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¿Se puede educar a un gato?

A los veterinarios que nos dedicamos a la medicina del comportamiento a menudo nos preguntan si a los gatos se les puede educar, si se les puede enseñar cosas, y la respuesta es un rotundo sí.

Introducción

Los gatos tienen mecanismos de aprendizaje muy parecidos a los perros: se habitúan y se sensibilizan a los estímulos que los rodean, asocian eventos que pasan en el entorno y también entienden las consecuencias de su comportamiento. Pueden hacer mapas mentales de los espacios y llegar a deducir cómo solucionar determinadas situaciones.

 

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Qué hay que tener en cuenta para educar a un gato

 

En mi opinión hay que analizar tres aspectos

 

 El entorno sensorial del gato

 

El primer aspecto que debemos tener en cuenta para entender cómo enseñar a un gato es el entorno sensorial en el que viven. A menudo tenemos dificultades en entender cómo los demás animales perciben el entorno, y en el caso de los gatos, el olfato y el oído son fuentes de información esenciales, que siempre debemos tener en cuenta. Para conocerlo os recomendamos la lectura del libro “En la mente del gato” de John Bradshaw. 

 

Lo que motiva a un gato

 

El segundo aspecto, pero no menos importante que el primero, es entender cuáles son sus motivaciones, lo que les gusta, lo que no, qué actividades les atraen más y lo que para ellos no tiene ningún sentido. Para entender sus motivaciones es importante entender su origen y su adaptación al entorno. Son animales depredadores y con mayor actividad al atardecer y durante la noche, suelen comer pequeñas cantidades de comida a lo largo del día. Son neofóbicos alimentarios, lo que significa que suelen tener dificultades para aceptar alimentos a los que no están habituados.

 

Teniendo todos estos factores en cuenta, si queremos enseñar a un gato podemos por ejemplo pensar en usar como recompensa durante el aprendizaje pequeños trozos de comida suculenta, no realizar muchas repeticiones seguidas y practicar a última hora de la tarde.

 

Igualmente, cada individuo tiene sus preferencias, y mientras que algunos se motivan por la comida, otros lo pueden estar más por el juego y las variaciones en sus juguetes, otros con las caricias, etc. Por ello, encontrar lo que motiva a ese gato en concreto es la clave para el éxito.

 

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Cambios motivadores en su entorno

 

El tercer aspecto a tener en cuenta es cómo modificar el entorno para facilitar que nuestro gato haga de forma espontánea aquello que queremos enseñarle. Por ejemplo, si queremos fomentar que nuestro gato nos dé la pata, podemos ponernos un trocito de comida entre nuestros dedos y acercárselo; seguramente. primero acercará la cara para olerlo, y en poco tiempo intentará conseguirlo con la pata, y si justo en ese momento se lo ofrecemos estaremos indicándole que si toca con su pata nuestra mano obtendrá la comida, y, por tanto, tenderá a repetirlo. Si vamos repitiendo esta acción, llegará un momento que le pondremos los dedos y nos dará con la patita, acto seguido le damos un trozo de comida con la otra mano y ya lo tenemos. Es importante no ser demasiado insistentes e ir trabajando estos trucos durante muy poco rato y en días sucesivos.

 

Pero no solo podemos enseñarle trucos, también podemos enseñarles a tolerar una revisión veterinaria y que sea mucho más fácil para ellos ir a la visita veterinaria. En este caso colocaríamos alguna señal que le indique al gato cuando vamos a hacer este ejercicio, por ejemplo, una toalla, que únicamente sirva para esto y que posteriormente podremos llevar a la clínica. Podemos guiar al gato a la toalla con algún juguete, una vez allí manipularlo ligeramente simulando una revisión y después jugar con él un poquito o darle algún premio (según lo que más motive a cada gato), y así progresivamente acostumbrarlo a mirarle las orejas, los dientes, etc.

 

Para más información visitar el artículo “Directrices de la AAFP y la ISFM sobre las necesidades medioambientales felinas”

 

 Conclusiones

 

Pese a generalidades comunes a todos los gatos (son depredadores con mayor actividad al atardecer y durante la noche, que van comiendo pequeñas cantidades repartidas a lo largo del día y son neofóbicos alimentarios), cada animal es diferente y tendrá sus particularidades, sus preferencias, que si conocemos nos van a ayudar a educarle mediante recompensas alimenticias, en el juego o con nuestras caricias.

 

Si el aprendizaje lo hacemos de una forma positiva, motivadora y respetuosa podemos llegar a enseñarle lo que queramos.

 

RR Urinary Feline parte 1 y 2

Preguntas

 

¿Se pueden pasear los gatos? ¿Es positivo?

 

Para los gatos la exploración del entorno es una necesidad de comportamiento, es decir, es fundamental para su bienestar. Explorar no es exactamente lo mismo que pasear; explorar implica interaccionar con el entorno olfateando, subiendo a diferentes estructuras, marcando el territorio con las uñas, feromonas y/o incluso orina, entre muchas otras conductas que los gatos realizan en su territorio. Cuanto más amplio es el territorio más oportunidades tienen para realizar estas conductas. Por lo tanto, pasear o sacar a los gatos más allá de la vivienda podría tener consecuencias muy positivas para ellos; sin embargo, no se recomienda en muchos de los casos debido a los peligros que se pueden encontrar y a lo poco habituados a salir que suelen estar. Si el cliente se plantea habituar a su gato/a a salir al exterior, tenga la edad que tenga, le deberíamos recomendar que consulte con un/a veterinario/a especializado/a en comportamiento que pueda valorar, por un lado, como fomentar y optimizar la exploración y el uso del territorio en el interior de la vivienda;  y, por otro lado, que cree un programa de habituación específico para el gato/a valorando su temperamento y las características concretas del espacio.

Bibliografía: 

 

1.  Bradshaw, J. (2019). En la mente de un gato. RBA Bolsillo.
2.  Turner, D.C., Bateson, P. & Bateson, P.P.G. (Eds.). (2000). The Domestic Cat. The biology of its behavior. Turner and Bateson.
3.  Mellor, D.J. (2016). Updating Animal Welfare Thinking: Moving beyond the “Five Freedoms” towards “A Life Worth Living”. Animals, 6(3), 21