FORL: manejo de lesiones odontoclásticas reabsortivas felinas
La lesión odontoclástica reabsortiva felina (FORL, en inglés) es detectada frecuentemente en los gatos,1 y es a menudo infradiagnosticada o confundida con fracturas dentales o caries.2 La incidencia de esta patología es superior al 60% en pacientes con al menos un diente afectado, incrementándose ésta con la edad del animal.1
La etiología, a pesar de los estudios realizados, es actualmente desconocida.2
Fisiopatogenia
Inicialmente la lesión tiene forma de pequeñas perforaciones en la superficie del diente, justo bajo la línea de la encía. Según progresa, los orificios se hacen más grandes y dolorosos, hasta que la corona se rompe dejando las raíces dentro del hueso.3
Esta patología cursa con la destrucción de tejido dentario por activación de los osteoclastos en el cuello y/o raíz y/o corona dental. En casos avanzados se detecta un alto grado de destrucción dentaria.2
Clínica
Aunque los gatos que padecen FORL pueden presentar halitosis, disfagia, ptialismo, anorexia, deshidratación, pérdida de peso, letargia y malestar, la mayoría de los afectados no muestran signos clínicos distintivos. También se han observado estornudos, movimiento excesivo de la lengua o sacudidas de cabeza.4
Diagnóstico
Las lesiones se manifiestan como una destrucción dental (reabsorción externa o interna), especialmente en el área de la unión cemento-esmalte y en regiones apicales a ésta. De ahí que la radiología dental es imprescindible para un estudio detallado y adecuado de la enfermedad.1
Las radiografías son necesarias para determinar si el defecto reabsortivo ha penetrado en la pulpa o si hay presencia de lucencias periapicales, importante para el tratamiento de restauración posterior.4
Macroscópicamente podemos detectar diferentes hallazgos, siendo común en los primeros estadios la detección mediante el explorador dental de reabsorciones dentales en el cuello dentario, así como la formación de tejido de granulación en la encía cubriendo los defectos dentales.1
En numerosas ocasiones, mediante el uso del explorador dental, se manifiesta dolor evidente producido por la patología, incluso bajo anestesia general; de ahí la importancia del adecuado diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad.1
Tratamiento
El fin último de cualquiera de las opciones para el tratamiento es proporcionar al gato una boca sana libre de dolores.4
El enfoque tradicional del tratamiento consiste en aplicar fluoruro en lesiones de fase 1, restauración en las de fase 2, y extracción en fase 3 y siguientes. A pesar de ser recomendado comúnmente, el tratamiento con fluoruro nunca ha demostrado prevenir o ralentizar la lesión reabsortiva en gatos.4
La restauración, actualmente, tampoco se lleva a cabo de forma habitual por su poca tasa de éxito a largo plazo. La razón del fracaso de este tratamiento está en la naturaleza delicada de los dientes felinos, mala preparación de la cavidad, clasificación inadecuada de la lesión, y sobre todo, que el tratamiento de lesiones en el tercio cervical de la raíz y el tercio gingival de la corona son técnicamente difíciles de acometer.4
La naturaleza progresiva de las FORLs, combinada con el desconocimiento de la etiología, resuelve que el tratamiento más aceptable por el momento es la extracción del diente afectado. La extracción de un diente afectado puede ser difícil porque se vuelven quebradizos y se rompen fácilmente, además de que la extracción de la raíz es más complicada una vez que la corona del diente se ha fracturado.4
En resumen, podemos concluir que:4
- Un tercio aproximado de los gatos domésticos pueden desarrollar FORL a lo largo de su vida, incrementándose el riesgo con la edad.
- La etiología continúa siendo desconocida.
- La extracción de los dientes afectados es el tratamiento actual.