Casos clínicos en dermatología (Dr. Ramón Almela). Actualizaciones en el diagnóstico dermatológico. XXVII Congreso de Especialidades Veterinaria AVEPA GTA 2018
Caso 1
Gato común europeo castrado de 9 años con antecedentes de diabetes que es traído a la consulta por la inflamación progresiva no prurítica ni dolorosa de 10 días de evolución en la almohadilla metatarsal izquierda. Se realiza un hemograma y una citología de la zona donde se observa una gran cantidad de células fusiformes, algunas con indicios de malignidad. Por el tamaño y la localización del tejido se realiza una biopsia excisional donde se observan células fusiformes inmersas en una matriz eosinofílica que corresponde con material osteoide. Se orienta como un osteosarcoma esquelético y se realizan estudios complementarios definitivo (examen histopatológico, inmunoquímica y técnicas de imagen avanzadas) para establecer el diagnóstico (determinar grado y si es tumor primario), planificar cirugía y descartar metástasis. Las zonas de aparición están asociadas a zonas de vacunación o inyección y se debe considerar como una opción en el diagnóstico diferencial de la inflamación de almohadillas metatarsales.
El tratamiento de elección del osteosarcoma esquelético es la amputación que en este caso se realizó 16 meses después del diagnóstico, con la aparición de cojera. El osteosarcoma en los gatos tiene mejor pronóstico que en humana y en el perro y el tiempo medio de supervivencia es de 12 meses, el cual se duplica con la escisión del osteosarcoma.
Caso 2
Perro mestizo castrado de 12 años que presenta 5 meses de dermatitis eritematosa, ulcerativa y costrosa en abdomen, dorso y cabeza sin presencia de sintomatología sistémica. En el análisis sanguíneo aparece una leve anemias así como hipoalbuminemia, el resultado de la citología cutánea muestra inflamación pleocelular y una infección bacteriana por cocos. Se mantiene tratamiento que había iniciado previamente con cefalexima y se añade tratamiento tópico con clorhexidina y miconazol hasta realizar la biopsia.
El examen histopatológico muestra paraqueratosis difusa y severa, dermatitis crónica (linfocítica), apoptosis y foliculitis mural linfocítica moderada. Se realiza una ecografía donde se observa un patrón de panel de abeja y una neoplasia hepática. Los diagnósticos más probables en este punto planteados eran el síndrome hepatocutáneo y el eritema multiforme. Se añade al tratamiento una dieta específica suplementada. En la biopsia de control a los 5 meses se observó una dermatitis de interfase (citotóxica) linfocítica y una apoptosis más evidente por lo que se diagnostica un eritema multiforme. En el perro es de origen idiopático o medicamentoso. En el diagnóstico del eritema multiforme nos basamos en el criterio clínico, basado en la extensión de las lesiones, y la histopatología nos ayuda a confirmar el diagnóstico y a descartarla de otras patologías (Stevens-Johnsons, necrolisis epidérmica tóxica)
Caso 3
Gato común europeo de 13 años que desarrolla progresivamente un cuadro de dermatitis de curso indolente con la aparición de alopecia, costras, descamación y prurito generalizado. Convive con otros dos gatos y tiene acceso al exterior. En la citología se observan hifas tipo arthroconidia por lo que se decide realizar un cultivo, serología de retrovirus y un analítica general. Se revisa la histopatología previa.
Se diagnostica dermatofitosis (Trichophyton spp.) con herpesvirosis facial. No hay una técnica que nos dé el diagnóstico definitivo de la dermatofitosis: la PCR en contraste con el cultivo es fiable y la histopatología nos puede ayudar a confirmar el diagnóstico o a descartar otras patologías. Hay que tratar el entorno y los otros animales que conviven en casa. En este caso se realiza tratamiento tópico antiparasitario junto con tratamiento sistémico para el herpesvirus con famciclovir (40-90mg/kg, 2-3 veces al día) dado que la propietaria presenta riesgo de contagio (puesto que recibe tratamiento de quimioterapia). Se debe de monitorizar el caso mediante la realización de 2-3 cultivos cutáneos cada 1-2 semanas, cuyo resultado debe de ser negativo en todos los cultivos para considerar al gato libre de enfermedad aunque cesen las manifestaciones clínicas.
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