seborrea primaria
- Dermatosis autoinmune
Se realizaron una citología de impresión que mostró pioderma generalizado y un raspado y tricograma sin alteraciones con una analítica sanguínea que mostraba mínima neutrofilia. Así pues, ante una seborrea y pioderma generalizado cuya etiología no acababa de quedar clara se suspendieron los corticoides y se adaptó la terapia tópica (champú antiseborreico y antiséptico) administrando antibióticos (cefalexina) y realizando previamente nuevos cultivos acordando que en caso de mala evolución se repetirían las biopsias.
Con el tratamiento fue mejorando el prurito y la liquenificación y empezaron a aparecer sobre las lesiones previas costras, pústulas y pápulas que sugerían una etiología diferente a la alergia cutánea. Se realizó una biopsia siendo ésta compatible con un pénfigo superficial generalizado. Se inició corticoterapia a dosis inmunosupresoras manteniendo los cuidados tópicos, disminuyendo posteriormente la frecuencia de los corticoides con buena evolución.