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    Displasia de cadera en perros: nutrientes en la reducción del dolor

    La displasia de cadera en perros consiste en un desarrollo anómalo de la cabeza del fémur y/o del acetábulo. Es un problema congénito  asociado a determinadas razas  sobre el que intervienen muchos otros factores como la obesidad, la actividad excesiva, un crecimiento demasiado rápido o la hipovitaminosis C.

    La displasia de cadera en perros: preludio de la osteoartritis

    La displasia de cadera en perros provoca cojera y dolor al movilizar la articulación coxofemoral. En el caso de los cachorros predomina el dolor, mientras que en los perros adultos la displasia da lugar a cambios degenerativos en la articulación, provocando una osteoartritis. El dolor depende de cuan grave sea el cuadro, pero también influye el sobrepeso y  su actividad física.

    La osteoartritis puede limitar mucho la vida cotidiana del perro, debido al dolor, cojera, rigidez e inflamación que puede provocar. El envejecimiento juegan en contra de la osteoartritis.

    Tratamiento sobre la displasia de cadera en perros y la osteoartritis:

    Tradicionalmente el tratamiento necesita un enfoque multimodal, siendo necesarios cambios ambientales como perder peso y evitar el ejercicio físico junto con analgesia. El control de la alimentación en estos animales puede ayudar a mejorar la movilidad del animal y a reducir el dolor.

    Nutrientes para la reducción del dolor:

    El tratamiento del dolor no sólo consiste en conseguir un alivio a corto plazo en el momento agudo. Deberemos iniciar acciones a largo plazo, para intentar estabilizar o retrasar las lesiones cartilaginosas generadas por la rápida mineralización del cartílago, del hueso y de la membrana sinovial.

    Existen nutrientes que pueden ayudar a modificar las estructuras de la articulación y modular vías bioquímicas que provocan inflamación. Con esto conseguiremos enlentecer la progresión de la enfermedad. Puedes en los videos de la web de Vets Affinity. 

    Principales nutrientes implicados en la protección del cartílago:

    Ácido hialurónico: es un glicosaminoglicano no sulfatado. Forma parte del líquido sinovial y del cartílago. Es el responsable de la elasticidad, viscosidad y lubricación que aporta el líquido sinovial.

    Cuando existe patología articular disminuye la concentración de ácido hialurónico con lo que se pierden las propiedades viscoelásticas del líquido sinovial y el cartílago se ve afectado.

    Ya es de sobras conocido que el ácido hialurónico intraarticular reduce el dolor y mejora la funcionalidad del paciente. Lo que ocurre es que el ácido hialurónico estimula a los sinoviocitos para sintetizar más cantidad de ácido hialurónico endógeno, aumentando por tanto la síntesis de colágeno.

    Respecto a la administración oral, el ácido hialurónico de alto peso molecular tiene una alta biodisponibilidad. Se absorbe en el intestino delgado. Tiene gran tropismo por el tejido conjuntivo de piel y articulaciones (Balogh 2008).

    Vitamina K: vitamina liposoluble que puede estimular o inhibir la calcificación que se produce a nivel de vasos, cartílagos y huesos.

    Tiene una gran afinidad por el calcio. Existen proteínas en la matriz extracelular del cartílago, como la osteocalcina y la proteína GLA de la matriz, que son dependiente de la vitamina K. La mineralización del hueso está controlada por la osteocalcina mientras que la proteína GLA de la matriz inhibe dicha mineralización. El papel de la vitamina K es equilibrar la mineralización mediante la inhibición o estimulación de estas vías.

    En estudios sobre humanos se ha encontrado asociación estadística entre los niveles bajos de vitamina K y una menor densidad mineral ósea, con el consiguiente riesgo aumentado de fracturas (Feskanich 1999; Tsugawa 2008; van Summeren 2008).

    También sobre humanos se ha demostrado que la suplementación diaria de vitamina K aumenta la densidad mineral ósea en mujeres postmenopáusicas (Iwamoto 2001).

    Condroitín sulfato y glucosamina: la glucosamina es una de las subunidades que componen los glucosaminoglicanos, parte fundamental de la sustancia cartilaginosa. Dentro del grupo de los glucosaminoglicanos el condroitín sulfato es el que predomina en el colágeno articular. El condroitín sulfato también forma parte de los huesos, discos vertebrales o tendones.

    Existen estudios clínicos que demuestran que la suplementación oral de glucosamina y condroitín sulfato en perros con osteoartritis mejoran el dolor y la gravedad de la enfermedad a partir del día 70 (Mc Carthy 2007).

    La protección que ofrece la combinación de condroitín sulfato y glucosamina ha sido demostrada en estudios in vitro, ya que inhiben la acción de varios enzimas encargados de la degradación cartilaginosa además de aumentar la producción endógena de ácido hialurónico.

    Ácidos grasos omega 3: Altas dosis de ácidos grasos omega-3 pueden disminuir la concentración sérica y el índice de actividad de enzimas destructoras de proteoglicanos y de citoquinas pro-inflamatorias, con el beneficio que eso conlleva sobre un cartílago en sufrimiento.

    Antioxidantes: la destrucción del cartílago genera mediadores de la inflamación (metaloproteinasas), estrés mecánico y moléculas oxidantes (ROS). Las ROS más importantes son el óxido nítrico, peroxinítrico y los aniones superóxido. Su acción degrada más aún el cartílago.

    Volviendo a los perros con osteoartritis un estudio de Affinity Petcare mostró una baja actividad de calcificación a nivel del cartílago en perros con niveles altos de vitamina K.

    La restricción energética como ayuda al cartílago enfermo:

    Las enfermedades de tipo traumáticas o degenerativas (fracturas humerales, osteoartritis, rotura del ligamento cruzado anterior) son más prevalentes en perros con sobrepeso (Edney 1986, Brown 1996, Smith 2001, Lund 2006).

    El exceso de peso agrava el estrés mecánico que soporta la articulación, dando lugar al inicio de la osteoartritis. Pero aparte de este efecto puramente mecánico, el exceso de grasa corporal debido al estímulo pro-inflamatorio que crea, influye sobre el metabolismo cartilaginoso y óseo, estimulando los procesos que participan en el desarrollo de la osteoartritis. (Blum 1992, Larson 2003). En el año 2007 Rocksin et al pusieron de manifiesto la importancia de las dietas en la reducción de peso en perros con osteoartritis y cojera.

    En resumen, todos estos nutrientes ayudan a calmar el dolor del perro y mejorar radicalmente su nivel de actividad en el día a día y existen múltiples modos de administrar además de la alimentación completa como los suplementos Articular Forte.